SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Inicia el día en la Capital Primada de América, Santo Domingo de Guzmán, y el ajetreo singular que caracteriza a las grandes urbes provoca que comience a aflorar su afán cotidiano con todo lo que implica el movimiento vehicular y de personas.

Corre el año 2030 y la ciudad luce más distendida gracias a las soluciones valientes y con visión futurista que la Municipalidad de antaño y con bastante antelación ejecutaron de manera decisiva y contundente.

Y es que la división en seis sub-regiones y un SD-Centro fue un acertado éxito que  permitió al Distrito Nacional, en toda su extensión, eficientizar los estacionamientos municipales sectorizados y manejados por el sector privado en un joint-venture con la Alcaldía, así como la reubicación de oficinas administrativas y de servicios de manera equidistantes, proveyéndole obviamente a cada una de estas zonas, con un orden lógico, todos los servicios que necesita de manera balanceada, aplicando convenientemente una simple descentralización de los mismos.

Las avenidas responsables de esta proeza urbana son la este-oeste conformadas por la Av. 27 de Febrero con la Av. John F. Kennedy, y la sur-norte representada por la Av. Winston Churchill y la Av. Máximo Gómez. Se definió la zona de SD-Centro (Downtown) la confinada por la Zona Colonial, Ciudad Nueva, y Gascue.

Si tomamos en este entonces la Avenida Winston Churchill desde el sur hacia el norte, y partimos desde el mismo Centro de los Héroes, conglomerado cívico-administrativo perteneciente a la gran ciudad, podemos pasar por encima de la Av Independencia, y debajo de la Sarasota y Bolívar, en un cambio de rasante o pasos a desnivel en donde las vías este-oeste pasan a ras de terreno, exceptuando la Independencia por un asunto de la estación de Metro existente, y la José Contreras, que pasaría debajo de la Churchill, debido a una condición topográfica.

Luego de atravesar todas estas intersecciones, la experiencia se hizo más alucinante cuando antes de llegar a la 27 de Febrero, nos introdujimos en el gran túnel recto, iniciado por dos carriles de la izquierda , contiguos a la isleta central, para pasar debajo del Expreso Soterrado de la 27 y llegar hasta luego de la Calle Rafael Augusto Sanchez para  salir a la superficie en este punto, integrándose a la avenida W. Churchill de manera ya superficial.

Estas soluciones fueron previstas para el desahogo de todos aquellos vehículos que iban norte sur y viceversa, y permitir los giros a la izquierda de manera más expedita de las vías este-oeste.

Otra previsión tomada en cuenta, que junto con la idea de cerrar la isleta central o Boulevard de la Churchill o Paseo de las Estrellas en algunas de sus intersecciones con las calles que atraviesan este-oeste, fue la ampliación de este espacio y el convertir el tramo de la citada avenida, entre la 27 de Febrero y la Av. Mejía Ricart, en dos o tres supermanzanas aprovechables.

Este último concepto , con el deliberado propósito de generar grandes zonas de cafés y restaurantes de categoría, con altos estándares, que permitieran no solo bajar la intensidad de uso de la Mejía Ricart en este tipo de establecimientos, sino contribuir a la creación de una gran zona de esparcimiento nocturna que incluyera peatonización de la misma en el propio corazón del Polígono Central, y que de esta forma, aglutinara una enorme cantidad de personas residentes, visitantes, y turistas.

Núcleo-Centro (Center-Core), esta es la idea o concepto básico, producción de negocios de alta categoría, con hoteles ya existentes, y grandes centros comerciales , promoviendo y elevando el valor inmobiliario de esta zona, y convirtiéndola en punto de encuentro obligado.

Se impuso en esa ocasión una reformulación paisajística de la isleta central, pavimentación, re-señalización de la calle, y reacondicionamiento con adoquinados, arborización y paraguas con mesas en las aceras, así como estaciones de autobuses tipo Metro ( buses articulados).

