(AM): En el volumen 2 sobre El pensamiento filosófico, político y sociológico (Francisco Zapata, Horacio Cerutti y Patricia Funes, 2011), se plantea que en los procesos históricos aparece siempre el conceptualizar y reconceptualizar, por lo que. “Buscarle, encontrarle y/o darle u otorgarle sentido a lo que se hace, padece, soporta o pretende, es lo que ha constituido la labor específica de lo conocido, desde los tiempos de la Grecia clásica, como filosofía”. De lo que se hace, se padece o se soporta, no solo se le puede atribuir y pretender “esa función sólo al mundo greco-latino-germánico-anglosajón. Como si sólo ese entramado cultural tuviera la exclusividad en el interés por averiguar el sentido de los haceres y quehaceres que se desvelan en la cotidianidad. Y es aquí donde conviene prestar mucha atención a las especificidades.” (pp.25-26). ¿Qué epistemología se ha de asumir para la construcción de esa especificidad?

(HCG): Las especificidades con las que nos encontramos en estos momentos tienen mucho de situacional y, por lo tanto, requieren de un gran esfuerzo para poder dar cuenta de la situación, colocarse claramente ante ella y poderla transformar. Este el punto clave para la epistemología: ¿cómo conocer para transformar? Así se ha desarrollado la epistemología en Nuestra América desde que tenemos indicios. Incluso para dar cuenta de la situación y justificarla, como lo vemos en los antecedentes del período colonial y que siguen vivos hasta ahora para darle continuidad a la vida comunitaria y las sanas relaciones con la Madre-Tierra y con todo lo vivo que nos rodea y hace posible nuestro mismo proceso vital. Tanto el modo de pensar y vivir de nuestros pueblos originarios (hasta el día de hoy, en que han sobrevivido) como de nuestra segunda raíz afroamericana nos brindan aprendizaje muy decisivo para estas situaciones.

(AM): El filosofar como esfuerzo totalizante, de acuerdo a usted, puede ser complemento de reflexiones y estímulos de investigaciones parciales, específica en determinados momentos, sintetizando “preocupaciones comunes y enfoques compartidos convergentes, y a la vez puede incitar a renovadas investigaciones y a la construcción de futuros alternativos”. (Ídem). La filosofía por mucho que busque universalizarse no puede abandonar su especificidad de donde partió ¿El comprender el contexto específico en una relación sociedad-lengua-cultura–poder, es de suma importancia en el filosofar?

Horacio Cerutti Guldberg y Andrés Merejo

(HCG): No sólo es de suma importancia, sino que es irrenunciable. Salvo que pretendamos -ficticiamente- evadirnos a una bruma de presuntas verdades irrefutables y donde todo está ya claro. Para peor, pretender que esas ilusiones sean válidas para todo el mundo. El filosofar es un esfuerzo responsable y comprometido a partir de situaciones concretas y se desarrolla en esas situaciones justamente para modificarlas del presente hacia el futuro. Conocer el pasado es indispensable para poder ubicarnos de manera adecuada en el presente y así construir el futuro ansiado procurando no recaer en errores cometidos anteriormente.

(AM): Para que los resultados de todo discurso filosófico que pretenda ser viable ha de entender “que toda reflexión filosófica, aunque surge en una tesitura determinada, en una coyuntura precisa, puede ser universalizable siempre y cuando se tome en cuenta su contexto de emisión y se la adopte y adapte, se la resitúe y hasta se la reconceptualice en el contexto de recepción” (p.30). Lo que incluye una comprensión histórica del tiempo, ante todo del presente, puesto que desde este se ha de partir, puesto que pasado y futuro en el filosofar entran en la dimensión de pensar la realidad desde el presente. Como se puntualiza en el texto “el énfasis estará puesto aquí en la situación presente. Es desde este presente, complejo, de múltiples incertidumbres, pletórico de peligros inadvertidos y hasta inconcebibles, que se avanza a la reconstrucción del pasado del pensamiento filosófico en la región”. (ídem). Sin dejar de lado la relación entre “la memoria y el olvido” en estos tiempos cibernéticos de redes sociales, del ciberespacio, del cibermundo, ¿Cómo focaliza el filosofar latinoamericano?

