Santo Domingo, República Dominicana.- De él, dice Bruno Rosario Candelier que es un representante del buen decir. Y en el año 2010 el Consejo Nacional de Cultura lo declaró “Activo Cultural de la Nación”, y para dejar constancia de eso, un día se presentó alguien a su puerta y dejó colgada una placa. Es Sélvido Candelaria.

Sélvido es de Miches y eso ya es una condición. Es poeta, novelista, organizador por trece años de la Semana Cultural de su pueblo y un provinciano hombre de mundo.

Ahora que dirige el Centro Nacional de Artesanía CENADARTE), Sélvido Candelaria, que también es promotor de la artesanía nacional y en especial de la de su pueblo, dice que busca mover voluntades -políticas, turísticas, sociales, culturales- para reactivar el sector, severamente golpeado, ahora por la pandemia del Covid-19, y antes, mucho antes, por el olvido y la desatención.

Piensa muchas cosas el poeta Candelaria.  Piensa, por ejemplo, que los artesanos dominicanos tienen las alas rotas y que el Estado tradicionalmente los ha tratado como mendigos y los ha excluido de las políticas públicas. Piensa también que sin ellos la Marca País está incompleta y que ellos, los artesanos, con sus colores y sus figuras, con sus metales y sus desvelos, con sus maderas y su esperanza, son parte de la identidad nacional.

Y para completar el manojo de sus ideas dice el poeta que lo del cemí taíno de algodón que disputa la República Dominicana con Italia fue un saqueo y que el Estado italiano, en un gesto de buena voluntad, debe ayudar a repararlo.

¿Puede decirse que la República Dominicana es un pueblo de artistas y artesanos?

La República Dominicana, por esencia, es un pueblo de artistas y artesanos. Y digo esencia para trasladarnos a los orígenes. El primer pueblo de artistas y artesanos que conoció la civilización europea fue el de aquí.

Originalmente, los taínos son nuestros primeros artesanos. Las redes, las nasas, las trampas que usaban los taínos, eso es artesanía; las hamacas son artesanía, sus íconos a los dioses, eso es artesanía. Pero no solo eso, los utensilios para su cocina, los utensilios para casa, eso, si bien eran cosas utilitarias, los artesanos taínos les daban un toque estético, incluyendo a sus armas, por ejemplo.

Tenemos el caso del famoso cemí de algodón, que ha creado revuelo por estar en un país diferente adonde debía estar. Esa es una obra artesanal. Mira los siglos que tiene y eso se mantiene. Esos cemíes nuestros son comparables con las artesanías originales de los egipcios o de los chinos.

La artesanía es la primera manifestación de arte. Y el ser humano expresa concepción del universo, sus ideas a través de lo artesanal. Nosotros tenemos una artesanía original, originaria, y tenemos actualmente una gran cantidad de buenos artesanos en la República Dominicana. Mucha gente vive de la artesanía, directa o indirectamente, en este país.

Se ha hecho un censo y se puede decir que son unas 150 mil personas los que tienen una relación con la artesanía en la República Dominicana.

¿En la República Dominicana hay una economía de la artesanía?

Hay una economía de la artesanía y no está más desarrollada porque el Estado, hasta ahora, no ha hecho su trabajo, hasta este momento el Estado no estaba haciendo su trabajo en lo que era asuntos de artesanía. Aquí se estaba utilizando la artesanía como algo para engalanar, como algo supletorio.

¿Cuáles son los retos actuales para mejorar el desempeño del sector?

El Estado dominicano, con poco esfuerzo, y no me cabe duda por las indicaciones que tengo que el actual presidente de la República, está sumamente interesado y tomando medidas para sacar la artesanía a flote.

He recibido muestras directas de esto. En esta semana, precisamente, fui convocado a la firma de un acuerdo entre el sector público y el sector privado para desarrollo de un polo turístico oficialmente en Miches, y se nos invitó en nuestra condición de representante de una institución de formación artesanal.

Quiere decir que dentro de esos planes se está pensando en la artesanía. Lo que necesitamos para darle el sitial a la artesanía en el mundo es, precisamente, darle ese empujoncito en el mundo, no ver a los artesanos como mendigos a los que hay que darles una boronita.

El artesano dominicano no necesita que le regalen nada. El artesano dominicano lo único que necesita es que le brinden las oportunidades de mejoramiento de sus productos y de los canales de distribución.

¿Entonces, el Estado dominicano ha tratado a los artesanos dominicanos como mendigos?

