La primera edición del Festival Internacional de Danza dedicado a la memoria de Clara Elena Ramírez, la gran maestra pionera e impulsora de esta disciplina en la República Dominicana, tuvo escenario en la Sala Manuel Rueda de Santo Domingo, abarcando master classes, conferencias y presentaciones artísticas.

Este 15 de octubre celebramos la apertura del nuevo festival de danza internacional en el país. Isadora Bruno fue la productora e invitó al Ballet Concierto para dedicar la ocasión a Doña Clara, la maestra de ballet, de todos. El BCD fue el protagonista y bailó casi bajo la lluvia.

La sala Manuel Rueda es un lujo. En el edificio Escuelas de Bellas Artes ha concitado a un público que casi desbordó su capacidad.

Distinguidísima la presencia de nuestras doñas Carmen Heredia y Milagros Germán, nueva ministra de Cultura, quienes honran la ocasión con discursos de elogio a una de las mujeres que sembró arte  en esta nación.

El programa inició el día 15 con una “performance submarina”: Prodanca -firma auspiciadora- es una marca de indumentaria para danza en el país.

LA PLUS QUE LENTE

Cuando Doña Clara vino a la tierra de su papá, era una mujer con dos hijos y una carrera de bailarina-maestra. ¡En el mismo 65 de la revolución fundó la escuela que hoy es historia!

Nunca la vi bailar, pero imagino su silueta estilizada -y curvilínea, como todo “mujerón” caribeño- en un vals enamorado, con Emelindo Matos, el que soñaba con la estatua. Esta es la pieza que Carlos Veitía ha recreado en honor de su madre, para cuando se abrió el telón.

En la columnata recreada por el artista José Miura, “La Más Que Lenta” de Debussy desata el sortilegio. El enamorado: Wilmer Minyetti venera a la escultural Demi Issa, quien con sensual “plié sur la pointe”, da paso a un diálogo de amor, cadencioso, ejecutado con una fluidez que solo puede alcanzar los intérpretes, gracias al constante rigor practicado en sus cuerpos, para que el público nunca sepa del gran esfuerzo que realizan (Yeri Peguero es la que “se ha fajado” con los ensayos de estos dos).

El momento es un verdadero homenaje a la maestra.

En el programa, el nombre del maestro Enriquillo Cerón aparece por error como “Escenografía”. Por supuesto, fue el director de la orquesta en aquella ocasión.

La emoción va “in crescendo” en la Sala Manuel Rueda e igualmente El Corsario de Elios Orozco y Diana Dopico, que madura y mejora en cada presentación. Medora viste modelo de Patricia Huerta, espléndida túnica vaporosa, elegida para ir con su pirata. Él, ataviado con su habitual modelo “torso al desnudo”, no debe ¡jamás! cambiarlo, ya que le queda divinamente bien…

Nadie pudo contener una ovación ante esta mujer que gira consecutiva y perfectamente treinta y dos veces, ni siquiera el público que vigila con aliento contenido el charco que se va esparciendo por el escenario… ¡Goteras!

Se me encienden las alarmas: ¡llueve a cántaros! y corro a cerrar un cristal del auto que he dejado entreabierto, en el parqueo.

KING

Corregido el estropicio de la lluvia en mi ropa y ya en la sala, me agencio un rinconcito (de pie) en el área de controles. Desde allí veo a una artista, de esas que, ellas solitas, pueden “desbordar” el escenario.

En sencillo traje “de hombre”, Oona García ejecuta un solo dramático en estilo contemporáneo, donde baila, hasta con su larguísima cabellera, su propia coreografía, que tiene música de M83.  Oona es mi buena noticia.

“Solo con creación coreográfica puede existir el ballet y la danza como espectáculo”. Doña Clara

RENACER  Lisbell Piedra es una “petit danseuse”.  “Niña eterna” dirá alguno, sin sospechar la clase de monstruo que es en escena. Jamás le vi un solo titubeo, ante dificultad técnica alguna. Por eso, cuando he visto su RENACER, reconfirmo que esta mujer tiene mucho con qué seguir sorprendiéndonos. Su propuesta es un ballet para doce excelentes intérpretes -vestidos por Sergia Arias- y musicalizado así:

“Nuestra tierra es nuestra vida…

por la qué gritar…nuestra fuerza es nuestra pena…

nuestra ira nuestra ira…”.

Es La Misión de Ennio Morricone. No creo que haya música más conmovedora en este mundo…y la coreografía…la coreografía es “simple” (sin ningún miedo a la simpleza), ligera, pura, limpia. Sabe guardar silencios (¡tan valiosos para el espectador!) entre uno y otro movimiento y más: está libre de los rebuscamientos intrincados, vertiginosos a los que ha llegado la danza, ofuscada por el afán de “ser lo más”, en esta época.

El decorado: el campo sideral cruzado de nubes y nada más.  Creo que el gran valor de esta pieza se encuentra en la fuerza de la tranquilidad.

Los intérpretes: Diana, Demi,  lya Gómez, Karla Espaillat,  Patricia de León, lizandra Toro, Rosa Lidia Cabrera, Elios , Wilmer , Sander Robert, , Luis Pérez,  Stevens Heredia, Euri Echeverría o Jefrey De la Cruz.