(A.M): En la década de los ochenta trabaje el texto de Hegel “Lecciones sobre la Filosofía de historia Universal”(1986), el cual incluye el prólogo de José Ortega y Gasset y uno de José Gaos.  En estas Lecciones, Hegel va recorriendo todo el sistema de la razón histórica: ” La razón  no ha menester, como la acción finita, condiciones de un material externo; no necesita de medios, de los cuales reciba el sustento y los objetos de sus actividad; se alimenta de sí misma y es ella misma el material que elabora. Y así como ella es su propio supuesto, su fin, el fin último absoluto (…). Debemos buscar en la historia un fin universal, el fin último del mundo, no un particular del espíritu subjetivo o del ánimo (…). La razón, de la cual se ha dicho que rige el mundo, es una palabra tan indeterminada como la de la providencia” (Pp.43-57). ¿Cuál es su visión sobre estas  Lecciones sobre la filosofía de  historia universal de Hegel? ¿Dónde hay que dejar y coger en esas lecciones? ¿No fue sobre esa razón histórica, pero sobre lo material que Marx fundamentó su materialismo dialéctico e histórico?

Andrés Merejo y Xabier Insausti

(X.I): Hay un principio evidente. Hegel fundamenta toda su “filosofía real”, es decir, la “filosofía de la naturaleza y del espíritu”, es decir todo lo que no es la “Lógica” precisamente en la “Lógica”. Todo se halla desplegado a partir de esa lógica especulativa. La consecuencia es: si no tenemos en cuenta este anclaje de lo real en la lógica perdemos el sentido hegeliano, perdemos el sentido, la lógica de lo real. Esto ocurre también con la historia. Eso le ocurrió a Ortega y Gasset cuando escribió sobre “Hegel y América”. Ahora bien, esto no justifica todo, sólo lo explica. Lo que Hegel dice es que nada ocurre en la historia porque sí. Todo tiene una “razón” de existir, de suceder. Pero esa razón no siempre es evidente, a veces se halla oculta. La labor filosófica es tratar de descubrirla. Si renunciamos a explicar la historia, renunciamos a la historia misma, renunciamos a entender la historia. La historia empírica simplemente no existe, no es historia. Porque siempre estamos elaborando la historia, la historia es la labor de selección entre los hechos que ocurren aquellos que son pertinentes. Es decir, siempre ya hacemos una criba. Es el sentido de la tan conocida frase de Hegel: Lo real es racional y lo racional es real. Con ello Hegel no justifica lo que ocurre empíricamente, sino que nos impele a entender bajo el manto de lo que ocurre empíricamente la lógica que subyace. Si entendemos esta lógica seremos capaces de llevar la historia adelante, no tiene sentido actuar contra esa lógica porque la “astucia de la razón” siempre está vigilante y volverá las tornas a su lógica, podríamos decir con Hegel. Que haya muchas cosas que son difíciles de entender, especialmente en la historia, que haya regímenes criminales, brutales. Pero eso no va contra Hegel, va contra los seres humanos incapaces de entender el verdadero sentido de la historia. Por encima de los poderes de este mundo se halla la filosofía la razón. Esto defendió Hegel en Berlín por lo que a su muerte llamaron a Schelling para que corrigiera esta premisa de Hegel y dijera que quien ostenta el poder está por encima incluso de la filosofía, de la filosofía. Hegel es un verdadero ilustrado que creyó que sólo la filosofía es capaz de llevar a cabo la libertad, la igualdad y la fraternidad. Por cierto, lo creo también para la lucha feminista. En definitiva, Hegel y su filosofía no están muertos, en todo caso nosotros estamos muertos para Hegel. Pero la “astucia” vigila. El sueño de la razón produce monstruos, de Goya, podemos entenderlo en el doble sentido. Si la razón se duerme, surgen los monstruos. Pero al revés también. Una “razón” mal entendida, como se critica en “Dialéctica de la Ilustración”, también puede llegar a crear monstruos, por ejemplo en el caso del nazismo, del estalinismo o en el neoliberalismo. Para Hegel tampoco el capitalismo es la última palabra. Pero la transformación sólo puede venir por una revolución desde dentro, es decir, “comprendiéndolo” desde dentro; no digo justificándolo.

(A.M): “Conversaciones en lago. Narraciones filosóficas” fue un el libro que escribí viviendo en la ciudad de Nueva York (década de los 90), y que salió a la luz diez años después (2005). En este texto sitúo  la Filosofía Hegel, como un sistema cerrado, sin fisura por ninguna parte. Su discurso encarna la razón filosófica e histórica, porque para saber la causa y efecto de los acontecimientos había que ir a esa razón, fuera de esta no hay nada, ya que es el tamiz por donde tiene que pasar la realidad. También expreso, que esta visión filosófica se encarnó en Marx y cómo excluyó América de la historia, diciendo que eran pueblos semisalvajes y sin historia, tan solo eran eco de la historia universal que se da en Europa.  ¿Cuál es tu postura filosófica sobre esa concepción de la historia universal? ¿Continuidad y ruptura con Hegel?

