Algunas culturas antiquísimas han dejado vestigios que evidencian la aplicación de plantillas para imprimir diversas superficies. Desde hace más de mil años sociedades tan antiguas como las egipcia, romana, japonesa y china, las han utilizado para la ornamentación de cerámicas y estampaciones en textiles. En China, durante la dinastía Song (960-1279 dC) se utilizó un proceso de impresión serial muy semejante al de la serigrafía, patentizado muchos años después (1907), por Samuel Simon (1), un artesano de la ciudad de Manchester (Inglaterra), quien obtuvo la concesión de una patente para un proceso de estampación que usaba un tamiz o bastidor con una malla de seda, como base para sostener el estarcido o “stencil”. Esta técnica de impresión, que en sus inicios se llamó indistintamente pantalla de seda (silk screen), pochoir de seda, tamiz, etc., fue conocida más tarde como serigrafía (del latín Sericum. Seda y del griego Graphé: acción de escribir, dibujar).
La técnica de impresión serigráfica, por la facilidad de ejecución en su forma más artesanal, (solo hacia falta el tamiz, mesa de impresión, racleta ó “squeegee”, stencil, bloqueador y pintura), fue rápidamente utilizada como un método popular para imprimir papel de pared, impresiones en lino, seda y otras telas finas, entre otros artículos.
Impresores y artistas de la gráfica, inmigrantes europeos (sobre todos ingleses y franceses) al no poder comprar en los Estados Unidos, las nuevas y costosas maquinarias de impresión de la época, utilizaron la serigrafía como medio de estampación orientados hacia la confección de letreros, carteles, obras de artes, así como una amplia gama de otros artículos, que contribuyeron al desarrollo de la técnica en esa nación; ya que al visualizarse sus posibilidades comerciales por su versatilidad para la impresión sobre diversos materiales, viabilizó el desarrollo de materiales y equipos que facilitaron el novedoso proceso.
Durante la “Depresión Económica” de los años treintas, en la administración del Pte. Norteamericano F. D. Roosevelt se fundó la Work Projet Administration –W.P.A. (2) , como parte de un programa para proveer trabajo a millones de trabajadores que quedaron desempleados. Dentro de esa estructura se creó el Federal Arts Project, diseñado para dar trabajo a artistas desempleados que utilizaron como vehículo artístico la serigrafía en la impresión de carteles (posters) de carácter educativo. En esos talleres, los impresores experimentaron las posibilidades que ofrecía la técnica como medio artísticos, buscando en las producciones realizadas calidades pictóricas. Los artistas que trabajaron este procedimiento diferenciaron su denominación llamándola “serigraphy” (seri-seda; graph-dibujo) a diferencia de la tradicional y comercial de “silk screen printing”. En la actualidad el concepto de estampa serigráfica artística ha variado con respecto a estos criterios.
Nuestra introducción histórica del proceso técnico serigráfico, era necesario para posibilitar el desarrollo de este artículo, que trata de esclarecer algunas de las siguientes interrogantes : ¿Cómo un sistema de impresión, la serigrafía, es adoptado como medio de reproducción en tres países caribeños “cuerpo y alas de un mismo pájaro”?. ¿Cómo este sistema se hace presente en parte de lo mejor de la gráfica de ellos?. ¿Qué limitaciones impuso, influenciando de manera decisiva los procesos de diseño?. ¿Cómo su forma de impresión artesanal y de pequeñas tiradas, condicionó las apetencias de posesión y comercialización de coleccionistas y marchand’art, que en su momento, contribuyeron a catapultar el reconocimiento del cartel cubano y puertorriqueño, y en menor medida el dominicano?.
Trataremos en lo posible de despejar algunas de estas interrogantes, otras las planteamos como incógnitas a ser dilucidadas.
El inicio de la serigrafía en Cuba se nos presenta un poco confusa, los datos que hemos obtenidos en nuestra investigación, sitúan su introducción a la isla grande en el 1910, apenas tres años después de su patente en Inglaterra (1907). En su libro La Imagen Constante (Editorial Letras Cubanas), Jorge Bermúdez nos dice: “Otra novedosa técnica de impresión, la serigrafía (silk screen) se introducía desde Estados Unidos hacia 1910,aproximadamente. Décadas más tarde, su carácter artesanal se avenía con el incremento de talleres particulares, relacionados con la actividad publicitaria de menor cuantía, o temporalmente, al pasquín político para convertirse, desde la segunda posguerra, en una de las técnicas de impresión con mejores resultados dentro de la producción cartelista de la época”. El año dado por Bermúdez, es obtenido del libro de Eladio Rivadulla Pérez, La serigrafía artística en Cuba, Ediciones Unión. La Habana, 1996. Rivadulla, uno de los primeros diseñadores gráficos cubanos que utilizó la serigrafía, en entrevista divulgada a través de la web (cuba.lajiribilla/dossier.com), donde escribe: “-Se me ocurrió diseñar y multiplicar carteles por medio de la serigrafía en 1943. Era la etapa de auge del cine argentino y mexicano. Propuse la idea a diferentes distribuidoras de filmes latinoamericanos, realicéˇ proyectos con tempera a tamaño real, los mostréˇ y recibí las primeras ordenes de impresión. Así comencéˇ, generando a la vez dicha modalidad gráfica-serigráfica sin antecedente conocida en Cuba. Durante la década de los cuarenta continuéˇ dicha producción sin complacencia, pero con interrupciones por falta de mercado, ya que las productoras latinoamericanas y norteamericanas enviaban la propaganda a sus distribuidoras nacionales y sólo me encargaban carteles cuando reestrenaban copias nuevas de filmes viejos cuya propaganda original ya se había agotado”.
El cartel serigráfico cubano, antes del triunfó de la revolución, quedo asociado a una burda propaganda política y a la realización de reproducciones que respondían a los patrones de las empresas cinematográficas norteamericanas, argentinas y mexicanas. El engranaje de publicidad que manejaba los filmes estaba muy bien concebido e impedía que los diseñadores nacionales, en la mayoría de los casos, pudieran intervenir en los patrones gráficos instituidos. Como medio “jamás trascendió del marco del taller hogareño o de la modesta empresa, para convertirse al "Gran Atelier". Lo anterior se debe a que su principal fuente de encargos no provenía de las firmas influyentes, (…), sino de la pequeña industria, de los pequeños negociantes y de las cinematográficas que no respondían a las poderosas transnacionales de la distribución fílmica”. (3)
- L. Biegeleisen, Silkscreen printing production. New York Dover Pub. Inc., 1963.
- The New Deal for Artists . New Jersey , PRINCENTON UNIVERSITY PRESS 1973 .
- Llegada de la serigrafía a Cuba. Página Web del Taller RENE PORTOCARRERO.