Generalizando, sí. Aquí el artesano tiene que rogar prácticamente para que lo incluyan en algo que a él debe proporcionársele todas las formas de que participe. Y en ese sentido es que yo hablo de mendicidad.

¿La artesanía dominicana y los artesanos pueden ser parte de la Marca País?

No es que tienen, deben ser parte de la Marca País. Nosotros tenemos, de hecho, en nuestras manifestaciones artesanales la Marca País por excelencia. La República Dominicana es el único país del mundo que produce larimar.

Hubo un objeto artesanal que tuvo mucha promoción a partir de los años 89, producto de las manos dominicanas. Eso es un elemento ideal para convertirlo en una Marca País: las muñecas sin rostro.

El Estado, en vez de explotarlo en todo su peso, ese proyecto fue acogotándose, fue encerrándose en un círculo y casi está desapareciendo en Higuerito, en Moca.

Tuvimos el grupo de los santos de palo en Bonao, que llego a conseguir el Sello a la Excelencia de la UNESCO en cuestiones artesanales.

Las Marcas País deben ser indelebles. Eso es un reflejo de la cultura y la cultura es innato del ser humano.

¿En qué circunstancias surgió y decayó la artesanía de Higuerito, especialmente la muñeca sin rostro?

Las mujeres que, con sus propias manos, descollaron por lo que hacían recibieron atención de los organismos internacionales que las ayudaron, se organizaron como institución. Tanto, que ellos tenían su propio festival, donde venían personas de diferentes lugares, universidades del extranjero. Y Estado, en vez de empujarlo a través del ministerio de Cultura de ese tiempo -te estoy hablando de doce, quince años atrás-, lo que hizo fue que comenzó a recortar las pequeñas ayuditas que le daban, le cortaron las alas.

Entonces sucedió que casi desaparece el proyecto. De unas 67 mujeres socias que tuvo ese proyecto, la última vez que los visité, ahora en octubre, apenas quedan quince, enfrentando dificultades y en un completo olvido.

Nosotros entendemos que la primera acción del Estado -y es nuestra propuesta y está escrito en nuestro plan de trabajo que presentamos en el ministerio de Cultura- debe ser la atención a todos esos proyectos en el país, que han sido, en una forma u otra, los que han resaltado la artesanía dominicana, una atención prioritaria. Es que la artesanía es un emblema nacional.

¿Cuál es la propuesta para rescatar las muñecas sin rostro?

Estamos tomando a Higuerito como ejemplo, pero estoy hablando de todos los artesanos como grupo. Estoy hablando de Jarabaoca, de la gente de El Cercado, de Elías Piña, de La Romana; estoy hablando de Bonao, de Las Terrenas, de los artesanos de Imbert; estoy hablando de cualquier parte donde haya grupos de artesanos.

Lo que hay que hacer, en vez de ponerse a inventar buscando nuevos proyectos, es reforzar esos proyectos que ya son escuela, reforzarlos económicamente, reforzarlos promocionalmente.

Yo creo que cada uno de esos grupos icónicos -y ahí está Puello en Cambita con los famosos gallos y guacamayos, que también tienen el Sello de Excelencia de la UNESCO- hay que convertirlos de focos artesanales en faros; si son un foquito que alumbran nada más un caminito, convertirlo en un faro amplio que irradie su luz en toda la comarca, y desde ahí todo el país y exterior.

¿Cuál es la artesanía regional más emblemática de la República Dominicana?

Ya mencionamos Higuerito, la muñeca sin rostro, pero ahí están en Yamasá los hermanos Guillén, que es artesanía taína, es el grupo líder, que también tiene su sello de la UNESCO. Estos han hecho escuela en la reproducción de íconos taínos.

Aparte de eso, en San José de las Matas, alrededor de Santiago, en Santiago Rodríguez y en la frontera está una de las primeras manifestaciones artesanales, la que sobrevive todavía en este país: los trabajadores del guano, los famosos sombreros de guano, las esteras de guano, los canastos de guano.

En el valle de San Juan hay un grupo de artesanos con los que tuvimos un encuentro hace poco, que se dedican a eso, y en el municipio de Comendador también. Son los pocos que quedan. Eso es uno de las cosas que nosotros podemos rescatar. Eso es icónico de la artesanía dominicana, el guano, la cana.

