SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La escritora Bárbara Moreno García comenzará a publicar en Acento una columna semanal sobre temas de literatura.
Bárbara reside en Alemania pero mantiene su vínculo con la literatura dominicana, de la que, de alguna manera, es fruto. Es nieta del poeta Domingo Moreno Jimenes.
Bárbara es licenciada en Filosofía y Letras de la PUCMM, Maestría en Literatura Francesa Moderna en la Universidad Stendhal, Grenoble III. Post-Grado DEA en Literatura Contemporánea, y Doctorado en Literatura en París en 1998 con su tesis titulada: "Le Parcours Poétique de Domingo Moreno Jimenes", que fue traducida y puesta en circulación en el país en 2001: El recorrido poético de Domingo Moreno Jimenes, libro que se encuentra en venta en las principales librerías del país.
En agosto de 2009 puso en circulación su libro de poesía Mosaicos Líricos, en la Librería Cuesta de Santiago y de Santo Domingo, cuya presentación estuvo a cargo de los reconocidos escritores dominicanos Bruno Rosario y León David.
Colabora como crítica literaria en las revistas "Ecos de España y Latinoamérica" en München y en el país de "Caudal" y "Mythos". Actualmente reside en Ulm, Alemania.
A continuación el ensayo de Bárbara sobre la insondable poesía de César Vallejo:
LA INSONDABLE ANGUSTIA DE CESAR VALLEJO
Cesar Vallejo es un autor peruano, nacido en 1892, de familia mestiza, bachiller en Letras, obtenido en la Universidad de Trujillo, ciudad en donde fue encarcelado siendo inocente. Se instala en París en 1923 acogiendo las novedades de la literatura (Vanguardismo[1]) pero sin ningún enloquecimiento y más bien con una visión crítica. En cierto sentido este poeta irá más allá de las nuevas tendencias, nos referimos a que sabrá alejarse de ellas para tomar sus raíces en una lírica de angustia existencial. La obra de este destacado poeta representa una gran ruptura tanto en la tradición literaria de su país como en la de la poesía latinoamericana, su voz lírica llegando incluso a convertirse, con el paso de los años, en cada vez más influyente, intensa y poderosa. Su muerte acaeció en la capital francesa en 1938.
César Vallejo es, en efecto, el más auténtico representante de la vanguardia pesimista, por lo que en su obra poética descubrimos, y desde el inicio, una visión funesta de la existencia humana a la que nota acorralada por innumerables padecimientos, angustias e infortunios. En su primer libro, Los heraldos negros (1918), advertimos ya la concepción trágica de la existencia humana. Veamos un corto fragmento de este volumen:
„Pasan todos los labios. El hastío
despunta en una arruga su ya no.
Pasa el suertero que atesora, acaso
nominal, como Dios,
entre panes tantálicos[2], humana
impotencia de amor.“
Aquí el autor, lo mismo que un espectador, observa a los hombres en el movimiento apresurado de la vida y ve reflejado en cada cara un desinterés total. Este desgano y actitud negativa ha dejado incluso una marca o „arruga“ permanente en los rostros acostumbrados a repetir una y otra vez: „¡ya no quiero más!“. El que vende los billetes de la Lotería, y aunque se compara a Dios, sin embargo, vende „panes tantálicos“ ,o sea, algo falso o engañoso. Por lo demás se trata de un ser incapaz de sentimiento o de ternura hacia los demás.
En la estrofa que a continuación ofrecemos nos tropezamos con un personaje que toma un camino que conoce de memoria, ¿Qué quiere el autor que entendamos en esta nueva situación? Examinemos el texto:
“Rumbé sin novedad por la veteada calle
que yo me sé. Todo sin novedad,
de veras. Y fondeé hacia cosas así,
y fui pasando.
