Cada filósofo ha construido su propio mundo filosófico, al que le imprime su propio sello e impronta. A vuelo de pájaro: Heráclito, Platón, Aristóteles, Epicuro. Espinoza, Kant, Nietzsche, Heidegger, Foucault… todos ellos parten de conjunto de reflexiones donde convergen el saber ético, lógico, cognitivo, metafísico, literario, científico, cibernético y social, dándole un espíritu innovador a esas reflexiones, a través de un discurso filosófico que los distingue uno del otro a través del cono de luz que sale en dicho discurso: Platón y su mundo de las ideas, Nietzsche y la voluntad de poderío, Foucault y el poder-gobierno de sí (cibernética) y el cuidado de sí. (Andrés Merejo).
El filósofo Javier Aguirre Santos (Zaragoza, 1959), es profesor de Historia de la Filosofía Antigua e Historia de la Filosofía Medieval en la Facultad de Educación, Filosofía y Antropología de la Universidad del País Vasco. Ha sido el coordinador del grado de Filosofía (2012-2016) y actualmente es miembro de la Junta de Facultad. También ha sido profesor en Enseñanzas Medias y profesor invitado en varias universidades europeas y americanas (Irlanda, República Checa, Francia, Polonia, Ecuador, República Dominicana, etc). Ha publicado numerosos artículos en revistas académicas y los libros Filosofo presokratikoak (2004), La aporía en Aristóteles (2007), Aristotelesen Metafisikari sarrera (2008), Platón y la poesía. Ion (2013) y Dialéctica y filosofía primera. Lectura de la Metafísica de Aristóteles (2017). Ha participado, entre otros, en los volúmenes Filosofía en un mundo global (2008), Filosofiaren Historia (2008), Filosofía de la innovación (2009), Filosofía eta poesía (2012) y Didaskalie Akoretos (2013). Ha coeditado los libros Racionalidad, visión, imagen (2009), Diseñando el futuro. Reflexiones desde la Filosofía (2011) y El humor en Platón. Humor y filosofía a través de los diálogos (2018). Ha cotraducido al euskera diversas obras clásicas de la filosofía griega, entre las que destacan la Metafísica (1997) y la Ética a Nicómaco (2001). En el ámbito de la divulgación ha participado en numerosas publicaciones relacionadas con la cultura popular aragonesa; en este contexto, desde 2017 dirige ROLDE. Revista de Cultura Aragonesa, publicación fundada en 1977.
Andrés Merejo (A.M.): En el texto “La metafísica de Aristóteles: un modelo para el progreso en el conocimiento” (2009), tú reflexionas sobre la Filosofía como un saber crítico, que se instituyó frente al mito, frente a ella misma y frente a ciertos problemas heredado por la tradición. Partiendo de esto, inicias un ejercicio intelectual que recorre el filosofar aristotélico en torno a la pregunta por el arché, el principio material permanente que constituye, unifica y gobierna la realidad en su totalidad. De ahí que Aristóteles considere a Tales de Mileto (siglo VI-V, a.C., aprox.) como el primer filósofo, cuando planteó que tal principio es el agua. En tu lectura sobre Aristóteles, tú afirmas que Tales se vale del arche, la phisis (Naturaleza), el stoicheion (elemento constitutivo) y la ousia (substancia, entidad) como nociones filosóficas. ¿Es Aristóteles quien instaura la reflexión filosófica, quien delimita qué es el saber filosófico? ¿Fue en ese sentido más riguroso que Platón?
Javier Aguirre (J.A.): Efectivamente, es Aristóteles es primer autor que establece de una forma más o menos clara aquello en lo que consiste el discurso filosófico. Lo hace en el capítulo tercero del libro primero de la Metafísica, donde señala a Tales de Mileto como primer filósofo porque su reflexión cumple los criterios de ese nuevo discurso. Esos criterios son la búsqueda del arché como causa y principio constituyente, rector y unificador del universo, el uso de un vocabulario propio desvinculado de la poesía, el criterio de la observación, recolección y clasificación de datos empíricos, el uso de la inducción, etc. Aristóteles, más aún que Platón, establece una clara división entre lo que pertenece al filósofo y lo que pertenece al poeta, y lo hace en el mismo fragmento fundacional en el que describe en qué consiste la actividad del filósofo. Con Aristóteles, más que con Platón, encontramos una clara concepción de lo que es el discurso filosófico.
(A.M.): En mi texto Conversaciones en el Lago. Narraciones filosóficas (2005) se encuentra una reflexión en torno al universo filosófico. Cada filósofo ha construido su propio mundo filosófico, al que le imprime su propio sello e impronta. A vuelo de pájaro: Heráclito, Platón, Aristóteles, Epicuro. Espinoza, Kant, Nietzsche, Heidegger, Foucault… todos ellos parten de conjunto de reflexiones donde convergen el saber ético, lógico, cognitivo, metafísico, literario, científico, cibernético y social, dándole un espíritu innovador a esas reflexiones, a través de un discurso filosófico que los distingue uno del otro a través del cono de luz que sale en dicho discurso: Platón y su mundo de las ideas, Nietzsche y la voluntad de poderío, Foucault y el poder-gobierno de sí (cibernética) y el cuidado de sí, etc. En mi opinión, lo importante en cada filósofo es construir su propio mundo y no repetir esos mundos que forman parte del universo de la filosofía. No digo que esté mal, pero en ocasiones el profesor de filosofía solo repite la historia de esos mundos ¿concibes la filosofía como ciencia, como saber de saber de segundo grado o como un saber crítico, sin más?
