SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Un apocalíptico virus se cierne sobre la humanidad y con ello trae un reformulamiento de todo el sistema de vida del planeta. No solo las economías mundiales se tambalean y se ven afectadas seriamente, sino que hay un cambio de actitud hasta en las relaciones interpersonales que afectarán sin lugar a dudas toda la sociedad.
Las ciudades y los grandes centros urbanos en donde se desarrollan las actividades del hombre, tienen un nuevo reto, una forma inusitada de convivencia que incidirán en todos los sistemas que componen las mismas.
En otros artículos escritos por este cronista se hizo mención de un idóneo sistema de transporte propuesto para la ciudad de Santo Domingo. Este ha sido visualizado siempre sobre las bases de una profunda reflexión en cuanto a las capacidades económicas que poseemos como nación.
De ahí que no podemos llenar de líneas de Metro toda la ciudad, pues nuestra incipiente y débil capacidad de producción de recursos no nos lo permite, tanto en la construcción de dichas líneas por lo costosas que son, como en el mantenimiento preventivo y operativo de dicho sistema de transporte.
Lo mismo aplica para un teleférico o un sistema de bicicleta a través de tubos elevados, y cualquier elemento sofisticado propio de sociedades similares a las de los Emiratos Arabes Unidos o cualquier nación rica en recursos no renovables. Esto, aparte del ruido visual e invasivo que genera al paisaje urbano y al medioambiente.
Aterrizar y asirnos a nuestra realidad es el lema
El sistema de transporte y movilidad de la ciudad Primada de América nunca se resolverá si no se tiene una visión integral del mismo; es decir, si no se ve la ciudad como un todo y no como una parte. De esta manera, el Centro debe tratarse concomitantemente con la Periferia de manera conjunta, pero circunscrito de manera ostensible a lo que somos económicamente dentro del conglomerado mundial.
Entra así, un adecuado y funcional esquema infraestructural, sostenible en el tiempo, con la incursión de semáforos inteligentes sincronizados y alimentados con energía limpia renovable (preferiblemente solar) y monitoreados con un Gran Centro de Control de Cámaras de CCTV para el manejo de flujos de tránsito automatizados durante horas pico. Hay que eliminar el factor humano y reducirlo al mínimo para poder obtener eficiencia tangible.
La metamorfosis. La red vial de la ciudad ya no da abasto
Ahora, con el advenimiento de esta pandemia del coronavirus, se nos plantea nuevos retos tanto en los estilos de vida como en la forma de operar los asentamientos urbanos.
Así, el transporte hacia los centros de trabajos, escuelas, universidades, actividades productivas sufren una metamorfosis en su visión global y se plantea realizar dichas actividades desde el hogar. Esto redundaría enormemente en una disminución de la demanda de transporte y movilidad, bajando costos de operación .
Es insostenible ya que una persona tenga que consumir tantos recursos para trasladarse a un sitio, versus los beneficios obtenidos.
Si se quiere se pone de ejemplo un gerente medio de una institución bancaria, el cual debe lucir con una imagen impecable que genere confianza, bienestar, riqueza, con una costosa vestimenta. Sumando a ésto su traslado en un vehículo costoso, de alta cilindrada, de gran consumo energético, sea en los combustibles fósiles como en electricidad, entaponando toda la red vial de la ciudad, que ya no da abasto, sea por su capacidad, como por su torpe gerencia en el manejo de las mismas.
La simplicidad en las propuestas de transporte es la norma. Por tanto, la misma debería circunscribirse a un Monorriel a través de la columna vertebral de la ciudad, tal como lo constituye la Av 27 de Febrero, que parta desde el Residencial Alameda hasta el Aeropuerto Internacional de Las Américas, en paradas locales como en paradas expresas.
Además, con un Sistema Articulado de Autobuses que funcione como un Metro, con andenes en el mismo nivel (facilidad para discapacitados) y tickets prepagados con sistemas diversos: desde códigos QR hasta tarjetas de rápido acceso. Este tendrá como objetivo constituirse en una densa red colectora de pasajeros para alimentar el Monorriel desde cualquier rincón de la ciudad.
Las Autopistas Virtuales
Con los más recientes acontecimientos acaecidos debido a la pandemia del coronavirus se plantea, pues, el trabajo y el estudio a distancia, así como las actividades comerciales y de servicios desde el hogar, dando nacimiento a un concepto nuevo que marcará un antes y un después: son Las Autopistas Virtuales, compuestas de cinco o seis troncales dentro de la red del Internet, especializadas por actividades, para el desenvolvimiento de la actividad humana en el planeta.
