El escritor cubano Alexis Díaz-Pimienta posee un estilo fresco, dinámico e inteligente al crear poesía dirigida a los jóvenes lectores.
En su poemario titulado Buenos días, Chamaquili, sus versos fluyen entre los temas que ellos prefieren: disfrutar en familia, sentirse amados y protegidos, jugar en el parque, recibir y compartir juguetes, conocer el significado de las palabras o el porqué de las cosas que los rodean.
Cada poema es escrito en rima e introducido por un cuarteto, (el cual es un poema en sí mismo), que inicia a su vez con una frase similar al título del libro. Los textos son desarrollados en una especie de diálogo con el personaje principal. En momentos parece que sus padres (reconocidos como “mapá o pamá”) le hablan, pero en otros es él mismo quien se expresa y cuenta lo que siente, observa o le pasa.
Chamaquili deseaba, cuando fuese grande, “inventarse una mirada que tuviera forma de espejo…y allí mirarse la cara, cuando le cantaban, o le regañaban”.
También, disfrutaba jugar con los vecinos, saludar desde la ventana y parado en el sofá “a todo al que paseaba frente a su casa”, endulzarse la mirada al ver llegar al señor de los caramelos y ayudar a su madre a preparar la comida.
Asimismo, cual filósofo, hacer un sinfín de preguntas como:
“¿qué tienen dentro las flores?…
¿qué tienen dentro las nubes?
¿qué tiene dentro el sol?”
Para recibir por respuesta:
“La comidita de las abejas…La comidita para las flores; gotas azules…La comidita para las nubes; luz y calor”.
Estos poemas no tienen límite para la creatividad e imaginación. En uno de ellos sabemos de una rana “peluda”, que vivía en el patio de la escuela, a la que el protagonista recomendaba peinarse, teñirse y maquillarse.
El autor se vale de recursos como la rima, repeticiones e imágenes poéticas para contar historias y experiencias cotidianas en primera, segunda y tercera persona, con candor y musicalidad, y con toda la profundidad y belleza de temas como el amor, la familia, la amistad, el compañerismo, la naturaleza y la sed de aprender.
Junto a él, podemos decir… “tengo tanta sed de sol, hambre de luz…Me pararé en la ventana y abriré la boca grande, me tragaré el arcoiris que dibujé la otra tarde.”
A través de Chamaquili, Alexis Díaz-Pimienta nos invita a ver el mundo con los ojos de niño, a ser curiosos y a decir lo que pensamos sin tapujos, reconociendo que, como él, tenemos “muchas, muchas preguntas dentro, y el pensamiento”.
Y qué mejor que la poesía para liberarnos y crear un mundo con sus versos.
Buenos días Chamaquili, de Alexis Díaz-Pimienta
Ediciones Abril (2006)