Carmen Centeno Añeses/Colaboración especial
Las memorias, ha dicho Jacques Le Goff, conforman la historia nutriéndola. Estas, advierte José Camilo Becerra, posan su mirada sobre los sujetos invisibilizados y periféricos. La historia y la literatura se revisten de un carácter político especialmente en los países en los que domina la dictadura o el autoritarismo como en el caso de Chile, Argentina, Uruguay y República Dominicana, entre otros. En el caso de la novela Charamicos de la escritora dominicana Angela Hernández esto se hace desde el campo literario.
En el Caribe hispano hay un gran interés por la memoria histórica como se aprecia en la diversidad de libros sobre el trujillato en República Dominicana, la historia en Cuba y el colonialismo en Puerto Rico. Las mujeres, especialmente, han textualizado la memoria colectiva de forma alternativa. Así sucede en Charamicos, obra que devela la historia y las aportaciones del movimiento estudiantil dominicano durante el periodo de la dictadura de Balaguer, quien fuera principal asesor del también dictador Leonidas Trujillo, presidente de la república desde el 1930 al 1961 y cómplice del asesinato de miles de haitianos en la frontera del país.
El libro se inserta en la época de las luchas estudiantiles en diversas partes del mundo (México, Estados Unidos, Francia, Puerto Rico, etc); del surgimiento de la teología de la liberación; el auge del feminismo en la década de los 60; de la revolución cubana y de la presencia militar en el Caribe de los estadounidenses, hechos que se expanden a la década del setenta. El crítico literario Néstor Rodríguez ha señalado que la obra propone una osada visión de Santo Domingo durante la dictadura de Balaguer y que acaba con el mito de la modernidad democrática en República Dominicana, es decir, con la herencia populista del Jefe mencionada por Roberto Cassá en su texto de historia de República Dominicana. .
La novela, narrada por una joven universitaria proveniente de la zona rural, es transgresora en distintos aspectos. De ellos quiero resaltar los siguientes:
La obra presenta la situación política bajo un tirano en apariencia letrado, Joaquín Balaguer, quien fuera también artífice de las políticas represivas y dictatoriales de Leonidas Trujillo.
Se textualizan de forma alternativa varios sucesos históricos: la masacre de Palma Sola; la resistencia del olivorismo en época anterior a Balaguer a la presencia de los marines en el Caribe; las luchas estudiantiles; la participación de Juan Bosh y Caamaño en la lucha por la liberación de la tiranía; y la represión de los opositores de parte de los militares durante el balaguerato.
Pone en escena la situación de la universidad pública, cronotopo central de la novela, como lugar atacado por la dictadura por ser baluarte de la lucha contra el pensamiento dictatorial.
Se presenta la importancia del movimiento estudiantil en la lucha popular contra la dictadura. Es muy novedosa la obra debido a su aportación a la historia colectiva de los jóvenes, la cual está ausente de la mayor parte de las obras literarias. Es, además, un tema sociológico que no se aborda con la frecuencia necesaria.
La autora expone la fractura de la identidad tradicional dominicana al incluir a los haitianos en el campo cultural. Con el gagá se rinde homenaje al Padre Amir quien sostenía relaciones con los houganes sacerdotes del vudú. Nos ofrece una visión identitaria más inclusiva.
Reconfigura los papeles protagónicos de la obra, los cuales eran casi siempre masculinos, a través de una narradora, Trinidad, y la líder estudiantil Ercira, mediante la cual rinde homenaje implícitamente a la líder estudiantil Sagrario Ercira Díaz quien fuera asesinada por sus ideas políticas.
También se aleja de las visiones simplistas del movimiento estudiantil de izquierda al que lanza una crítica antipatriarcal por medio de este texto antiandrocéntrico.
Repiensa a la izquierda autoritaria y machista, mostrando un alto conocimiento teórico de los ideólogos y pensadores de este sector ideológico, a la vez que resalta sus acciones contestatarias y la complejidad existente entre los diversos grupos que luchaban contra la dictadura de Balaguer.
Quiero terminar con esta aseveración. Las poéticas palabras con las que finaliza el libro resultan iluminadoras: “la historia es un árbol de sombra ávido de luz”. Luz es lo que le ha brindado Angela Hernández no solo a República Dominicana sino a todo el Caribe en su maravillosa y acertada obra Charamicos.