Doblé la calle por la que raras
veces se pasa con bien, salida
heroica por la herida de aquella
esquina viva, nada a medias. (Trilce)
Nos parece normal que al hombre, que camina en esta calle tan conocida, no le resulte ya ni interesante, ni atractiva, ni que despierta en él el encanto de lo nuevo. Luego, se dirige por otra calle que más bien le inspira temor y desconfianza ya que, según se afirma, sólo pocas veces se logra atravesar sin que pase nada. Todo esto nos pone, a nosotros lectores, en un estado de alerta e inquietud ¿Qué es lo que suele ocurrir allí? ¿Qué es lo que teme presenciar? Empero, vemos que nuestro “personaje”, a pesar de todo, se decide a cruzarla, se nos deja entender que si lo hace no es por valentía sino porque la apatía, el tedio y pesimismo que lo domina lo lleva a este estado de indiferencia donde todo le da igual. Por otra parte, si nos detenemos un poco en el vocabulario de los versos es evidente que la mayoría de los términos traduce un estado de desánimo, depresión, desgano: „sin novedad“, „herida“ y „fui pasando“ que evoca el paso de la vida, su carácter temporal. Si la calle es „veteada“ es porque en ella encontramos estrías, o sea, marcas imborrables de los hechos que allí acostumbran pasar: asaltos, secuestros y tiros, „herida“. Cuando nos habla de “fondear” se refiere a su interés en buscar el sentido profundo de las cosas, su indagación filosófica.
Trilce, de 1922, es quizás el libro fundamental de Vallejo ya que logra consagrarlo como poeta, se trata de una lírica que ha alcanzado ya un tono, un acento y un carácter propio. Apreciemos, a continuación, otros fragmentos de este libro en donde se percibe mejor la rebelión poética.
„Mediodía estancado entre relentes.
Bomba aburrida del cuartel achica
tiempo tiempo tiempo tiempo.
Era Era.
Gallos cancionan escarbando en vano.“
Los poemas del texto recién citado están cargados de un profundo pesimismo tal y como nos lo comunica el léxico seleccionado. El hecho que el autor no separe con comas los sustantivos, que repite de manera obsesiva, angustiada y monótona, denota su desgano o hastío, y lo propio a ese estado psicológico, la inmovilidad o pasividad. De la misma manera también el accionar de las aves que remueven sus patas buscando no se sabe qué, traducen esa atmósfera de apatía y de tedio. Lo que se nos quiere comunicar con esta imagen es que todo es inútil, vacío o absurdo, y al final de cuenta, no nos conduce a ninguna parte.
Este original creador andino aprovechará la emancipación y los "atrevimientos" conquistados por la poesía moderna para ofrecernos, en ocasiones, composiciones ininteligibles, haciendo uso de desconexiones o de supresiones que hacen difícil la comprensión del texto. A veces encontramos asociaciones chocantes y raras, el poeta complaciéndose, por ejemplo, en tratar ciertas ciudades como simples substantivos pluralizados que anulan su carácter único y singular. Usa a veces palabras nuevas (neologismos[3]) que inventa de manera audaz: „arinientos“, „otilinas“. A menudo se trata de palabras que sugieren realidades adversas y deplorables: „nudo“, „cárdenas“, „sollozo“, „moribundas“.
„El verano echa nudo a tres años
que, encintados de cárdenas cintas, a todo sollozo,
aurigan arinientos índices de moribundas alejandrías,
de cuzcos moribundos.
El nombre mismo de Trilce es también un neologismo que el creador inventa de manera audaz y vanguardista, estando formado de la asociación de dos términos: triste y dulce. Vallejo nos ofrece, por otro lado, atrevidas alteraciones de los tiempos verbales:
„El traje que vestí mañana
no lo ha lavado mi lavandera
lo lavaba en sus venas otilinas“
En ocasiones sorprendemos en sus versos un ambiente trastornado, en el que todo aparece desordenado, como dominado por una atmósfera oscura, neurótica, donde no asoma la menor brecha de esperanza y revelándonos, a ratos, datos de su mente y del subconsciente. Creemos que lo que le interesa es provocar en el lector un estado a la vez de confusión y de amargura, de inquietud, de tensión y de pesadumbre a través de esta mezcla insólita de elementos:
„A hora que no hay quien vaya a las aguas,
en mis falsillas encañona
el lienzo para emplumar, y todas las cosas
del velador de tanto qué será de mí,
todas no están mías
a mi lado.
Quedaron de su propiedad
fratesadas, selladas con su trigueña bondad.“
Pasemos a continuación a otro texto en donde no disimula la pena honda que de nuevo lo embarga:
„He almorzado solo ahora, y no he tenido
madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua,
ni padre (…)
El yantar de estas mesas así, en que se prueba amor ajeno
en vez del propio amor,
torna tierra el bocado que no brinda la MADRE,
hace golpe la dura deglución, el dulce,
hiel; aceite funéreo, el café.“ (Trilce)
¡Qué almuerzo más triste ha tenido tiene nuestro autor! pues al sentarse a la mesa para comer, se da cuenta de su completa soledad, no tiene a nadie y como a quien más extraña en el momento de la comida es a su madre, escribe este vocablo en mayúsculas, para destacar también que su orfandad es grande, de la misma manera que, en otro contexto, lo es la madre, ese ser inmenso, vasto, generoso, insustituible, la figura que, con frecuencia, está presente en el desayuno de sus hijos, la que también, usualmente, prepara la primera comida del día, toda esta notable ausencia es generadora de un vacío existencial.
