(AM): El libro “La relación naturaleza- cultura como clave hermenéutica de la antropología estructural de Claude Lévi-Strauss (2017), aborda las múltiples facetas del pensamiento antropológico y cultural de Strauss, en las que sobresalen aspectos como la cultura, la lingüística, lo simbólico en el marco estructural social y de la relación filosófica- antropológica (continua- discontinua) en naturaleza – cultura ¿Qué importancia tiene el estudio de filosófico -antropológico de la obra de Lévi- Strauss en esta segunda década del siglo XXI?
(JV): Como señalas en tu pregunta, el pensamiento de Lévi-Strauss tiene múltiples facetas. Su obra no es solo una propuesta filosófica, sobre el ser y sentido del ser, sino también una teoría sobre el origen de la cultura, una justipreciación del pensamiento y de las mal llamadas culturas y pueblos primitivos, una visión semiótica, una interpretación del puesto del hombre en el universo y una propuesta de relación más constructiva con el medioambiente y con los animales, etc.
El aporte de Lévi-Strauss en estos y otros dominios es perenne. Se puede no estar de acuerdo con sus planteamientos, pero para hablar con propiedad sobre esos temas hoy (como ayer) hay que hacerlo sobre le base puesta por este autor.
(AM): ¿El pensamiento filosófico- antropológico de Lévi- Strauss, nos invita a reflexionar sobre el aporte de la antropología estructural?
(JV): La antropología estructural, como toda corriente filosófica, descubrió un aspecto de la realidad que había sido descuidado por la filosofía y –como toda corriente- lo absolutizó. Este último hecho (la absolutización de las estructuras), no invalida el hecho real de que existen estructuras y que las mismas condicionan o pueden condicionar al sujeto.
(AM): ¿Su pensamiento filosófico- antropológico, no implica la ruptura entre naturaleza- cultura, sino que esta última se diluye en la primera?
(JV): Me interesé en el pensamiento de Lévi-Strauss porque no entendía su propuesta de disolver la cultura en la natura. Pensé que se trataba de un burdo materialismo, pero no es así. El autor busca encontrar las estructuras comunes que dan sentido y explican tanto la naturaleza como la cultura, y encuentra que esas estructuras son las mismas; por lo tanto, no existen razones para que la cultura se erija como patrón y dominador de la naturaleza. Por eso reclama que la cultura se inserte nuevamente en la naturaleza.
Diluir la cultura en la natura –en principio- puede ser comprendido como un llamado a volver a la naturaleza, similar al de Rousseau: volver al hombre natural. Sin embargo, Lévi-Strauss va más allá del romanticismo rousseauniano y se coloca en el plano metafísico para plantear un monismo estructural: toda la realidad es estructurada y se reduce a las mismas estructuras.
Las estructuras son categorías que regulan el mundo de los fenómenos y le confieren significado y consistencia. Son una sustancia pre-existente y autónoma que no se identifican con lo inteligible ni con lo sensible, sino que poseen a la vez la racionalidad de lo inteligible y la regularidad y necesidad que caracteriza lo sensible; son lógicas, pero se rigen por las leyes inconscientes, independientes de la conciencia.
La naturaleza y la cultura vienen a ser modos de esta realidad autónoma. Por lo tanto, para no alargar más, el autor no reduce propiamente la cultura a la naturaleza, sino que diluye naturaleza y cultura en esta res inconsciens. El punto de llegada es la disolución del sujeto.