(AM): En el libro “Cultura política Autoritaria Dominicana”, coautoría con Jacqueline Álvarez, tu compañera antropóloga y profesora de la UASD, se estudia la tradición autoritaria dominicana, hemos vivido más permeados por el autoritarismo que por la democracia, conforme al texto el autoritarismo no se reduce al orden despótico estatal, al ejercicio de la violencia desde el poder, sostienen ustedes que hay que ir más allá y situarlo en el “contexto de la cotidianidad”. (P.25): ¿Ese contexto de la cotidianidad entra en el plano de la democracia?
(OO): El concepto político de autoritarismo frecuentemente está referido al ejercicio de la fuerza bruta desde el Estado, es decir, al terror como técnica de dominio político, hablamos de la dictadura, hoy vivimos en un contexto político en el que no predomina el terror estatal; no obstante; nuestra cultura política autoritaria sí tiene múltiples manifestaciones, ejemplifiquemos con la relación de pareja hombre-mujer, la dominación del hombre está signada por el machismo que es el predominio más absoluto y brutal del macho sobre la mujer, esta realidad sociopolítica está provocando una alarmante violencia física del hombre sobre la mujer, expresado en palizas y en numerosos feminicidios que han convertido al fenómeno en una epidemia social y en un preocupante problema de salud pública. En la cotidianidad del pueblo dominicano el autoritarismo tiene muchas otras manifestaciones: la corrupción estatal, el crimen político, la ciega imposición de la violencia policial y de los sacerdotes y pastores.
Estudios etnógrafos recientes revelan que en el sistema de educación y/o socialización del dominicano subyace el autoritarismo.
(AM): En mi libro ‘La dominicanidad transida’/2017 recojo parte de esa tradición autoritaria en la sociedad dominicana y como sigue permeando en la actualidad la cultura política dominicana. Esta concepción de lo transido se manifiesta en ese texto ‘Cultura política Autoritaria Dominicana’: “La cultura política de un pueblo expresa sus preferencias en lo relativo a las formas de participación política y de organización estatal, en cuanto a esto último, la cultura política se refiere a las formas de dominio político estatal. La historia política dominicana revela un claro predominio de la dictadura sobre la democracia, Santana, Báez, Lilís, Cáceres, dictadura militar durante la ocupación del 1916-1924, Trujillo y Balaguer constituyeron personificaciones de esa realidad histórica social”. (P.27). La dominicanidad transida implica abatimiento, cansancio de ver tantos proyectos fracasados y llenos de traiciones, sin que esto nos deje atrapar por el pesimismo o el optimismo: ¿Lo transido marca nuestra historia?
(OO): La historia política dominicana, desde principios de S. XIX, registra una aguda confrontación entre liberales/republicanos y conservadores anexionistas, entre liberalismo y autoritarismo, los conservadores anexionistas y autoritarios han logrado dominar la contienda. En la historia de nuestro pensamiento sociopolítico muchos de nuestros liberales, Américo Lugo, ejemplo clásico, han postulado la necesidad de gobernar al pueblo dominicano mediante el ‘Despotismo Ilustrado’; lo cual significa que hay una mayor aceptación del pesimismo que como teoría postula su tesis básica: que el pueblo dominicano carece de aptitud política/civil para vivir en democracia, lo que, a su vez, le ha impedido constituir el Estado y la Nación. Cassá, como lo hemos señalado antes, llama a este fracaso histórico del liberalismo la ‘épica trágica’.
Para una mejor compresión de nuestro enfoque socio histórico sobre el pesimismo tenemos que anotar que en nuestra producción intelectual queda claro que cuando hablamos de pesimismo el significado/contenido de este concepto lo referimos a una corriente del pensamiento sociopolítico dominicano (José R. López. A. Lugo. F. García Godoy) entre muchos otros que postulan la inferioridad política, intelectual, étnica/racial y moral del pueblo dominicano.
(AM): En el libro “La Filosofía Política de Andrés Avelino. Filosofía y Dictadura” (2015), tú haces un recorrido sobre algunos precursores de la filosofía dominicana, en el que se destaca Antonio Sánchez Valverde, precursor de la ilustración y con dominio del filosofar de la tradición racionalista (Descartes) y empirista (Bacon); Valverde no deja una obra estrictamente filosófica, más bien algunos escritos de corte filosóficos, no obstante; no deja de ser un innovador en cuanto que cuestiona el ámbito del saber escolástico. En el texto, también; se retoma al filósofo Juan F. Sánchez, otro de nuestros filósofos innovadores que “luchaban contra el estancamiento de la cultura y por la adaptación del espíritu de modernidad que desde un siglo atrás había triunfado en la mayoría de los círculos europeos”. (P.49).
(AM): ¿La valoración intelectual de Antonio Sánchez Valverde, en el ámbito social e histórico dominicano?
(OO): En la historia intelectual dominicana Sánchez Valverde ocupa un lugar privilegiado, es pionero de las ideas filosóficas, sociológicas, económicas, históricas y políticas; lo que lo hace una figura intelectual altamente atractiva. Fernando Pérez Memén lo valora como ‘el intelectual dominicano más prominente del siglo XVIII’, este pensador trascendió las fronteras dominicanas ya que también fue precursor del pensamiento moderno en Venezuela: “Las ideas cartesianas, las de Galileo, Copérnico, Newton, Bacon, y Condillac fueron introducidas en Venezuela por el intelectual dominicano más prominente del siglo XVIII, Antonio Sánchez Valverde” (Ver: Fernando Pérez Memén (1987), Un dominicano precursor del pensamiento moderno en Venezuela. En: Estudios de Historia de las Ideas en Santo Domingo y en América. Academia de Ciencias de la República Dominicana).
