Pregunta habitual realizada por amigos y conocidos, que quieren iniciar una colección con obras de artes visuales, a los fines de realizar inversiones que capitalicen a futuro su dinero; son los más, ya que las personas realmente apasionadas por el arte, compran las obras (dibujos, esculturas, pinturas, fotografías, grabados, serigrafías, etc.) solo por el deleite estético que estas les producen, y ya, desde ese momento, están absorbiendo cada día beneficios inconmensurables con la apreciación y el disfrute de ellas.
Despojándome del interés primario, como artista favorecido de una respuesta adaptada a mi beneficio, trato de colocarme en el lugar de quien interroga para darles consejos, imaginándome ser quien desea invertir.
En los últimos años ha quedado confirmado, que una de las inversiones más rentables es la adquisición de obras de artes visuales, ya que el retorno anual que garantiza supera con crece el promedio anual de beneficios; por ejemplo, que pudiera dar el mercado de valores. Especialistas afirman que: “Los inversionistas arriesgados tienen en las obras de arte una opción para multiplicar sus ahorros a tasas superiores a las que ofrece el mercado accionarios; esta es la vía para obtener rendimientos promedios de hasta el 20% en períodos de inversión de entre cinco y siete años.” (ArteMundi Global Found, Javier Lumbreras). Claro, el punto vital de este referente bursátil, parte de los atributos de las piezas artística que se adquieren, para posibilitar la obtención de estas o mejores utilidades.
Lo primero que recomiendo, es buscar un conocedor de las artes con la suficiente calificación y probidad ética, que les aconseje y garantice correctamente el uso de su dinero. En nuestra campiña visual hay de todo, así como existen oportunistas, embaucadores, falsificadores, simuladores, comerciantes y galeristas de artes que no saben nada de arte, críticos a la medida y por encargos que taimadamente han sabido enquistarse en el medio visual como modo de vida; también existen, probos entendidos, comerciantes y galeristas con un ejercicio ético y una hoja de vida en las artes; así como conocedores académicamente formados y con publicaciones importantes, rigurosas y calificadas en el campo, que constituyen su mejor carta de presentación. Es necesario indagar, pedir opiniones sobre estos marchand’art y conocedores.
Una colección de obras de arte es una inversión a largo plazo. Hay piezas adquiridas por un precio justo, y quizás hasta bajo en su momento, que con el transitar de los años incrementan por mucho el valor inicial de la inversión realizada (valor tangible), y que sumado al disfrute y placer estético (valor intangible) que hemos recibido con su visión y disfrute diario, garantizan con creces la adquisición.
Existen reconocidas bases de datos en línea, que contienen informaciones sobre numerosos artistas latinoamericanos y del mundo, con investigaciones que van desde biografías, referencias de publicaciones en libros y medios, costos de sus obras en el mercado internacional, precios de obras artísticas en audiciones, y en las cuales, con una suscripción hasta de 24 horas, usted puede indagar sobre artistas de cualquier latitud geográfica.
El presupuesto es importante a la hora de invertir; un bajo presupuesto te aleja de artistas reconocidos y consagrados en nuestro medio, pero puedes acercarte a la adquisición de obras de jóvenes talentos, con posibilidades de trascender y que con el tiempo acrecienten el valor de tu compra.
Siempre es bueno ver publicaciones que se hayan realizado del artista, libros en los que aparece, premios nacionales o internacionales obtenidos, colecciones que cuentan con sus obras, exposiciones realizadas y eventos en los que haya participado, entre otras; lo que te permitirán tener un marco de referencia importante a la hora de motivarnos por la producción de un creador. Si es un artista joven, conversar con este, oír su discurso sobre el proceso creativo y el desarrollo de la obra, así como proyectos a futuro. Esto servirá para hacerte una idea mas completa sobre las posibilidades de las obras que adquieres.
Hay que tener sumo cuidado con los artistas que se sobrevaloran. Si bien es su derecho, fijar el precio que le plazca por su obra artística, no menos cierto es que debe sopesarse su valor real en el mercado del arte dominicano e internacional.
He visto con sorna los precios de algunos noveles y también consagrados artistas, a los cuales no se les aprieta el pecho al momento de tasar sus creaciones. Cuando estos precios se contrastan por los precios que mueven el mercado internacional del arte latinoamericano e internacional, vemos que la sobredimensión de su ego es lo que infla el valor real de su trabajo.
En la lista de las 61 obras de artistas latinoamericanos, vendidas por encima del millón de dólares en las dos principales casas de subastas del mercado internacional (Sotheby’s y Christie’s), no hay ningún artista dominicano. Rufino Tamayo lidera los “Top 61” con 13 Obras, seguido por Fernando Botero con 9 Obras. Frida Kahlo con 8 Obras. Diego Rivera y Roberto Matta con 6 Obras. Alfredo Ramos Martínez con 5 Obras. Con 3 obras Lucio Fontana. Con 2 Obras están: Mario Carreño, Claudio Bravo y Joaquín Torres García. Con una Obra están: José María Velasco, Wilfredo Lam, Remedios Varo, José Clemente Orozco y Miguel Covarrubias. (Arte & Artistas. por Gonzalo Fontanés).
Dos artistas dominicanos, Iván Tovar (1942) y José García Cordero (1951), aparecen en el histórico de obras subastadas en Sotheby. Tovar aparece con tres pinturas: Piege (vendida en 15,000 Euros), Le Balanciera Serpent (US$ 41,000) y La fenetre (vendida en US$ 26,000). García Cordero aparece con una pintura: Perros en el Bosque, (vendida en US$ 17,500).
No ignoramos, que detrás de todas las ventas de estas casas de subastas, existe una estrategia de mercadeo y venta, llevada a efecto por galeristas y coleccionistas, que las colocan con representantes, pujan por ellas, invierten y las readquieren, con la finalidad de aumentar su valor y visibilidad en el mercado de arte, así como de la producción del artista. También existe, como bien dice Gonzalo Fontanés : …el “poder” de cada país para valorar a sus artistas, es indudable que magnates como el mexicano Carlos Slim, elevan las tasaciones de sus compatriotas en las diferentes subastas, colocándolos dentro de un carril de ventas totalmente dominado por artistas estadounidenses y europeos.
Ante la cantidad de obras falsas que se están ofreciendo en nuestro país, es necesario ser cuidadoso, exigir certificados de autenticidad de las piezas compradas; por una persona autorizada, en el caso de los artistas fallecidos o del mismo artista si aún esta vivo, no importan si son reconocidos o nuevos creadores.
Sustento la postura, finalmente, del valor de invertir en toda obra de arte dominicana de calidad, teniendo como premisa significativa al adquirirlas, que les agrade y haga estremecer, estando con mente abierta a las diversas formas expresivas del mundo de las artes visuales, para poder marcar nuestra colección con determinada cualidad, calidad y alineación.