Llegó temprano al Cementerio Nacional, localizado en la avenida Máximo Gómez, se posó sobre la tumba que tiene la cruz más alta y procedió encender sus velones blancos. Ofrendó un vaso de café al difunto, encendió su tabaco y fumó hasta consumirlo, mientras permanecía sentado al lado del sepulcro.
Luego se levantó para tocar una campana adornada con lazos multicolores para invocar los misterios y al compás del sonido daba vueltas alrededor de la tumba, tocando cada una de sus esquinas. De esta manera el hombre rindió culto y agradecimiento al barón del cementerio por todo lo que le ha concedido en su vida.
Dentro de la costumbre mágico religiosa dominicana se destaca la devoción al barón del cementerio, el primer muerto que reposa en un camposanto. La tradición de la religión vudú se ha apropiado de esta creencia porque se considera que la tumba del barón del cementerio está vinculada a poderes sobrenaturales.
En este Día de los Fieles Difuntos se le canta al barón, se prenden velas preferiblemente negras y se le llevan ofrendas, en especial su comida favorita: arenque, moro de habichuela negra, batata, casabe y tabaco.
No faltan los familiares que en este día visitan las tumbas de sus seres queridos para arreglarlas, aromatizarlas, dejarles flores y rezar unas plegarias.
De acuerdo con el sociólogo, catedrático y gestor cultural, Carlos Andújar Pérsinal, el Día los Muertos en República Dominicana es una tradición de culto, mezclada con creencias españolas, aborígenes y africana, principalmente.
“Es una fecha especial. La gente va a compartir con sus difuntos, a limpiar y engalanar su tumba, a rezarle y a acompañarlos a una conexión de un hilo que no termina de romperse entre la vida y la muerte”, dijo.
Explicó que este tipo de rituales durante este día corresponde a la división de los guedeses del vudú dominicano, que es la división de los muertos y cuyo jefe es el barón del cementerio, apadrinado por San Elías del Monte y Carmelo.
Este día los cementerios se levantan de su silencio recibiendo visitas de rezadores con velas, rosarios y flores para acompañar la estancia.
Andújar Pérsinal aseguró que esa tradición es parte de la cultura dominicana y confluye con el catolicismo popular y el vudú dominicano, pues la celebración del día de los difuntos es también una fiesta católica que vino con la llegada de los colonizadores a Santo Domingo.
El sociólogo expuso que cuando el Imperio Romano se convirtió al cristianismo se construyeron nuevas ritualidades que se anteponen al dominio de las religiones paganas, y para ellos poder competir con esas celebraciones que corresponden al calendario pagano tuvieron que montar fechas y construir un calendario distinto, el calendario católico. Como en el calendario pagano había una festividad el día dos de noviembre, en el calendario católico le atribuyeron esa fecha al día de los fieles difuntos.
“La diferencia en la forma de celebrar ese día entre la Iglesia Católica y el vudú dominicano radica en que, en el mundo africano (mundo que da origen al vudú dominicano) las deidades se materializan en la tierra, por eso se hacen las ofrendas con comida, tabaco, ron, entre otros; mientras que en el catolicismo las divinidades están en el mundo de los dioses y no descienden”, aseguró.
Ambas manifestaciones religiosas confluyen entre lo que se conoce como sincretismo religioso, que no es mas que aquella fusión entre ambas creencias pero con la asimilación de elementos diferentes.
“Un ejemplo de esto es que la Iglesia Católica tiene como santo a San Miguel y dentro del vudú dominicano a este santo se le conoce como Belié Belcán; lo mismo ocurre con la Virgen de la Altagracia, en el vudú dominicano se le conoce con el nombre de Ailalá”, planteó.
Nombre / Santo | Color | Gustos | Atributos |
Anaisa Pye / Santa Ana | Amarillo | Cigarrillos, cervezas y perfumes | Reina del amor y del hogar |
Belíe Belcán / San Miguel | Verde | Túbanos y Ron | Dominio del mal y demonios |
Filomena / Santa Marta | Morado | Café, Maltas y Huevos | Dominar a los hombres |
Ogún Balenjod / San Santiago | Azul | Túbanos y Ron | Controlar la guerra y espíritus guerreros |
El Barón / San Elías | Negro | Café, Ron y Túbanos | Dominio del mundo de los muertos |
Metresili / Nuestra Señora de los Dolores | Rosado | Joyas y Perfumes | Dar riquezas y amor |
Ni brujería ni santería
“Ni santería ni brujería. El término correcto es religiosidad popular”, informó el gestor cultural y también actual director de Museos.
Definió la religiosidad popular como la manera en la que el pueblo dominicano ha interpretado las tradiciones religiosas, de la forma en la que se le ha enseñado, pues este pueblo es depositario de tres culturas: la aborigen, la española y la africana.
“Una cosa es lo que le dicen y otra como lo interpreta y lo que practica”, asintió.
Para Andújar Pérsinal es muy difícil hacer un mapa geográfico de la religiosidad popular en República Dominicana, pues es una manifestación esparcida por todo el territorio.
Planteó que lo regular y por desconocimiento las personas tienden a calificar la lectura de la mano, la taza y la baraja como actos de brujería. Aclaró que estas son formas de insinuación para incursionar en la vida de la gente y trazar algunos caminos espirituales.
Tales prácticas vinieron al país de Europa, específicamente del sur de España.
“También se lee la orina, el tabaco…Hay gente que tiene poderes para acercarse un poco a lo que es tu vida y eso es parte de las cosas que la ciencia no explica mucho. A eso se le llama la dimensión extrasensorial con la que el ser humano también convive con los cinco sentidos”.
Citó que cuando la guerra fría entre Rusia y Estados Unidos los militares utilizaron telépatas para leerle la mente al enemigo. “Si esto se usó quiere decir que alguna verdad hay”.
Explicó que los departamentos de criminología en Estado Unidos usan los videntes para detectar la naturaleza de un crimen a partir de un objeto del fallecido o el criminal. Le ponen un pañuelo en la mano y él va reconstruyendo el crimen usando su poder mental.
“A esto a veces se le llama ciencias ocultas, parapsicología, experiencia extrasensorial. Es una realidad en el entorno y que la ciencia no ha podido explicar”, dijo.
Andújar Pérsinal manifestó que estas creencias deben ser respetadas, por igual a las personas que creen y además se debe sacar un aparte para los difuntos, porque como dice la frase, “el pueblo que no respeta sus muertos no respeta los vivos”.