Romeo Santos, el “Rey de la Bachata”, cantó recientemente en la Casa Blanca invitado por el Presidente Obama con motivo del reconocimiento a los veteranos de guerra “In Salute to the Troops”. Ya lo había hecho en el 2009 con el grupo Aventura con motivo del Mes de la Hispanidad en Estados Unidos.
Que la bachata, considerada hasta no hace mucho marginal por los mismos dominicanos, llegue a la Casa Blanca es un hito. Pero lo más interesante es el fenómeno de cómo la oveja negra de la escena musical de República Dominicana ha sido la que más se ha “transnacionalizado”, proceso por el cual perdió su marginalidad hasta transformarse incluso, en éxito internacional.
Deborah Pacini Hernandez Ph.D. profesora del Departamento de Antropología de la Universidad de Tufts, Massachusetts, escribió “Diálogos Musicales Entre República Dominicana y Nueva York” (Ethnomusicology, Vol. 57 No.1, 2013, University of Illinois Press). En el artículo, a través de un recorrido audio-visual demuestra cómo la música tradicional dominicana fue transformándose en el “ida y vuelta” de las grandes masas inmigratorias dominicanas en las décadas del ’80 y ’90, radicadas en su mayoría en Nueva York.
Sin embargo, el recorrido de la bachata fue del infierno al cielo. Hasta los inicios de este siglo era el patito feo, por su simpleza musical y por sus letras sugestivamente eróticas. Interpretadas por emigrantes pobres de zonas rurales, era considerada demasiado vulgar y grosera para una nación con aspiraciones de modernidad cosmopolita.
Pero si la bachata era marginada y vista con desdén en la República Dominicana, los inmigrantes dominicanos de clase obrera que llegaban a Nueva York descubrieron que la simpleza musical y sus melodramáticas letras que hablaban de pérdidas y anhelos (“música de amargue”), capturaban la nostalgia por los sonidos auténticos de su tierra natal. Deseos que no podían encontrar en las ostentosas e internacionalmente orientadas orquestas de merengue, históricamente la música mas simbólica de la cultura dominicana.
Intensificados por el poder de compra de esos inmigrantes y reenergizados por una nueva generación de bachateros y fans en Nueva York, la bachata comenzó a deshacerse de su antigua imagen poco reputable. Para los comienzos del milenio el género se había transformado en la expresión absolutamente cosmopolita del moderno latino de Nueva York.
La gran transformación de la bachata se le acredita al grupo Aventura. Tres de los cuatro músicos dominicanos nacieron en el Bronx. Artísticamente mantienen el sello distintivo del género que son los arpegios de la guitarra y las letras ultra sentimentales, pero están ubicados inequívocamente en Nueva York con sus letras en spanglish y la moda “hip urban”. Para el 2007 los fans de Aventura agotaban las entradas a los múltiples conciertos en el Madison Square Garden y cada uno de sus últimos discos se vendía más que el anterior, algunos hasta incluso cruzaron del Billboard Latino al Top 200.
Con el tiempo otros bachateros nacidos y criados en Nueva York emergieron, como Prince Royce, Xtreme y Bachata Heightz con una influencia mas hip hop/R&B denominada “bachata urbana” para así distinguirse de la bachata más “tradicional” dominicana.
El espectacular resurgimiento de la bachata desde la extrema marginalidad social a la popularidad internacional que está viviendo ha sido reportado por los medios, pero el fenómeno de la bachata contemporánea no ha tenido suficiente atención académica dada su actual importancia en el escenario de música latina. Por ejemplo, no se han hecho aún estudios etnográficos sistemáticos sobre la bachata en Nueva York y su dimensión transnacional.
Sin embargo, la Dra. Deborah Pacini Hernandez es la autora del primer libro en inglés sobre la bachata, “Bachata: Historia Social de la Música Popular Dominicana”, Temple University Press, 1995 libro considerado por Gage Averill, del Departamento de Música de la New York University como “uno de los más valiosos estudios etnográficos de música popular hasta el momento” (NWIG: New West Indian Guide, Vol. 72, No 3/4, 1998, pp. 340-342).
Para aquellos interesados en explorar la bachata desde sus inicios, la Dra. Pacini Hernandez ofrece un recorrido audio-visual por documentales y grabaciones de compilaciones.
El recorrido audio-visual comienza con el documental “Bachata: música de pueblo” 2002, producida por Giovanni Savino, ingeniero en sonido y fotógrafo italiano que vive en Nueva York. Filmada en bares y discotecas de clases trabajadoras y en las calles tanto de Nueva York como de Santo Domingo. Captura los primeros pasos de la metamorfosis social y musical del género a través de entrevistas y shows con las figuras de la bachata más importantes como Luis Segura, Oscar Olmo, Ramon Paniagua, Ramón Cordero, Blas Duran y Aridia Ventura, algunos de ellos vienen tocando desde los ’60.