La Hispaniola fue tempranamente estudiada, en 1785 Sánchez Valverde continuando esta línea publica en Madrid su obra “La Idea del Valor”: “Este libro es el documento más completo, escrito por un testigo ocular, sobre el estado general de Santo Domingo (…) tiene dos partes. La primera sería un recuento de las riquezas naturales de la isla, y la segunda una reflexión sobre las causas de sui atraso, perspectivas para su mejoramiento”. (Ver: Antonio Lluberes (1977), Tabaco y catalanes en Santo Domingo durante el siglo XVIII. EME-EME. No.28. P.21).
En la obra quedó plasmado la sustancia de su pensamiento político, el que, como siempre ocurre recibe diversas interpretaciones: ‘el sabio dominicano Antonio Sánchez Valverde, enaltecedor bizarro de su isla madre, fundador de su nacionalismo y uno de los más claros precursores de la independencia hispanoamericana, sin disputa la más elevada cumbre de la intelectualidad dominicana durante el período hispánico’. (Ver: Vetilio Alfau Duran (1970), Don Américo Lugo y el Ateneo Dominicano. ¡AHORA! No.340) / “sus posiciones políticas eran de carácter reformista, abocadas a lograr un reacomodo de los sectores criollos con el régimen colonial (…) Sánchez Valverde apostó al esplendor prometido por los campos sembrados de caña y el trabajo esclavo”. (Ver: Pedro L. San Miguel (1997), Historia, narración y ficción. En: La isla imaginada, identidad y utopía en La Española. P.31-32.)
Para Roberto Cassá; Sánchez Valverde fue un ideólogo que tomó para sí “la defensa del interés particular de los dominicanos de clase superior” / “asumió como nadie sus intereses”, un “exponente de un movimiento de la conciencia criolla”, un pensador de “contextura mental inequívocamente dominicana”, propuso medidas reformistas: liberalismo económico y una “revolución esclavista”, con las que se proponía “perpetuar intactos los esenciales del orden colonial”. Cassá deja claro que en Sánchez Valverde: “No hay atisbos (…) de acercamiento a las propuestas democráticas que, ya en su época, comenzaban a formularse en Europa y América” y que: “En su razonamiento, la toma de conciencia criolla está atravesada por una confirmación hispanista, medio de diferenciación con los vecinos franceses y con la mayoría de esclavos y negros y mulatos pobres”. (Ver: Roberto Cassá (2000), Antonio Sánchez Valverde).
Para mí, lo más importante de su producción intelectual está en su propuesta para el desarrollo material de ‘La Española’, propone restablecer el modelo esclavista de la gran explotación agrícola para la exportación, con esta propuesta Sánchez Valverde deviene en ideólogo político de la oligarquía esclavista criolla; su pensamiento sociopolítico es abiertamente hispanista y reaccionario.
(AM): ¿La valoración filosófica de Juan Francisco Sánchez y Sánchez, en el pensamiento dominicano?
Juan Francisco Sánchez y Sánchez (militar, político y filosofo) es otro de los filósofos dominicanos innovadores que “luchaban contra el estancamiento de la cultura y por la adaptación del espíritu de modernidad que desde un siglo atrás había triunfado en la mayoría de los círculos europeos”, su vasto dominio de la filosofía quedó expresado en su producción intelectual: Ideas y Complementarios/1936. Estructura y esencia de la historia/1943. Libertad o determinismo/1946. La métrica en Rubén Darío/1946. De la métrica en Rubén Darío/1946. En torno al problema de las categorías/1946. A propósito del existencialismo/1947. En el centenario de Annie Besant/1947. Las enseñanzas de Krishnamurti/1948. Historia sintética de la masonería dominicana/1948. Un poema de Jami: Los amores de Jusuf y Zuleyka/1948. William James/1948. Bach, el hombre, el genio, la obra/1950. Un mundo en crisis/1950. La “Verdad” en el Arte/1951. De Rerum Natura”, el poema filosófico de Lucrecio/1953. Vida, Razón e Historia en Ortega y Gasset/1955. Filosofía Española del Siglo XVI/1955. El pensamiento filosófico en Santo Domingo: La Lógica de Andrés López de Medro/1956. El pensamiento filosófico en Santo Domingo, siglo XVIII: Antonio Sánchez Valverde. La vigencia de Santo Tomás/1956. Respuesta del Lic. Juan Francisco Sánchez y Sánchez. La Encuesta: “La influencia de Hostos en la cultura dominicana” / 1956. Sí y no a Sartre/1958. Martí/(s/f).
Militar que alcanzó el grado de general y político de sinuosa trayectoria, fue anti baecista, lilisista, en 1902 formó parte del gabinete gubernamental de Horacio Vásquez, estuvo a la cabeza de las dos convenciones dominico americana (2005, y, 2007), en 1916-24 fue colaborador de los invasores yanquis, políticamente terminó convertido en un oportunista cuyo accionar sólo atendía a sus intereses y en un hombre sin patriotismo.