Pero hay otros íconos de la artesanía dominicana. Por ejemplo, en Imbert, de Puerto Plata, existe un grupo que se llama Asociación de Artesanos de la Madera Petrificada. Son campesinos que se dedican a la agricultura fundamentalmente, pero descubrieron su capacidad de tallar un elemento, un fósil que aparece solamente en esa zona de la República. No se ha encontrado ningún otro yacimiento.

Ellos le llaman madera petrificada porque se siente como una piedra, pero su consistencia es como una madera. Las esculturas las hacen con cuchillitos y con machetes.

Esa gente tiene una de las organizaciones más sólidas de artesanos que hay en la República Dominicana, si no la más sólida organizada. Ese es otro producto icónico, los talladores de madera petrificada. Sus artesanías son demandadas ya a nivel internacional.

Están las muñecas de trapo de Baní y La Romana. Está Arteco, unos artesanos de la jícara del coco en Moca, que tomaron como símbolo la mariposa. Esa es otra artesanía icónica de aquí.

Están los talladores de madera en la región Este, sobre todo en La Malena, en Boca Chica, en Juan Dolio. Por ahí hay unos talladores de madera que su tradición ha sido tallar el guayacán, pero que ellos tallan en cualquier tipo de madera.

El guayacán es un árbol en proceso de desaparición, pero es bueno aclarar que los talladores de guayacán no tienen necesidad de tumbar los árboles.

En una zona de Pedernales Trujillo mandó a talar todo un sector, un bosque de guayacanes, porque él sabía las propiedades del guayacán y lo quería usar para los rieles de los trenes y las cercas de sus haciendas. Y ahí se quedó más de un millón de piezas de guayacán talado, y eso está ahí, en un pueblito de Pedernales, en Juancho. Eso es un capital y está bajo el dominio de Medio Ambiente.

En Jarabacoa hay dos festivales importantes: el Festival de la Poesía de la Montaña y el Festival de las Flores. Este se ha convertido en un festival artesanal. Traen las flores, pero alrededor vienen artesanos a dar demostraciones, a dar talleres, a vender sus piezas artesanales, y eso ya es un punto de referencia para la artesanía nacional.

¿Siendo una manifestación tan local, puede la artesanía convertirse en un hecho universal?

Definitivamente, si. Y ahí está el larimar, que es de aquí y es universal. Tú te imaginas que siendo este el único país del mundo donde se produce larimar, este país no tenga un Festival de Larimar por todo lo alto cada año.

Eso es lo que nos hace falta a nosotros, coger esos elementos que son dominicanos, que son exclusivos y nosotros darles valor nacional e internacional.

¿La artesanía es parte de la identidad y de la esencia de la dominicanidad?

Es la primera bandera dominicana. Antes de que se concibiera la bandera como elemento de identificación existían los artesanos. Y los cerones que se llevaban de aquí en goletas al Caribe y a la costa oriental de los Estados Unidos, los cerones que se hacían en los campos los identificaban diciendo eso es de la República Dominicana o eso es de la isla de Santo Domingo.

Hablando de artesanía nacional ¿Usted cree que la República Dominicana debe pelear por el cemí de algodón que está en Italia?

Es dominicano y debe estar aquí. Yo creo que más que una pelea eso debe ser una decisión del Estado italiano. Interceder ante el dueño, aunque haya intereses privados, intereses públicos, responsablemente decir nosotros vamos a contribuir con el acervo cultural de la República Dominicana, devolviendo esto. Como lo ha estado haciendo Inglaterra con íconos egipcios, o la misma Francia, sabiendo que los intereses económicos o esos intereses que se les enquistan en los huesos a la gente, es una muralla, pero yo creo que el estado italiano como tal debe contribuir, acercándose a la institución que tenga ese cemí y hacérselo como un presente a la República Dominicana.

¿La República Dominicana no debe pagar por ese cemí?

¿No debe pagar? Pero debería cobrar a quien lo tiene indebidamente porque eso fue un saqueo. La gente está adornando eso, que si fue un regalo, que una persona lo regaló indebidamente. Ese cuento es demasiado viejo. Eso es un saqueo. Que no haya una prueba porque quizás no había teléfonos celulares en ese tiempo ni hubo una cámara grabando, pero por las experiencias que hay en otros países eso se determina que es un saqueo.

Entonces, vamos a olvidarnos del saqueo. Yo entiendo que las instituciones, el Estado italiano, deben tomar cartas en ese asunto y de buena voluntad devolver ese cemí a la República Dominicana, que es a quien le corresponde. El cemí de algodón es dominicano ¡y punto!