Foto: Carmen Suárez/Acento.com.do

A todas estas infraestructuras, se le añadió un telesférico a baja altura, situado de manera ligera, que corre por la propia isleta central, facilitando la movilidad del usuario de la zona, a través de estos grandes bloques urbanos, y sobretodo,  teniendo una de las más hermosas vistas aéreas de una deslumbrante y ajardinada ciudad, ciudad que fué capaz, sobretodo, de crecer acorde a sus recursos , de manera satisfactoria y sostenidamente.

Toda esta concepción se sustenta en ir mejorando y manteniendo dichos espacios para irlos optimizando y adaptándolos a las circunstancias en el tiempo.

Ya en la intersección con la Av. John F. Kennedy, se hacía impostergable tomar los dos carriles centrales en ambas direcciones para introducirlos en la tierra mediante un gran túnel que cruzó derecho el tramo de la Kennedy y la Av de Los Próceres, hasta salir a la superficie por el centro de la Av. República de Argentina, frente a la parte posterior del Jardín Botánico.

Una vez,  por los alrededores del Parque Zoológico, conectó con una gran avenida ,de bellas perspectivas y características de Gran Boulevard, que empalmó con la Via Marginal de la Rivera del Ozama-Isabela. Todo este conjunto se planificó en un Santo Domingo mas vivible y amigable , con grandes intervenciones urbanas de importancia y el rigor que implica este tipo de decisiones.

Habría que ver como los congestionamientos diarios en las intersecciones de la Av. Winston Churchill con Av 27 de Febrero y la intersección con la Av. John F. Kennedy ya eran cosas del pasado, de como con la decisión que hacía varios años se venía haciendo mediante la introducción de los carros movidos con energía limpia renovable, con la gradual pero importante colectivización del transporte masivo de pasajeros a través del Tranvía de la 27 y del sistema de autobuses articulados, se iba incidiendo en la calidad del aire, y de la imagen  de la ciudad, todo para para beneficio de sus habitantes y visitantes.

Esta gran avenida, concebida y llevada a cabo durante la administración del gobierno del 1966-1970, y que al principio lucía desolada, hoy es el corazón del Distrito Nacional, dotado de lo que es Santo Domingo y sus expresiones culturales, donde en horas de la noche se dan citas poetas, artistas, músicos, tertulias y peñas literarias, pero también un fino y selecto turismo de clase, que asiste a las más exigentes ofertas gastronómicas de la ciudad completa, y el lugar que aglutina la vida cultural de la capital. Fue un esfuerzo inaudito de varios Ministerios que incluían Cultura, Turismo, Medio Ambiente, Industria y Comercio, y la participación a gran escala del Intrant.

La idea de Centro-Ciudad  es un recurso visto a través de la historia del desarrollo de las grandes ciudades del mundo, pero toca a las autoridades identificar a medida que estas se van expandiendo, los sitios mas plausibles, capaces de irse  adecuando a las actuales circunstancias del momento, según sus necesidades.

Esta arteria ha tenido un desarrollo sano y sostenido en el tiempo, con el crecimiento de emblemáticos centros comerciales de excelente calidad y categoría , así como hoteles con un alto índice y valoración por las cadenas a las que representan, y su óptima oferta y aporte para el turismo citadino. La gastronomía como representación cultural de los pueblos se hizo sentir en el conjunto, produciendo un sitio de alto interés.

Caminar de noche por este gran Boulevar es una experiencia refrescante, apasionante, y representativa de la vida del capitaleño. Con una iluminación vangardista de última generación, en tonalidades y niveles requeridos, se acentúan todas estas instalaciones de forma muy agradable, en sutiles colores y degradaciones.

Hoy, en el 2030, la Av. Winston Churchill muestra nuestra gran cara como marca-ciudad, alberga espacios y visuales expresados convenientemente en diferentes planos del contexto urbano jamas visto en toda la región, sacando lo mejor de nosotros mismos, y con esta llana topografia privilegiada, se extiende de manera muy señorial como Núcleo Urbano en el Corazón mismo del Polígono Central  de la capital mas bella de nuestra América, Santo Domingo de Guzmán.

***El autor es Arquitecto, egresado de la Facultad de Arquitectura y Artes, Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional Pedro Henriquez Ureña, Santo Domingo, Rep. Dominicana. Miembro del CODIA y de la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana (SARD)