Es por la misma razón que lo dulce le parece amargo y el café, la bebida „sociable“ por excelencia _servida, normalmente, en compañía o para dar bienvenida a alguien, y que además nos reconforta, anima o estimula_ es percibida aquí con una connotación más bien de desamparo, como si se tratara del ungüento que se aplica a los enfermos o a los cadáveres cuando se embalsaman. En otras palabras, si esta bebida le parece así a la “voz angustiada” del poema, es porque su presencia en la escena viene a poner en evidencia una ausencia indescifrable, le comunica un malestar de pérdida o dolor, la madre no está y sin decírnoslo, los vocablos nos sugieren su ida definitiva, su muerte.
El café aquí no consuela ni tonifica sino, más bien, nos hunde más en una atmósfera fúnebre, trágica, sobre todo si pensamos que “antes” solíamos disfrutarlo en compañía de alguien y precisamentes ese alguien ya no está, entonces su apreciación es necesariamente otra, es recordarnos que un ser querido nos han dejado, se ha ido y de ahí que este café este cargado de negra tristeza.
Es preciso referirnos finalmente a Poemas Humanos (1931-1937) ra Vallejo entrañablemente:
„¡Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa[4], en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!“ (…)
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.“
Como bien podemos advertir, Vallejo seguirá mostrándose amargo, desesperanzado, pesimista, sin embargo, ahora sus textos se hacen más comprensibles ya que usa un lenguaje más directo a la vez que se aleja de las complejidades típicas de Trilce. En el fragmento que recién ofrecimos el autor nos confiesa de manera clara, franca y manifiesta su congoja y tormento.
En la obra de este vate sudamericano también encontramos una rebelión contra la injusticia, un sentimiento de fraternidad hacia los oprimidos. Sabemos que, solidario con los pobres, militará en el partido comunista, pero esto no significará hacer concesiones estéticas, es decir no optará por un arte poético explícito y documental tal y como lo podemos apreciar en España aparta de mí este cáliz. En esta obra, de 1937, nos comunica emocionado y sobrecogido el exterminio de tantos inocentes salidos de las entrañas mismas del pueblo:
„Papel de viento, lo han matado:¡pasa!
pluma de carne, lo han matado: ¡pasa!
Lo han matado, obligándole a morir
a Pedro, a Rojas, así, al obrero, al hombre, a aquel
que nació muy niñín mirando al cielo,
Queremos concluir nuestra composición añadiendo una nota positiva, esclareciendo y dilucidando que en esta lírica no todo es siempre sombrío, hundimiento o desplome. A medida que el legado poético de este alto representante de nuestras Letras evoluciona sentimos una idea esperanzadora que subyace, ahora, en el fondo de las composiciones. Sí es posible la confianza, siendo el Amor y la Solidaridad, las únicas fuerzas „milagrosas“ de la humanidad, es decir, sólo a través de estas dos entidades podrán los hombres vencer y superar las dolencias, las angustias y los tormentos por los que siempre están amenazados.
„Me viene, hay días, una gana ubérrima, política,
de querer, de besar al cariño en sus dos rostros,
y me viene de lejos un querer
demostrativo, otro querer amar, de grado o fuerza
al que me odia, al que rasga su papel, al muchachito
(… ) al que suda, al que pasa, al que sacude su persona en mi alma.
Ah querer, éste, el mío, éste, el mundial.“
(Poemas humanos)
[1] vanguardismo: nombre genérico con que se designan ciertas escuelas o tendencias artísticas, nacidas en el siglo xx, tales como el cubismo, el ultraísmo, etc., con intención renovadora, de avance y exploración.
[2] tantálicos: adjetivo derivado de la palabra Tántalo que según la mitología griega era hijo de Zeus y Pélope y mató a su hijo y robó el néctar de de los dioses para dárselos a los hombres por lo que fue condenado por su padre a sufrir en los infiernos hambre y sed eternamente. En el poema significa falso, aparente, imaginario.
[3] neologismos: vocablo, acepción o giro nuevo en una lengua.
[4] solapa: parte del vestido, correspondiente al pecho, y que suele ir doblada hacia afuera sobre la misma prenda de vestir.