(J.A.): Es interesante lo que planteas. Precisamente ahora, una doctoranda mía ha defendido una Tesis doctoral en la que ha tratado en profundidad el discutido “final” de la filosofía, cuestión que remite a su vez a la cuestión de la concepción misma de la filosofía. Debemos señalar con fuerza que la pregunta por la filosofía es una pregunta que la filosofía misma se ha planteado desde sus albores, y que se trata de una pregunta típicamente filosófica. Las respuestas que desde la filosofía se han dado han sido múltiples, variadas y hasta contradictorias. Y para cerciorarse de ello, no hace falta sino aproximarse a los nombres de filósofos que incluyes en tu pregunta.
(A.M.): En esas conversaciones (expresadas a través de sus personajes filosóficos, Daniel y Zeli; ibíd. p. 46-47) sale a relucir que los primeros filósofos pensaron la physis partiendo de que todo lo que ha surgido lo ha hecho según sus propias leyes, y no por agentes externos a la misma, como una deidad. Esos primeros filósofos de Mileto (polis jonia) fueron los que explicaron que el origen de todas las cosas estaba en la misma naturaleza, no en dioses mitológicos (ibíd. p. 46-47). Tales pensó que el agua es de donde todo proviene, que es la sustancia que da origen a todas las cosas; Anaximandro dice que dicho origen proviene del ápeiron, lo indeterminado o indefinido, de donde todo surge y a lo que todo retorna. Anaxímenes pensó que todo se originó por el aire. Otro que vivió en esa región, de una ciudad llamada Éfeso, fue el filósofo Heráclito, quien pensaba en los cambios constantes de la naturaleza. Para él todo fluye, pero no en armonía, sino en permanente lucha de contrarios. ¿Es Sócrates le que introduce una Filosofía antropológica, con el estudio de la parte interior humana y no de la physis? ¿Es para Sócrates el examen de conciencia la consagración de un sujeto moral?
(J.A.): En primer lugar, un gran autor como Cornford tendió a acortar la distancia entre los dos tipos de relatos que normalmente los historiadores de la filosofía contraponen, que son las teogonías cuyo modelo es la Teogonía de Hesíodo y las primeras cosmogonías, como las de Anaximandro, Parménides, etc. Cornford no ve ninguna ruptura entre ambos tipos de discurso, pues a su juicio ambos se estructuran en torno a un mismo esquema formal, del que pueden destacarse tres fases fundamentales: a) En un principio existe una unidad primordial donde se encuentran mezclados los elementos que posteriormente se separarán; b) A partir de la unidad primordial se produce la separación de los pares de elementos opuestos; la separación culmina con la disposición de las grandes masas elementales que, a su vez, diferencian cuatro regiones en el espacio: tierra, aire, agua y fuego; c) De la incesante interacción de los opuestos surgen los ciclos de las estaciones, los fenómenos atmosféricos y el nacimiento y muerte de todos los seres vivos. Así pues, a juicio de Cornford, lejos de suponer una ruptura con la tradición mítica, el pensamiento jonio habría tomado como modelo los relatos de formación del mundo descrito por los poetas. Sin embargo, sin salir de los fragmentos de Hesíodo y Anaximandro, podemos comprobar que hay, a mi juicio, tres diferencias muy considerables: a) en primer lugar, mientras que para Hesíodo Gea, Eros, Erebo o Éter son poderes divinos antropomórficos, para Anaximandro lo caliente, lo frío, lo seco y lo húmedo son cualidades naturales, desimbologizadas y desprovistas de misterio; b) en segundo lugar, mientras que para Hesíodo la ordenación del mundo se instaura mediante decisiones divinas o mediante conflictos entre dioses, para Anaximandro la realidad y sus procesos se rigen por leyes naturales, es decir por leyes inmanentes a la propia physis; c) en tercer lugar, mientras que Hesíodo se interesa principalmente por la descripción de la génesis y formación del mundo, Anaximandro se interesa principalmente por definir el fundamento permanente y estable que subyace a todo cambio, es decir, el arche o principio. Resumiendo, el nuevo lenguaje jonio sí supuso un importante cambio cualitativo con relación a las teogonías de los poetas. En cuanto a lo que comentas sobre si Sócrates fue el introductor de la filosofía preocupada por el ser humano y la sociedad, yo diría que sí, pero siempre y cuando no nos olvidemos del amplio, influyente y muy marginado mundo de la sofística. Sofística y Sócrates van juntos.