En el su décimo aniversario, el Centro de la Imagen premió a seis de los 21 participantes individuales y grupales seleccionados en la VI Edición del Premio Joven de la Imagen, cuyo tema es “El paisaje como proceso de vida: experiencias y percepciones sobre los cambios medioambientales en la isla Hispaniola”.
El acto se llevó a cabo en la ciudad de Santo Domingo, Distrito Nacional.
Mariel Aurora Demorizi Arbaje obtuvo el premio a la Imagen Fija, con su serie “Coexistir”; y Fernando Molina se alzó con el galardón a la Imagen en Movimiento, con su audiovisual “Destrucción Planetaria”. Cada uno de estos artistas recibió una dotación de 100 mil pesos.
En tanto, Isabel Amelia Read Schott ganó en la categoría Exposición Individual; y las menciones de honor recayeron en los artistas Jean Carlo Yunén Aróstegui, por su tríptico fotográfico “¿Qué significa ser isla?”; Rosaly Martínez, por su obra “Cuando la muerte lanza su aliento destructor sobre este suelo”; y Yatnna Montilla, María Garabito y Rainiery Medrano, por su audiovisual “Sueño posible”.
El Premio Joven de la Imagen, Fotografía y Video fue patrocinado por el Banco Popular Dominicano y la Fundación Propagás. El jurado estuvo compuesto por Irene Esteves Amador, Marvin del Cid y Carlos Acero Ruiz, director del Centro de la Imagen, quienes destacaron la calidad de los trabajos propuestos, su agudeza y las distintas formas de abordaje del tema.
“Encomiamos la transdisciplinariedad, el acercamiento arriesgado a los medios, la calidad de la factura y la profundidad crítica de la propuestas”, añadieron Esteves Amador, Del Cid y Acero Ruiz.
El premio a la Exposición Individual fue otorgado a Isabel Amelia Read Schott, por el carácter enunciativo de sus diez obras; “políptico que tanto en su forma, como en su contenido evoca el efecto multiplicador del calentamiento global para ponernos en alerta de distintas problemáticas medio ambientales que requieren una atención urgente”, explicaron.
En tanto, el Premio a la Imagen Fija fue concedido a Mariel Aurora Demorizi Arbaje por la capacidad de plantear con gran contenido conceptual el terrible tema global de la crisis medio ambiental por medio de imágenes íntimas de esmerado diseño y pulcritud que alcanzan una dialéctica de respeto y amor hacia la naturaleza.
A su vez, el Premio a la Imagen en Movimiento recayó sobre Fernando Molina por una efectiva y bien ejecutada economía de medios en el uso de la animación en blanco y negro, con recuadros que cierran la historia y rematan el mensaje ecológico con cautivadora y honesta simplicidad, así como por sus guiños locales e internacionales sobre la contaminación ambiental y la pertinencia del lenguaje computarizado en estos tiempos de la virtualidad.
Durante la ceremonia, en la que participaron, curadores, críticos y otras personalidades, Acero Ruiz indicó que los artistas seleccionados elaboraron discursos visuales que ponen en relieve los desafíos que afronta el hábitat de la Hispaniola.
Dijo que los jóvenes artistas ganadores proponen soluciones, entre las que se encuentra la necesidad imperiosa de adoptar prácticas sostenibles a corto y mediano plazo, para no seguir utilizando indiscriminadamente los recursos naturales del planeta.
“Tenemos en este conjunto de obras, historias que se entrelazan con el uso de la tierra, lo que estamos haciendo los humanos con y por la misma, entretejiendo hilos de imágenes en torno a una nueva luz esperanzadora, e intentar una conciencia ecológica”, agregó Acero Ruiz.