(AM): En el texto (2015), te refieres al sujeto pasional, tal como lo aborda Trías, en cuanto que “es aquel que no se resiste ante lo que llega, ante el acontecimiento que provoca ocurrencias, sino que asume lo dado como posesión capaz de iniciar un proceso creador, ya que sea de una obra artística o de una obra filosófica” (ibid.40). 

¿Esto no deja un lado la dimensión viciosa, engañosa e improductiva en la que se ve involucrado el sujeto pasional en el mundo?

(DS):  Las pasiones hay que verla en su doble dimensión. Trías no se enfoca solamente en ver el lado positivo, aquel que puede convertirse en un motor para la creación filosófica o artística, también es consciente del gran potencial destructor que estas encierran, por eso habla de la doble faz de las pasiones. Por un lado, capaces de elevarnos a lo más sublime y al mismo tiempo sumirnos en lo más siniestro. En su libro Tratado de la pasión enuncia una serie de ejemplos en los que el amor pasión se constituye en una fuente de sufrimiento interminable. La literatura está llena de historias donde las parejas son llevadas al abismo movidas por la pasión amorosa. Romeo y Julieta, Abelardo y Eloísa son ejemplos de esta pasión que, al mismo tiempo, pasa a ser sinónimo de sufrimiento. Las pasiones implican un estado donde el alma es sobrecogida por algo que le viene de fuera y en la cual se mantiene gustosamente cautiva. En la pasión amorosa no se conoce el límite, es todo o nada. La pasión puede llevar al artista a la creación de una obra bella, pero las pasiones como los celos, la venganza, la ira pueden llevar al ser humano al extravío. Somos seres limítrofes y solo un delgado hilo separa lo sublime de lo siniestro.

Lo que Eugenio Trías critica es el olvido por parte de la filosofía de esta dimensión tan fuerte e importante en nuestras vidas como es el mundo pasional, centrándose en una razón que adquieres niveles de sacralidad a partir de la Modernidad.

(AM): Trías, puntualiza en su libro Tratado de la pasión (2013 p137), como esta hay que definirla en toda su dimensión, no dejando ningún aspecto fuera del ámbito humano, al respecto dice (…) “que  pasión es la ambición y el afán de lucro, que lo es también – y muy terrible- la envidia , los celos , el deseo de venganza, que lo es desde luego la pasión  por el poder, la pasión amorosa, el amor obcecado y autodestructivo por un solo hombre o una sola mujer (…) o la pasión por el juego, por el arte, por la música (…).En general, cuantos vicios podamos imaginar, ya que entre la pasión y el vicio hay escasa diferencia (…).Aunque también es virtud la pasión , la virtud misma, la virtud propia”.

El sujeto pasional entra en una relación con el lenguaje, el discurso ¿Es único y contradictorio?

(DS):  El ser humano encierra en sí mismo la posibilidad del extravío, anidado en algunas de las pasiones que mencionas. Pero Trías es categórico al afirmar que, aunque cometamos acciones inhumanas, no por ello dejamos de ser seres humanos. Cada persona alberga esa paradoja donde puede darse lo contradictorio, capaz de realizar las hazañas más sublimes hasta las acciones más siniestras. Por tal razón Spinoza hablaba de las pasiones alegres, aquellas que están a favor de la vida y la felicidad, como la alegría, la generosidad, el amor y hablaba también de las pasiones tristes, aquellas que restan vida, que contribuyen a que seamos infelices, como los celos, la venganza, la envidia entre otras.

(AM): Para Eugenio Trías, la pasión es algo que se crea y se recrea continuamente y que esta es hasta la muerte, cesa con la muerte, porque en entregarse a la pasión o a determinadas pasiones es entregarse a una forma de muerte, ya que la pasión es vida hasta la muerte: “La pasión, por tanto, es algo que compromete al sujeto a riesgo de su propia vida, está en jerarquía superior respecto a la vida y trama relación intrínseca con la muerte. En la pasión ésta es vencida a través de su aparente victoria: el sujeto pasional se afirma en la pasión en la muerte y a pesar de la muerte; de ahí que no pueda arrepentirse” (ibid.,141).

¿La pasión que compromete al sujeto no desborda la razón?

Eugenio Trías

(DS): Hay que señalar que la pasión puede llegar a anular la razón, y esta es la causa de que fueran vistas como algo negativo en casi toda la historia de la filosofía. Trías no niega esta dimensión, que se expresa sobre todo en el amor-pasión, el amor obsesivo. Pero además presta su atención hacia otras pasiones que son fuentes de creación y pensamiento.

(AM): ¿Relación pasión, razón y lenguaje ?

(DS): Entre pasión y razón habría que afirmar que para Eugenio Trías la razón es el conjunto de dispositivos mentales y lingüísticos que nos ayudan a otorgar sentido y significado al mundo. La razón nos ayuda a descubrir cierto orden en la realidad. Pero la razón es fronteriza, limitada, no lo puede explicar todo desde sí misma, por eso necesita el concurso de la dimensión simbólica para poder explicar lo que está fuera de su alcance. La pasión puede implicar un transgredir los límites, por eso puede aparecer lo monstruoso. Esto nos recuerda a Aristóteles, la virtud es el justo medio entre dos extremos, cuando se pierde ese equilibrio entonces se da lo contrario de la virtud que es el vicio.

(AM): La hipótesis sobre la pasión, que lanza al ruedo Trías, es interesante porque entra en la definición de la posesión demoníaca y su relación con el alma. De ahí, que diga: “Pasión es algo que posee el alma (entendiendo posesión en el sentido de posesión demoníaca; la pasión nos aparece, en esta segunda determinación, como algo demoníaco que toma posesión del sujeto (…): pasión es aquello que puede llevar al sujeto a su perdición, condición de posibilidad de su rescate y redención: es lo que crea y recrea la subjetividad a través de su propia inmolación y sacrificio. (ibid.,143)

¿Qué es lo que más te apasiona de Trías?  ¿su reflexión de la pasión o qué?

(DS):  En realidad me llama más la atención la visión totalizante que tiene del ser humano. No pretende explicarnos desde una parcela única, fragmentada. Somos seres racionales, pero también pasionales, abiertos a lo simbólico. Era Trías uno de esos filósofos diríamos enciclopédicos como ya prácticamente no existen, pues desde hace mucho hay una tendencia muy marcada a la especialización por disciplinas. Trías denominaba la filosofía Literatura de conocimiento, que se expresaba sobre todo en el texto escrito y que debía cuidar el lenguaje. Hizo importantes investigaciones en la música, de hecho, sus últimos años los dedicó a escribir dos obras monumentales sobre las grandes obras y compositores: Canto de sirenas y La imaginación sonora. Pero también le apasionaba el cine, escribiendo algunas obras en ese sentido.