Estas deben ser reguladas por el Estado dada su carácter complejo y estratégico, aunque se prevea la participación en parte de las empresas de servicios telefónicos y de transmisión de data.
Las mismas estarán estructuradas jerárquicamente de la siguiente manera:
-Autopista Virtual 1 -Servicios de Seguridad y Control del Estado, Recaudaciones del Estado ,
-Autopista Virtual 2 -Servicios Financieros, Bancarios y Servicios Públicos -Pagos de Electricidad/Agua, Residuos Sólidos, Alcantarillados y Arbitrios y Permisos Municipales,
-Autopista Virtual 3 – Servicios de Red Nacional de Salud y Hospitalarios Públicos y Privados ( Servicios de Seguro de Salud y Farmacias),
-Autopista Virtual 4-Red Nacional de Educación ( Primaria, Avanzada, Universitaria y Post-Grado, Idiomas Básicos Mundiales),
-Autopista Virtual 5- Red Nacional Comercial y Profesional ( Abastos, Ropas y Calzados, Supermercados, Tecnología, Comercio al detalle en general, Manejo de Profesionales Independientes), y finalmente
-Autopista Virtual 6- Entretenimiento y Ocio ( Facebook , Instagram, Tweeter, Juegos Virtuales Interactivos, Espectáculos, Farándula , Correos electrónicos,etc).
Estas autopistas virtuales de la web plantean una seria reducción de la demanda de movilidad urbana, no obstante mantener el concepto de Transporte Masivo de Pasajeros, pero esta vez a personas debidamente sentadas, sin aglomeraciones, vehículos eléctricos de gran eficiencia, facilidades para estos, con estaciones de recarga eléctrica en los sitios públicos, etc.
No de manera casual hemos visto ya en un importante centro comercial de la ciudad de Santo Domingo la existencia de una institución bancaria con escaso personal, manejada a base de tecnología pura y simple, o como solemos ver en las nuevas generaciones, que a través de una tablet o celular, hacen competencias de juegos interactivos con un grupo grande de amigos desde diferentes sitios del planeta.
En otras latitudes ya se ven supermercados operados por robots, cuya orden se realiza desde un celular, y se pasa en vehículo por una ventanilla similar a la de un autobanco a recoger la mercancía ya empacada debidamente y transportada mediante conveyors o correas transportadoras.O bien restaurantes de comida rápida cuya entrega se realiza luego de la orden mediante un dispositivo mencionado.
Lo mismo, y ya hace tiempo, en muchos aeropuertos el boarding pass se presenta desde el celular con un código de barras que acciona un brazo de entrada.
Un nuevo orden mundial
De ahí es que prevemos que en un futuro no muy lejano, el aparataje que ahora se construya para sistemas alternativos de transporte quedará obsoleto en poco tiempo, habida cuenta que la bicicleta no es una opción debido al clima tan hostilmente cálido, mientras otros se desplazan cómodamente en un coche eléctrico de alta eficiencia, bajísimo consumo, y de manera confortable desde el punto de vista climático y operativo.
Las actividades desde un Centro Operativo del Hogar es parte, junto con otras medidas que surgirán más adelante, del nuevo orden mundial.
Actualizarnos, ponernos al frente de los nuevos tiempos, adaptarnos a nuestras realidades de manera racional y objetiva es el gran reto por venir.
Además del Sistema de Transporte Integral Propuesto, deberíamos concentrarnos en hacer una ciudad cada vez más vivible, más llena de áreas verdes, de parques, de lugares de esparcimiento, de aceras mas anchas y densamente arborizadas para poder caminar a pie, de manera más segura y saludable, sin elementos visuales que interfieran con la percepción y disfrute de los espacios públicos abiertos citadinos.
Reforzar nuestros centros históricos y culturales, promover más actividades al aire libre y confinar las actividades de sobrevivencia al hogar, liberando El Gran Santo Domingo de contaminación visual, sonora, de manera que podamos preservar una de las ciudades que más valoran nuestros visitantes externos cuando quedan maravillados con la urbe que tenemos frente a la inmensidad de ese fastuoso e impetuoso y azul intenso del Mar Caribe.
***El autor es Arquitecto, egresado de la Facultad de Arquitectura y Artes, Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional Pedro Henriquez Ureña, Santo Domingo, Rep. Dominicana. Miembro del CODIA y de la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana (SARD)