El cancelado director de cine y teatro cubano Juan Carlos Cremata, desde su estado de limbo laboral en que se encuentra luego que fueran suspendidas las funciones de la obra teatral El Rey se muere, disuelta su compañía de actores El Ingenio y rescindido su contrato por el Consejo Nacional de Artes Escénicas, se propone hacer una película o una pieza teatral apoyado en donaciones a una cuenta que está disponible en línea, en una página de Facebook.
Cada aportación será agradecida, dice Cremata, en los créditos de su filme. Cuyo título y sinopsis dará a conocer próximamente.
El director teatral y de cine, indica que pese a tener visa norteamericana, su opción de vida está en Cuba y en la isla permanecerá para luchar por la libertad estética.
“Ese número de cuenta es para que la gente deposite AL MENOS y como mínimo, un dólar a fin de que pueda seguir con el trabajo del cine y el teatro independiente en Cuba. Solicito que me envíen una confirmación a los correos jcremata@yahoo.es o a jcrematamlaberti@gmail.com” El director de películas Nada y Viva Cuba, cuestiona a los organismos rectores de la política cultural en la isla y sostienes que son “incapaces de progresar, estancándose, cada vez más, en lo rancio, retrógrado, reaccionario, improductivo e impopular de sus medidas represivas”.
Juan Carlos Cremata fue cancelado como director teatral tras dos funciones de la obra teatral del absurdo El rey se muere, del dramaturgo rumano-francés Eugene Ionesco, estrenada en Francia en 1962, y que presenta la historia de un rey que ha gobernado un pueblo por 350 años, y del cual la corte se burla constantemente, mientras desea que terminen sus días para darle paso al cambio, a los nuevos tiempos.
La obra fue sacada de escena por el Consejo Nacional de Artes Escénicas, organismo que consideró había un desligamiento entre “las obsesiones poéticas de nuestros creadores y la política cultural de La Nación (…)”, medida que fue protestada por Cremata, a lo cual se respondió con la cancelación contrato como director teatral en Cuba, y la disolución su grupo de teatro El Ingenio, con casi 10 años de trabajo, cuyos talentos fueron trasladados a otras compañías.
Después de un largo tiempo en que las propuestas artísticas del polémico director parecían resultar “demasiado incómodas” -el propio Cremata utiliza la frase-, las instituciones culturales que lo representaban a él y a su grupo finalmente decidieron el pasado septiembre sacarse la piedra del zapato.