Orlando Objío es sociólogo, filósofo e investigador y abogado. Tiene maestría en Historia Social Dominicana. Catedrático/UASD en las escuelas de Sociología. Filosofía e Historia y Antropología. Libros publicados: Cultura Política Autoritaria Dominicana / Jacqueline Álvarez (Coautora)/2007. Meollos Dominicanos/2009. La Filosofía Política de Andrés Avelino: Filosofía y Dictadura/2015. Bonó: El Campesino Ilustrado/2017. Trujillo y Peña Batlle: El Tirano y El Sabio/2019 (2 Tomos). Américo Lugo: Semblanzas y Pensamiento Sociopolítico/2021.
Andrés Merejo (AM): En el 1991, en el marco académico del curso monográfico Karl Marx, de la Escuela de Filosofía de la UASD, tú coordinaste un ciclo de debates políticos filosóficos sobre la crisis del marxismo y el fin de la historia, tesis de Francis Fukuyama, participé con la ponencia “Modernidad y Ocaso del siglo”, sostuve que asistíamos no al fin de la historia, sino a un ocaso del siglo que se caracterizaba por el derrumbe de modelos e ideologías modernas, asistíamos al fin de la historia hegeliana-marxista como pretensión de ser el discurso de la historia. En esta segunda década del siglo XXI: ¿Como valoras el enfoque filosófico marxista de la historia?
Orlando Objío (OO): La filosofía de la historia marxista tiene dos componentes, el primero se refiere al hecho de que el marxismo interpreta la historia como un proceso que va del comunismo primitivo para culminar, o sea, cerrarse en el comunismo científico o dictadura del proletariado. Este proceso de la historia fue asumido como el proyecto político de los partidos marxistas, este apartado de la filosofía marxista de la historia ha perdido vigencia, hoy nadie la sostiene. El segundo elemento de la filosofía marxista de la historia se refiere al materialismo histórico como metodología para el estudio de las sociedades, hoy, a este nivel metodológico, el marxismo mantiene preponderancia teórica, es innegable que el pensamiento científico social moderno interpreta los acontecimientos humanos desde una perspectiva materialista.
(AM): En ese entonces, 1991, la pasión por las investigaciones marxistas estaba en proceso de agotamiento, la caída del muro de Berlín y del socialismo real dejaron anonadados a todos los que asumieron el marxismo como una religión y no como un discurso científico. Recuerdo que luego de que estudiaste en Costa rica, tu enfoque empezó a cuestionar toda esa tradición marxista ortodoxa: ¿Como enfocas la filosofía en estos tiempos cibernéticos/virtuales y multipolares?(OO): Recuerda que los marxistas asumíamos a la filosofía como ‘Arma de la Revolución’, este planteamiento no fue ingenuo ni casual, tiene que ver con el dato histórico de la filosofía moderna occidental fue capaz de visualizar los cambios sociales que pondrían fin al feudalismo y al predominio del pensamiento teológico que servía de estructura para el dominio político de las clases feudales, entre ellas la Iglesia Católica. Hoy, sostengo que, en relación al poder, las ideas filosóficas no son imparciales, que tienen carácter de clase y, consecuentemente, favorecen o cuestionan un determinado orden sociopolítico.
Como investigador asumo la metodología marxista/Materialismo Histórico, asumo el análisis marxista del capitalismo como un modo de producción que tiene su lógica/estructura interna propia: “La riqueza de las sociedades en que impera el régimen capitalista de producción se nos aparece como un inmenso arsenal de mercancías”. Ahora bien; después del derrumbe de los socialismos, racionalmente resulta cuesta arriba asumir el proyecto político marxista de la dictadura del proletariado, pregonado como la emancipación de la humanidad respecto de la explotación del hombre por el hombre.
(AM): A partir de ahora el punto central de este diálogo será tu obra: “Trujillo & Peña Batlle: El tirano y el sabio” (tomo I), quizás el estudio más completo sobre el pensamiento de Peña Batlle, veamos primero el plano epistemológico, tú tienes una concepción de la ciencia según la cual no se puede dejar de lado “la crítica histórica, ya que esta tiene que propiciar el desarrollo del Estado democrático como base sociopolítica indispensable para la libertad de pensamiento, estructura sin la cual el intelectual no puede ejercitar su razón de ser: la libre explicación científica, la cual siempre es anulada por el totalitarismo”. (P.37): ¿Qué relación hay entre democracia y pensamiento crítico?
