La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), institución pública de educación superior de la República Dominicana, posee una rica colección de obras de arte, que incluye: pinturas, esculturas, murales, grabados y otras piezas de diferentes categorías, autores y etapas.
Durante el período que permanecí en esa institución, trabajando primero como Dibujante del Departamento de Diseño – puesto ganado por concurso en la rectoría de Dr. Hugo Tolentino Dipp-, luego Supervisor de Planta Física, y finalmente Director de la Unidad de Artes Plásticas y Afiches de esa universidad; realizamos y mantuvimos -por decisión propia- un inventario de esta colección, dispersa en oficinas administrativas y dependencias de facultades existentes para esa época.
Efectuamos ese inventario de forma precaria, con nuestros escasos medios y tiempos libres disponibles en la entidad universitaria; con la carencia de los óptimos recursos fotográficos digitales de hoy, asumiendo en la medida de lo posible el alto costo de algunas diapositivas a color, necesarias para una empresa de esta naturaleza. Nos animaba, al momento de emprender esta labor, el poder realizar una auditoria que cuantificara la totalidad de obras de arte existentes; continuar posteriormente registrando las que se fueran adicionando, fruto de donaciones o adquisiciones, para tener a manos un inventario visual, que permitiera rápidamente la detección de cualquier depredación que se realizara del patrimonio artístico de la universidad estatal.
En el transcurso de la faena realizada, revelamos el mal estado y conservación de muchas de las obras, llegando a rescatar algunas, que por ignorancia o insensibilidad de los responsables de turno en las diversas estructuras académicas-administrativas, se habían tirado en sucios depósitos, e incluso en un baño de una facultad -caso Retrato de Núñez de Cáceres. Réplica de J. Albert del 1955. Óleo sobre lienzo-, cuadro aún no restaurado.
Después de mi retiro y desvinculación total de la UASD -durante la deslucida rectoría del Ing. Rosado-, interrumpí y engaveté esta compilación.
Con el crecimiento de la planta física universitaria, por las nuevas construcciones realizadas por el estado durante el gobierno de Leonel Fernández, se fueron sumando al patrimonio cultural de la universidad, nuevas obras de arte. Sus autoridades decidieron crear una pequeña galería-museo –por sus dimensiones-, para concentrar las obras más antiguas y emblemáticas, así como auspiciaron la publicación del libro “Tesoro Artístico– Universidad Autónoma de Santo Domingo”, del Prof. Julio Alberto Melo, M.A.; hermoso y costoso libro empastado, que trata de recoger visualmente, todas las obras inventariadas por su autor. Claro esta, en esta relación detectamos alguno errores en las fichas consignadas al pie de las ilustraciones, así como algo más grave aún, para un documento de esta naturaleza, la falta de piezas que “existían” en el patrimonio artístico de la UASD, cuando realizamos nuestro levantamiento. Indudablemente, el autor de este libro no tiene nada que ver con la relación de obras que aparezcan, ya que el únicamente hace un registro fiel del momento, consignando la obras existentes durante el levantamiento en todas las instalaciones de la institución. Quienes deben dar una explicación sobre el destino de estas obras “faltantes”, son las autoridades universitarias responsables, en su momento, del custodio de estas obras.
Durante la rectoría del muy apreciado amigo, ya fallecido, Dr. Guarocuya Batista del Villa, detectamos un portafolio con 14 Grabados Norteamericanos del 1930, donados en el 1943 a la Universidad de Santo Domingo por la Federal Arts Projects (FAP), y que según las investigaciones que realizáramos para la exposición de estas obras en la Biblioteca Nacional (Ver suplemento Listin Diario del Sábado 13 de Agosto 1977- Página 25), entre los autores, había ya algunos artistas de gran fama y prestigio dentro de la historia gráfica Norteamérica. Los grabados más importantes dentro del conjunto corresponden a artistas tales como: Gyula Zilzer (1896-1969), Leonard Pytlak (1910-1998), Marguerite Redman Dorgeloh (1890- 1944), Todros Geller (1889-1949), Hyman Warsager (1910 ), Albert Abramovitz (1879-1963), Jolan Gross Bettelheim (1900- 1970) y Eugenie Fish Glaman (1873- 1956). Estas obras, realizadas en técnicas xilográfica, agua fuerte y litográfica, fueron enmarcadas y exhibidas por primera vez, a propósito de un nuevo aniversario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Posteriormente las obras fueron colocadas en diversas dependencias de la institución universitaria, concentrándose la mayor cantidad en la Biblioteca Central y el Economato. De esa colección de grabados, solo aparece en libro del amigo Melo, la litografía de Redman Dorgeloh, que erróneamente en el pie de foto (pág. 105) se pone como un dibujo a “Lápiz”.
Otras obras “desaparecidas”, por no utilizar aún otro calificativo, en las indagatorias que realizáramos tanto en el museo-galería, como en dependencias de la institución son: Busto de Hostos, de la autoría del artista español Fco. Vásquez Díaz (Compostela), talla en caoba del 1941. Barajita, del artista Rafael Faxas (Pipe), óleo sobre lienzo del 1955. La pintura de Guillo Pérez, titulada: Sector Colonial, en técnica acrílica a espátula, del año 1970. Hilografía en oro, sobre tela de terciopelo; sin título, de la autoría de Delia Weber. 1970. Otras obras faltantes son una pintura acrílica sobre lienzo de Julio Natera, del 1975, titulada: Homenaje a Orlando Martínez. Dos grabados en medios mixtos, de mi autoría, titulados: …”porque se derriten en lloros las casuchas de los barrios”, del año 1977, y “Negra realidad”, del mismo año; así como una serigrafía numerada y firmada de la artista nicaragüense Liliana Neret, y una escultura del importante y destacado artista cubano Enrique Angulo.
Creemos significativo que las actuales autoridades inicien las indagaciones -estamos en la mejor disposición de ayudar y darles copias de las documentaciones y fotografías que poseemos- que determinen y expliquen claramente, la suerte de estas obras de arte pertenecientes al Tesoro Artístico de la UASD, las cuales indisolublemente, son patrimonio de la sociedad dominicana.