Si bien en la antigüedad los plagiarios de obras de arte solo recibían la condena moral o la perdida de clientes y mecenas, en la sociedad contemporánea la tipificación del delito ha cambiado, y las condenas implican privación de libertad u otras posibles sanciones contempladas por las leyes. Evidentemente, esto no ha significado que el temor al castigo paralice la actividad delictiva de falsificaciones de obras de arte, por el contrario, ha inducido a los imitadores a mejorar sus reproducciones llevándolas a límites insospechados; de forma que se torne cada vez mas difícil, a la vista de un experto o con el uso de recursos tecnológicos, detectar las obras trucadas. “La falsificación de obras de arte es, sin lugar a dudas, uno de los principales problemas del mercado del arte al que se enfrentan los poderes públicos en su labor de defender los derechos de artistas, coleccionistas, galeristas, casas de subastas, marchantes, museos, Administraciones públicas y, en general, de los ciudadanos.”(1)
El desarrollo actual de nuevas tecnologías de reproducción han incrementado considerablemente las posibilidades de reproducir obras de arte con una gran calidad y semejanza a las originales, lo que ayuda a los falsificadores a hacerlas pasar por auténticas. Thomas Hoving, historiador y ex director del Museo Metropolitano de New York, llegó a asegurar que más de 40% del importante comercio del arte en el mundo se componía de obras de arte falsificadas.(2)
Algunos artistas, por su práctica de vida, han contribuido en cierta manera a tornar mas difícil la autentificación de sus obras. Pablo Picasso, por ejemplo, cuando le mostraban una obra falsificada aparentemente suya, si la consideraba excelente, la firmaba. Salvador Dalí llego a firmar cientos de papeles en blancos en los que posteriormente se realizaron obras gráficas que nunca salieron de sus manos, pero sí con su estilo; y que decir de las pinturas spot de Damien Hirst, que realizan sus ayudantes bajo su orientación, y que consisten en simples círculos multicolores dispuestos sobre un fondo blanco.
En nuestro país, el relativo éxito comercial de algunos artistas, su protagonismo en el discurrir histórico de las artes visuales dominicana, los lleva a ser objetivos de la mira de los hábiles trúhanes que los imitan, quienes llegan en ciertos casos hasta mejorar sus ejecuciones. El espectro de estos plagiarios esta enmarcado, según vox populi, entre: alumnos aventajados de los mismos artistas, relacionados cercanos con conocimientos pictóricos, pintores con destrezas pero con carencia de vuelo creativo; en contubernio, en la mayoría de los casos, con galeristas, marchand’arts, y “expertos” inescrupulosos, que se prestan a la autentificación de obras evidentemente falseadas.
Un rápido escrutinio en la web, como muestra, nos permite apreciar que las denuncias en los medios sobre falsificaciones de artistas dominicanos, involucran trabajos de : Darío Suro (3), Jaime Colson (4) , Ramón Oviedo(5), Guillo Pérez, Cándido Bidó (6), Clara Ledesma, Celeste Woss y Gil, Plutarco Andújar, Alberto Ulloa, José Ramírez Conde, Yoryi Morell, Paul Giudicelli, Gilberto Hernández Ortega, entre otros.
Hay pinacotecas de fundaciones, instituciones y connotados coleccionistas de la sociedad dominicana, que han sido permeadas por estos fraudes, algunos de los cuales han sido autentificados como “originales” de los autores signados, llegando inclusive a figurar en publicaciones especializadas.
El “estrellato” de las falsificaciones a escala mundial la tienen estafadores como: Elmyr de Hory, quien llego a engañar a los expertos de arte mas famosos del mundo; Mark Landis, quien donó falsificaciones realizadas por él a galerías y museos; y Han van Meegeren (7), genial falsificador de obras de arte del siglo pasado.
Las falsificaciones de obras clásicas se vuelve cada vez menos frecuente, dado el tiempo que implica la realización, la necesidad de pigmentos, sustratos y aglutinantes propios de las épocas de estos artistas; lo que mueve la tendencia al fraude de obras de creadores contemporáneos cotizados.
El mercado del arte a nivel mundial mueve una gran cantidad de adquirientes del producto artístico. Se compra no solo por tener conocimiento e interés por las obras de arte, involucran también aspectos de especulación, posicionamiento de la imagen y status social del comprador; elementos que inciden en el incremento de personas que adquieren arte sin una formación mínima que les permita discernir sobre lo que se compra, ni de las garantías que deben exigir al hacerlo, lo que facilita que se les time con obras de arte falsas.
Finalmente, artistas, coleccionistas y galeristas se enfrentan a un problema que les afecta a todos de formas diferentes. El coleccionista que descubre que ha sido engañado, lo que en la mayoría de las veces ocurre después de muchos años, no siempre optará por denunciar la estafa. Preferirá guardar silencio para evitar dañar su reputación, y pasar como ignorante estafado, ante el mercado y la sociedad.
Los galeristas timados tenderán a no hacer publico casos de falsificaciones por temor a perder clientes o no poder revender la obra; desean que no hayan noticias de falsificaciones de obras, ya que esto puede provocar una perdida de confianza en la compra de obras de arte.
Y definitivamente, a los artistas no les conviene que se conozca que son objeto de falsificación, pues ello afecta el precio de sus obras y la predisposición de los coleccionistas a adquirirlas.
1- Las obras de arte falsas. Reixach; LLuís Peñuelas.Pág. 101
2- http://lapiedradesisifo.com/2013/07/02/las-m%C3%A1s-grandes-falsificaciones-del-mundo-del-arte/
3- http://www.diariolibre.com/revista/denuncia-falsificacin-de-pinturas-de-daro-suro-BPDL341990
4- http://www.listindiario.com/la-vida/2007/10/27/34295/print
5- http://www.listindiario.com/la-republica/2015/07/25/381693/familia-de-oviedo-denuncia-falsificaciones-de-sus-obras
6- http://www.diariolibre.com/revista/descubren-falsificaciones-NEDL56294
7- http://www.20minutos.es/noticia/1725902/0/unico-museo/obras-falsificadas/fake/#xtor=AD-15&xts=467263