(OO): Entre pensamiento crítico y democracia existe una relación directa, la libertad y la libre emisión del pensamiento son conquistas del liberalismo moderno, la censura clerical de la edad media constituyó el resorte político que coartó el desarrollo de la ciencia, recordemos a Galileo. La modernidad impone la libertad de imaginar hipótesis; también, impone la ‘Duda Metódica’, ambas, liberta y duda, exigen la democracia. Si analizamos esto desde el punto de vista de la creatividad artística: ¿Qué sería de esta creatividad sin libertad? La más completa sumisión al poder y a la religión. La crítica que hacemos al pensamiento sociopolítico de Peña Batlle la justificamos en el hecho de que algunos pretenden venderlo como el modelo de la dominicanidad y como el modelo de intelectual que la juventud debe imitar, esta es una trampa de sectores conservadores y francamente reaccionarios, ya que, si Peña Batlle de algo es modelo, lo es de aberraciones como la hispanofilia, el racismo y la claudicación servil ante el autoritarismo de una dictadura criminal y corrupta. Peña Batlle fue un lacayo de uno de los diez más grandes criminales de la historia de la humanidad.
(AM): Además, dices que en las ciencias sociales y filosóficas no hay objetividad ni imparcialidad absoluta, lo cual implica al sujeto en determinado tipo de estrategia de poder. De ahí que digas: “Imparcialidad y objetividad absolutas son pequeñas trampas con las que el investigador social presenta sus resultados y pretende decirnos que su ciencia es pura, sin prejuicios políticos, que su hacer científico está libre de valores”. (ídem): ¿Qué implicación/influencia tienen las ideas e intereses del sujeto en todo el proceso de la investigación que pretende realizar?
(OO): El sujeto investigador/el ser humano es una compleja e indisoluble unidad bio/sico/social, sólo la muerte logra la separación de estas tres dimensiones del hombre, ese sujeto no puede existir fuera de un determinado contexto sico-social y cultural que le transmite ideas/valores/prejuicios morales, religiosos, culinarios, políticos que mientras exista jamás le abandonarán.
(AM): En lo histórico nacional, en el proceso histórico que tiene como resultado la primera República (1844), según Peña Batlle, nacen dos tendencias políticas: los trinitarios y los afrancesados (ibíd.,p.108), los primeros, encabezados por Juan Pablo Duarte, luchaban por la independencia nacional, la otra tendencia política, los anexionistas afrancesados, con Pedro Santa a la cabeza, proponían la anexión o el protectorado a Francia: ¿Podría afirmarse que a raíz de todas las traiciones y engaño que recibió Duarte murió siendo pesimista?
(OO): En la biografía de Duarte encontramos dos circunstancias que muy pudieron provocarle cierto pesimismo, el primero fue la terrible persecución política a que fue sometido por el bando anexionista que lo llevo a prisión, al destierro y casi lo fusila. El otro acontecimiento fue el hecho de que Duarte regresó al país para integrarse a la Guerra de la Restauración, esto es, para luchar contra la anexión de la patria a España y sucedió que el gobierno revolucionario prácticamente lo despreció personal y políticamente.
(AM): Tu investigación revela que Peña Batlle llegó a la conclusión de que la tendencia liberal y nacionalista de los Trinitarios no cuajo en el seno del pueblo dominicano, al respecto te cito: “Peña Batlle llega forzosamente a la conclusión de que el triunfo del 27 de febrero, el triunfo de los trinitarios, fue el triunfo de las ideas reaccionarias“/“fue un triunfo indiscutible del partido anexionista, un triunfo de la ideas reaccionarias, de las tendencias que desde la reforma contrarrestaban y perseguían los trabajos de la Trinitaria y la Filantrópica”. (ibíd., p.110-1) / “Para Peña Batlle el nacionalismo duartista fue un proyecto político ajeno a las masas, se produjo un desencuentro entre una ideología política muy avanzada que fue asumido por una minoría y un pueblo muy atrasado que la hace fracasar “. (loc. cit.,112). A tu juicio: ¿Cuáles factores históricos explican este hecho?
(OO): Opino que la explicación hay que encontrarla en el proceso de formación del pueblo dominicano, en el plano de ‘las condiciones materiales de existencia’ de este proceso predominó la miseria económica y el atraso generalizado, en el plano cultural el analfabetismo más profundo; en ese contexto no podían prosperar las ideas de la Ilustración: nacionalismo, liberalismo político, materialismo filosófico, predominaban el monarquismo/realismo político, el hispanismo, la Iglesia católica con su escolástica e inquisición. En síntesis, las masas dominicanas mayoritariamente rurales, negras, mulatas y analfabetas que vivían en el semi feudalismo del ‘Hato’ estaban muy distantes de las ideas avanzadas y progresistas de la época. Roberto Cassá, importante historiador dominicano, llama a este desencuentro entre las masas y el pensamiento liberal la ‘épica trágica’.
(AM): ¿Tuvo Duarte y el movimiento liberal capacidad para comprender tal circunstancia?
