SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El doctor Santiago Castro Ventura pronunció la conferencia “La provincia de Santo Domingo también fue escenario de la guerra restauradora” en el acto efectuado en la Capilla de la Soledad de la Academia Dominicana de la Lengua para conmemorar el 156 aniversario de la Restauración.
Castro Ventura recordó que la provincia fue convertida en el eje central de las tropas españolas y que desde esta localidad se dirigían los operativos terrestres y marítimos, en principio para ocupar todo el territorio nacional y luego para tratar de contener la irreversible marejada insurrecta.
“Tras el estallido revolucionario de Capotillo el 16 de agosto de 1863, y ante el poderío colonial congregado en la zona metropolitana, los insurgentes en toda la periferia de la provincia desarrollaron escaramuzas relámpagos”, rememoró.
Estas escaramuzas “perseguían y lograron obligar al enemigo a mantener un enorme despliegue de tropas y material bélico en la capital para evitar la toma de la ciudad”.
Creando la sensación de un gran asalto al centro de la ciudad, “los rebeldes distraían tropas coloniales que no podían ser enviadas a hostilizar los muy importantes frentes patrióticos del interior”, agregó.
Castro Ventura, miembro de número de la academia, afirmó que la rebelión alcanzó el grado supremo de guerra prolongada, en atención al objetivo estratégico de promover el desgaste del ejército de ocupación.
Dijo que desde un principio el designio diseñado para la provincia Santo Domingo fue atormentar de modo sistemático a las tropas anexionistas, con ataques imprevistos en todo el contorno de la provincia, conformado por las barriadas como Pajarito, Galindo, San Carlos, La Esperilla o Esperillón, San Jerónimo, Guajimia, Manoguayabo, Bayona.
Expresó que a 156 años del contundente triunfo dominicano contra la ocupación española pretendió rescatar del olvido el importante frente interno en el perímetro de Santo Domingo, que “obligó a las autoridades anexionistas a disponer de miles de hombres para resguardar la ciudad intramuros ante un hipotético ataque, obviando que el objetivo estratégico de los rebeldes era entretenerlos en un zona inerte para la revolución, evitando que intentaran apabullar el núcleo central insurrecto ubicado principalmente en el Cibao”.
“¡Gloria eterna al comandante Marcos Adón y sus compañeros por el atrevido y muy efectivo operativo de distracción en el perímetro limítrofe de la Capital, en la tarea de coadyuvar a preservar los baluartes principales de la revolución Restauradora en el interior del país!” exclamó al finalizar su disertación.