(HCG): Como hemos insistido, la tecnología nos ayuda siempre y cuando estemos atentos a cómo utilizarla y no nos dejemos utilizar por ella. Que esto último ocurre y debemos prestarle mucha atención constituye algo sumamente peligroso. Porque justamente nosotros podemos convertirnos en el robot y el mismo robot nos manipula y mentaliza (desmetaliza) para lograr vaya a saber qué fines perseguidos o de pronto surgidos sin ninguna pretensión previa. Por su parte, justamente la terrible pandemia del covid 19 que estamos sufriendo a nivel mundial nos está mostrando, también, los invalorables aportes de la tecnología para poder comunicarnos en medio del aislamiento. Claro, no se trata de reemplazar las relaciones directas con las mediaciones virtuales (siempre digo que es preferible el sexo real al virtual…. Jajaaaaaaaa). Pero, poder lograr estas comunicaciones, incluso al instante, resultan un aporte muy importante para el mantenimiento de nuestras vidas. Conocimientos se pueden compartir, al mismo tiempo que puras mentiras o deformaciones de lo que ocurre. Pero, las posibilidades están abiertas y nosotros debemos aprovecharlas y ponerlas al servicio de la vida, de la dignidad, de la sororidad y fraternidad, del cosmos.

(AM): En su libro Filosofar desde nuestra América (2000), hay toda una reflexión sobre “Pensar la realidad”. Y no es una simple interpretación filosófica, epistémica, diletantismo filosófico alejado de toda historia concreta y de la filosofía de la historicidad en cuanto estudio de la propia historia. Cuando usted dice que hay que pensar la realidad lo hace (…) “prevalentemente de la realidad social, histórica, cultural y política, que es, en suma, una realidad sola con diferentes facetas, por así decirlo, una realidad de ser y espacio-tiempo, la realidad histórica”. (p.50). Pensar de tal modo la realidad que vinculen razón, como ese otro de la razón, pensarla “como alteridad de la razón”, lo cual entra en el plano de “ese complejo de relaciones entre la realidad, la posibilidad, el pensar mismo y el ideal” (ibid.;52)

¿El pensar la realidad implica conocer lo que se conoce como mediación (filosofía, ideología, mitos, religión, tecno-ciencia, literatura y política) que entra a la hora de pensarla?

En este mundo cibernético, de virtualidad sumergible y de realidad aumentada, de revoluciones tecnocientífica, que está cambiando la forma de percibir, vivir en estos tiempos, y que para ese tiempo usted daba cierta señal cuando reflexiona la relación realidad y razón, al decir que “Aunque ahora, con la posibilidad de manipulación de realidades virtuales, se hace más patente la incorporación de esas formas de realidad a la realidad cotidiana” (p.53). ¿Cómo valora estos cambios sociales y cibernético en que vivimos? ¿Las redes sociales, la virtualidad?

(HCG): Tengo que insistir en que mientras la tecnología esté a nuestro servicio las cosas pueden ir mejorando. Pero, si quedamos sometidos a ella, el proceso de robotización nos seguirá cosificando, como lo viene haciendo desde su surgimiento el sistema capitalista imperante, y quedaremos sólo como instrumentos de manipulación al servicio de algunos o quizá llegue el momento de que ni siquiera algunos podrán controlar lo que ocurre. Esas capitas privilegiadas se siguen arriesgando a quedar sometidas también. Mientras tanto, lo que podemos, debemos, queremos y en buena medida estamos haciendo es utilizar estos avances para lograr nuestra intercomunicación e irnos acercando más y más, aunque estemos a distancias inmensas espaciales e incluso temporales.  La cotidianidad ha cambiado y los niños nos lo muestran en el día a día. Se sirven de estos adelantos tecnológicos como si fuera cuestión obvia.