(OO): Creo que no, hay que entender que el proceso de formación del Estado nacional comenzó con la independencia efímera/1821, pero fue eso: un breve momento que duró apenas un par de meses, los haitianos nos invadieron y evaporaron aquel proyecto de Estado, así, por 22 largos años regresamos a ser colonia, esta vez de Haití. Duarte procuraba fundar una República, es decir un nuevo Estado soberano e independiente, pero el pueblo dominicano no había tenido una lucha política como la que tendría lugar contra la ocupación haitiana, en otras palabras, para 1844 aún carecíamos de conciencia nacional, esto explica la mayor influencia de masas de los caudillos anexionistas Santana y Báez.
(AM): En el ámbito de la cultura-lengua-sociedad dominicana Peña Batlle se caracteriza por ser racista, nacionalista hispanófilo y antillanista, textualmente él decía: “Mi concepción del nacionalismo se ensancha mucho más y llega hasta el punto de abarcar en su expresión territorial a la misma Madre España, que ha de ser, con toda seguridad el elemento de reacción que nosotros opondremos a la acción de Estados Unidos”. (P.88): ¿El Antillanismo de Peña Batlle guarda alguna relación con el de Eugenio María de Hostos?
(OO): No, Peña Batlle, en su etapa juvenil, fue influenciado por Américo Lugo, su mentor de juventud, hay que anotar que Lugo fue el intelectual más prominente en la lucha nacionalista y antiimperialista contra la intervención norteamericana del 1916-24 y que en la confrontación contra el imperio postuló que por las raíces hispánicas de la nación dominicana nosotros constituimos una nacionalidad superior a la norteamericana, liberarnos de los yankees y volver a unirnos a España era para Lugo la solución al problema de la vecindad con el terrible imperio anglosajón que nos dominaba bajo la política: “América para los americanos”, Lugo ripostaba: “Hispanoamérica para los hispanoamericanos”, así, reivindicó el hispanismo como una clave ideológica capital de la lucha nacionalista y antiimperialista de los dominicanos. El Antillanismo hispanófilo presente en el pensamiento de Peña Batlle es herencia del pensamiento sociopolítico de Lugo no de Hostos que vino a América para integrarse a la lucha anti colonialista que nos liberaría de España.
(AM): En cuanto a la formación intelectual de Peña Batlle: Tu sostienes que Peña Batlle era un sólido intelectual, él tenía la teoría política como un campo preferencial de estudio, en ese sentido era un conocedor del del “pensamiento político occidental”, dominaba a Maquiavelo; conocía al marxismo. Peña Batlle manifestó su dominio del pensamiento occidental en el ensayo: “Las raíces de una gran revolución”, publicado en 1934, de acuerdo a lo expuesto en “Trujillo & Peña Batlle: El tirano y el sabio”, “Las raíces de una gran revolución” se apoya en una tesis central: “No hay revolución sin ideología”/“las revoluciones sociales no se producen sin una previa transformación de las ideas y de los sentimientos sociales” (ibid.145): ¿Cuándo Peña Batlle entra de lleno a formar parte del régimen de Trujillo abandona estas ideas?
(OO): No, la integración de Peña Batlle al trujillismo se inició en 1932-35, fue un proceso voluntario y consciente, tuvo dos momentos, en el primero/1932-35, de carácter ideológico político, Peña Batlle pronuncia dos discursos y si inscribe en el ‘Partido de Trujillo’ anunciando así su apoyo a la tiranía y asentando las premisas para fundamentar y justificar teóricamente su ingreso a la dictadura trujillista. El segundo momento/1951-54 fue de carácter burocrático-ideológico, se inicia en 1941, cuando publica ‘Aspectos internacionales de la independencia financiera’ y Trujillo, de dedo, lo nombra diputado de San Pedro de Macorís, una ciudad que probablemente no conocía, a partir de aquí será el principal asesor del tirano y estrella intelectual del régimen, este “Apóstol del trujillismo” predicaba que “Trujillo era la revolución”, por tal razón era el “Padre de la Patria Nueva”, así dividió la historia nacional en antes y después de Trujillo.
En 1942, cuando Peña Batlle ya era militante trujillista “Transformaciones del Pensamiento Político”, texto redactado antes de esa fecha, en el que expone los cambios operados en su pensamiento político. Uno de los aportes de nuestra investigación es demostrar que justamente/indubitablemente en la evolución del pensamiento de Peña Batlle esos cambios de ideas le condujeron, por simple gravedad, al trujillismo.
Por último, deseo advertir a la juventud dominicana que en el pensamiento sociopolítico de Peña Batlle hay aberraciones: hispanofilia, racismo, clericalismo y defensa radical del autoritarismo que lo inhabitan para ser el modelo intelectual, desde nuestro punto de vista ético y democrático sólo para uno igual que él podría ser modelo, no obstante; recordemos que: ‘cada cabeza es un mundo’ y ‘el mundo sigue su agitad curso’.