Una feria de libro será tan trascendente como los libros que ha presentado.   Los libros puestos a circular en la 78ª. Feria del Madrid, (para nuestro caso, en el Pabellón de Republica Dominicana, en tanto país invitado) son lo que realmente importa.

Ya que son tema del pasado las escaramuzas del  mercadeo literario, cuando ya se han publicado los titulares, quedan los libros y el legado es más importante si dejan  un nuevo aporte literario consistente, ilustrando sobre nuestra literatura, analizando sus creadores y creadoras y presentando visiones panorámicas que y exponen o analizan un área tan compleja, tal cual es la mejor labor escritural de un país.

Todo lo demás es proyección del instante y mercadeo al final de los tiempos. Tras las ceremonias, del programa, de las lecturas, de los paneles, de las conferencias (magistrales y no magistrales), tras los despliegues de los medios, lo que vale de una feria son los libros que en ella fueron presentados, sobre todo si implican un aporte que analiza la creación literaria de un país, trascendiendo la labor que individualmente hacen quienes escriben.

Una feria del libro se replica en realidad en los productos que deja para la posteridad y particularmente aquellos títulos que producen un resultado evaluativo o expositivo de la literatura misma.

Y en oportunidades, eso que dejan es un producto que revisa, homenajea, expone, analiza o antóloga toda la obra literaria que, a juicio de quienes los editan, merecen ser recordados.

José  Rafael Lantigua, el más  exquisito de nuestros cronistas-críticos de literatura, creador del Suplemento Biblioteca (lastimeramente dejado de publicarse tras 20 años de difusión en dos diarios (Ultima Hora y Listín Diario), presentó una selección o antología del cuento, que titulo Temblor de Isla, Muestrario del cuento dominicano, (no usó, inteligentemente, el concepto Antología), – en la que incluye a: Juan Bosch, Hilma Contreras, Virgilio Diaz Grullón, Marcio Veloz Maggiolo, Rene del Risco Bermúdez, José  Alcántara Almánzar, Enriquillo Sánchez,  Pedro Peix, Rene Rodríguez Soriano, Diógenes Valdez, Rafael García Romero, Angela Hernández y Pedro Antonio Valdez, en un orden que es estrictamente cronológico partiendo de la fecha de nacimiento y que cuenta con uno de los más brillantes los análisis de nuestra narrativa corta. Trece hombres y dos mujeres.

Lantigua sostiene en su introducción-: “De Juan Bosch a Pedro Antonio Valdez, la cuentística dominicana ha cubierto un espacio de variedad temática sorprendente. El tejido proyectivo se ha ido elaborando como un discurso de opciones, signado por un proceso socio cultural, donde la expresión narrativa se afirma  como factor del lenguaje en una atmosfera de búsqueda y cambio”  con la característica belleza y profundidad de su análisis literario, y que le generó una legitima  oleada de admiración de quienes leen y quienes escriben, que le sigue persiguiendo a pesar de que sus contribuciones al análisis literario ahora se limitan a una página semanal que publica en el hermano periódico matutino Diario Libre, independientemente de que políticamente usted lo apruebe o rechace.

Lantigua se ubica, en la literatura como ese gestor que sabe diferenciar lo valioso de lo ordinario y masivo. Aun cuando llama  Muestrario y no Antología. Fuera quedaron muchos cuentistas que debieron estar, pero el compilador tiene concepciones propias del contenido y de seguro limitaciones editoriales de espacio.