Si algo tengo claro ahora, es que aún no salgo del asombro. No me siento aun “Premio Nacional de Literatura”.

No ceso de pensar en cuánto trabajo me espera para responder a tantas expectativas, a tanto cariño, a tanta buena onda, de tanta gente hermosa y buena

La noche del domingo 25, me había dormido tarde, atrapada por la narrativa sorprendente de La línea de sombra, novela de de Joseph Conrad, quien envuelve con un relato alucinante que transcurre en un barco.

Durante el día paseé con Cristábel mi hija, quien está ya cercana al momento en que deben dar a luz su hija y había trabajado en uno textos de poesía, en el ambiente de indefinible gozo que produce el manejar la obra propia, la eternamente demandante de re-enfoques y nuevos trazos que otorguen personalidad literaria propia ya como producto más o menos terminado

El lunes pintaba ser como los otros días, marcados por el frío del invierno, la nieve que con su blancura lo cubre todo, Pero no. Una noticia habría de alterar el ritmo de lo previsible y cotidiano

Recibí la noticia casi entre sueños, rodeada por frío y silencio ideales para el sueño reparador.

En Calgary, se tienen tres horas más temprano que en República Dominicana

Por puro azar, soñaba con escritores y escritoras de RD, un sueño algo difuso, pero grato.

Me despertó mi hija Cristábel, diciéndome que me llamaban de RD. Escuché la noticia en la voz, firme y agradable de Pepín Corripio.  Esta escena, en la penumbra, no se me olvidará jamás. Era dulce, fronteriza, auguriosa…

Recibí la noticia casi entre sueños, rodeada por frío y silencio ideales para el sueño reparador

Hablé, asimismo, con Luis Brea Franco, del Ministerio de Cultura y Nino Feliz, de la UASD.

Una periodista me formuló varias preguntas, y yo respondí casi intuitivamente. Es que sentía una corriente de alegría (soy de las personas que cree en la bondad de la celebración), pero, a la vez me sentía como en otro mundo, sin lograr asimilar del todo el hecho: había recibido el más alto galardón de las letras dominicanas.

Pasé rato pensando en mi madre y mi padre campesinos, en mis hijas e hijos, en hermanas y hermanos, en amigas y amigos, en mi pequeño lar de la montaña, en animales y aves y árboles…

Raro, ¿no? Recordé aquello que una vez le dije a León David cuando me pidió definirme: "Soy una campesina cosmopolita". ¿Qué se va a hacer?

He pasado horas respondiendo hermosísimos correos, llenos de un afecto tan noble, que no sé si merezco.

Agradezco la acogida que han dado al anuncio mis amigos y compañeros y compañeras de labor creativa, el despliegue de los medios de información, la reacción abrumadoramente positiva desde las redes sociales.

Sigo en shock, Un estadio de estupor emocional positivo que me lleva a entender que se trata de un hecho trascendente que marca mi vida.

Los premios son positivos. Pero no gradúan ni consagran a nadie de escritor. Es la calidad del texto, su persistencia al tiempo, lo importante,

Agradezco el Premio con infinita gratitud y lo acepto con humildad y orgullo.