Savino entrevista tanto a Luis Dias como a Juan Luis Guerra quien con su sofisticado álbum Bachata Rosa ganó un Grammy en 1992, otorgándole así a la bachata su primer exposición internacional y un gran estímulo a su credibilidad. También entrevista a bachateros más jóvenes como Luis vargas, Joe Veras y Raulín Rodriguez. El documental es interesante además desde el punto de vista del baile, ya que captura el estilo antes de su cambio al estilo coreográfico de la bachata urbana.
Otro documental, “Santo Domingo Blues: los tígueres de la bachata” de Alex Woolf, 2004. La primera parte se enfoca detrás del joven bachatero dominicano Luis Vargas mientras toca en vivo en distintos lugares de República Dominicana, o interactuando con sus amigos y con su pobre familia rural. También hay una entrevista muy jugosa a Luis Dias quien ofrece una lúcida explicación de las características musicales que componen la bachata, y de cómo el género se nutrió de los tradicionales “salves”, las canciones dedicadas a la Virgen María, empapando con sonidos el paisaje en el que los bachateros crecieron.
La segunda parte del documental sigue a Vargas mientras toca en clubes de lujo de Nueva York para sus fans dominicanos y latinos. Vargas es finalmente exitoso en su vida de músico incansable. Pero a pesar del ascenso social de la bachata, es difícil para los bachateros conseguir éxito económico en su propio país. No les queda otra opción que acercarse al lucrativo mercado de Estados Unidos.
El tercer documental del recorrido audio-visual es “El Duque de la Bachata” de Adam Taub, 2010. Al igual que los autores de los primeros documentales, Taub se enamoró de la bachata de joven, con la diferencia que la conexión original de Taub con la bachata fue a través del baile (ahora enseña a bailar bachata!). Su documental filma la vida y carrera de Joan Soriano, también de orígenes humildes pero muy talentoso. De niño se construyó su propia guitarra con latas y alambres y escuchando atentamente a los músicos aprendió a tocar bachata con su guitarra casera.
El documental deja entrever que la imposibilidad de Soriano de alcanzar el éxito no es por falta de talento, ya que en cada escena del film Soriano demuestra virtuosamente sus composiciones originales sobre amor y desencanto. La Dra. Pacini Hernandez ensaya una teoría, y tiene que ver con la tez oscura de Soriano y con la tradicional “afro-fobia” que existe en República Dominicana. Por qué, se pregunta, un músico tan talentoso como Soriano aparece en televisión haciendo de segundo vocal y guitarrista para bachateros mediocres pero de tez más clara?
Como sea, el joven Soriano que aparece en el documental es un individuo gentil, filosófico y generoso que uno disfrutará conociéndolo. Las letras de Soriano muestran a un hombre sensible que ama a su mujer y a su pequeño hijo, en contraste con las letras de la bachata de los ’80, que denigraban a la mujer ya por su traición o exceso de sensualidad. Eran canciones agresivas que articulaban la frustración por las pocas oportunidades económicas y la ansiedad de perder el control sobre sus vidas y su mujer.
Finalmente, el estudio de grabación independiente iASO (www.iasorecords.com) de Benjamin de Menil, grabó ejemplos de bachata clásica de los ’60, ’70 y ’80. Benjamin de Menil, como los cineastas antes mencionados, se enamoró de la bachata, pero orientó su pasión a buscar canciones antiguas. Obtuvo los correspondientes permisos para remasterizarlas y lanzarlas en Estados Unidos. Todas las grabaciones están producidas de manera profesional, con explicaciones de la importancia de cada artista y las razones por las que esa canción fue elegida para la compilación.
Una de las mejores compilaciones que produjo iASO es “Bachata Roja” (2007), con su nombre como referencia al álbum de Juan Luis Guerra “Bachata Rosa”, donde las canciones del compilado son rojas (originales, verdaderas) en contraste con las bachatas rosas (refinadas) de Juan Luis Guerra. En “Bachata Roja” aparecen bachateros super conocidos de los ’70 y ’80, como Eladio Romero Santos, el maestro guitarrista pionero que en la década del ’70 imprimió en la bachata el distintivo estilo de los arpegios de guitarra. Más tarde, iASO lanzó otras compilaciones de bachata tradicional, “Leyendas de la Bachata” y “Bachata roja: amor y amargue” (2011).
La bachata emergió como la expresión de una subcultura en transición, buscando su identidad y legitimidad dentro de una sociedad a veces un poco hostil. Con el grupo Aventura primero, y como solista después, Romeo Santos materializó ese deseo común. No por nada le dicen “el Rey de la Bachata”.
En estos días presentará su show en Santiago de los Caballeros y Santo Domingo donde asistirán decenas de miles de fans. Al fin y al cabo, la “música de amargue” es para disfrutar.