San Sebastián (España), 29 sep (EFE).- El cineasta dominicano Nelson Carlo de los Santos Arias se salta muchas de las normas del cine para contar su "Cocote", una película rebelde y divertida donde usa las diferencias religiosas de su comunidad como excusa para ofrecer un estudio antropológico de la sociedad de su país.
El realizador ya avisaba al público reunido en la sala pequeña del Kursaal para ver su película de lo singular de la cinta que iban a ver al dar las gracias a los programadores del Festival por incluir su película en la competición: "Creo que 'Cocote' no cumple con la homogeneidad de lo que se suele ver en Horizontes Latinos".
La cinta cierra hoy, de hecho, la competición por el premio a la mejor película latinoamericana del 65 Festival de Cine de San Sebastián.
"Cocote", una voz dominicana que igual define el cuello de una persona o un animal o la esperanza de que algo suceda, sigue al joven jardinero Alberto (Vicente Santos) en su viaje de regreso a su pueblo, desde la capital Santo Domingo, para asistir a los funerales de su padre, que ha sido asesinado.
Él es cristiano, muy creyente, y su familia sigue practicando la religión de sus ancestros, que mezcla a Jesucristo con los santones, y desconfía del Dios exigente que ha cambiado al hermano.
Así, "Cocote" muestra en cinco días, los que duran los funerales por el alma del padre, un país diferente al de "las palmeras de Punta Cana", dice el director, que se sirve de cualquier recurso cinematográfico, desde un montaje inusual a encuadres imposibles o el cambio de blanco y negro a color y distintos formatos, sin explicación aparente.
"En el momento en que yo empiece a traducir mi cine para un público culturalmente diferente, como pueda ser Estados Unidos o Europa, entonces lo volvería artificial, entraría al juego de utilizar esa lógica, de seguir las normas", comenta a Efe.
"Aquí se da honestidad -considera el director- porque no siento ninguna necesidad de traducir mi cultura, y el que no lo quiera, que se pare y que se vaya".
De los Santos Arias está convencido de que al cine latinoamericano dejó de importarle usar su lenguaje y optó por "decisiones formales que eran también decisiones políticas".
El director se aprovechó de que su padre es sociólogo y conoce desde niño a las comunidades que viven alrededor de Santo Domingo, y sobre todo, las estructuras de los rezos, para recrearlos en su cinta en una suerte de documental inducido.
Allí está el carácter abierto y escandaloso de sus gentes, la mezcla de religiosidad y baile, música, tambores y danzas; hay sexo y hay hasta thriller, en último extremo. Y, por supuesto, sus paisajes ingobernables, la selva salvaje y las playas cristalinas.
Este modo tan particular de contar, añade, "se contrapone a ciertas decisiones que el cine latinoamericano debería tomar para poder hablar de la singularidad de sus países", considera el director de "Santa Teresa y otras historias" (2015), más "caótica", reconoce, que esta.
De los Santos Arias explica a Efe que utilizó la religiosidad en la película "como instrumento antropológico" para adentrarse en su situación como americano y dentro de su país.
El actor dominicano Vicente Santos, bregado en el teatro, compone a un contenido Alberto, que transita un camino complicado.
"Alberto fue un reto, él sale del anonimato de su trabajo en la capital donde se mimetiza con el entorno y regresa a su pueblo donde lleva la voz cantante; él llega a un punto de no retorno por culpa de su religiosidad", explica Santos a Efe.
Para lograr esa credibilidad asegura que se dejó "contaminar" por la comunidad del poblado, donde solo cuatro de las personas que aparecen en la cinta son actores.
La película se estrenará el 1 de febrero de 2018 en República Dominicana. EFE