Carlos Marx

X.I,: El sistema de Hegel puede tener el peligro de ser malentendido y Adorno, que lo conocía muy bien, advirtió de ese peligro, por ejemplo en Dialéctica Negativa. La cuestión es entender la sustancia como sujeto, dijo. Kant quiso entender la realidad parándola, sin movimiento, sin historia. Pero Hegel trata de entender la historia real en su desarrollo, el movimiento de las cosas. Y la historia se mueve por razones que debemos tratar de entender. No se trata sólo de razones conscientes, a veces son inconscientes, como explica Freud. Pero Freud nunca renuncia a entender. Yo creo que Freud está en la línea de Hegel. Llamar a esto cerrado es decir que la realidad es algo cerrado. No; la realidad es un sistema y lo que caracteriza a un sistema es que todo está interrelacionado en él. Así es la vida; en ella todo está interconectado. La vida es un sistema, un sistema cuyas leyes conviene conocer para actuar con sentido. Lo que Hegel hace es tratar de entender ese sistema. Es muy difícil escapar de Hegel. Lo reconocía el mismo Foucault, que no era precisamente un hegeliano devoto. El concepto de Geist, espíritu, para Hegel tiene un sentido muy concreto. Los pueblos, los tiempos tienen su propio Geist. Entender a los pueblos en su realidad histórica es entender su propio Geist. Y ese Geist se halla “líquido” (si se me permite este concepto de Zygmunt Bauman) en la lengua, en la música, en las costumbres, en la literatura, etc. de ese pueblo. Sólo desde dentro se puede entender el espíritu de un pueblo. No desde una razón externa, ajena y extraña a lo real. Yo al menos así entiendo a Hegel y creo que es la única manera de entenderlo correctamente.

(A.M): En el tema “los olvidados” de Conversaciones en el Lago. Narraciones filosófica,  digo que el discurso “Lecciones sobre la Filosofía de la historia universal” es la exposición del progreso divino y absoluto del espíritu, en su forma suprema; la exposición de la serie de fases a través de las cuales el espíritu alcanza su verdad, conciencia de sí mismo. Estas fases pasan por las formalidades, que son el espíritu de los pueblos históricos, las determinaciones de sus vidas morales, de su Constitución, arte, religión y ciencia. Además expreso “La dialéctica  y la historia que F.Hegel analiza como las luchas sociales que se dan en el proceso de las ideas y el reconocimiento, Carlos Marx las trabajas como proceso de las condiciones materiales y de las luchas de clases”(p.150). ¿Qué relación  dialéctica encuentra usted Hegel- Marx? ¿Dónde  Marx se quedó atrapado en Hegel? 

X.I.: Yo nunca diría que Marx se quedó atrapado en Hegel. Yo diría que Marx llevó adelante a Hegel. No en un sentido althusseriano. Más allá de proclamas marxistas lo cierto es que Marx también cree con Hegel que la historia tiene un sentido y ese sentido es la emancipación humana, la libertad. Igual que Freud. Por ello la Teoría Crítica de Horkheimer y Adorno insisten en aunar ambos impulsos, el marxista y el freudiano, en un programa común que responda a las expectativas del siglo 20. También Marcuse une ambos autores y cree en una sociedad no reprimida, sino creadora, libre, adulta, emancipada. Deleuze también lee a Spinoza como un aliado imprescindible en este camino. Es lo grande la filosofía. Cada autor está en su tiempo, con las limitaciones del mismo. Pero apunta, si es verdadero filósofo, en la dirección correcta. Y cuando el dedo apunta a la luna, sólo los idiotas se quedan mirando al dedo, dice un proverbio oriental. La filosofía surge y resurge una y otra vez de las cenizas. Todo depende de la energía que le pongamos a la empresa. No tiene sentido culpar a los filósofos muertos de nuestras incapacidades, sino que se trata de rescatar su impulso y llevarlo adelante. Yo creo que Benjamin es quien realmente lleva adelante el sentido de la “historia” hegeliano; porque Benjamin plantea una lectura desde dentro de la historia, desde su propia “lógica” y no desde una triunfalista razón ajena. Lo único liberador es “entender” la historia. Es la labor de la filosofía. 

Frederic Hegel

(A.M): También en el texto,  hay una parte en la que explico cómo las tesis de Carlos Marx acogen la filosofía optimista y dialéctica de Hegel, pero bajo el camuflaje de las condiciones materiales. En la introducción a su tomo 1 de “El capital”  nos dice que el hecho de que la dialéctica sufra en mano de Hegel una mistificación, no obsta para que este filósofo fuese el primero que expusiera de un modo amplio y concreto sus formas generales de movimiento. No hay más que darle la vuelta, mejor dicho ponerla de pie, y en seguida se descubre la corteza mística, la semilla racional (Ídem). ¿Hurgando a Marx no encontramos  a Hegel? ¿La fibra del discurso filosófico dialectico de Marx se encuentra en Hegel? 

X.I. El camino va de Kant a Hegel y de Hegel a Marx. Todo otro camino es inadecuado. Hay una necesidad interna en ello. No se trata de una gratuidad ni de un capricho. Es necesidad interna. Por ello cuando por ejemplo Habermas trata de volver a Kant se le atraganta el viaje y sus discípulos, como Honneth, acaban volviendo al lugar en que el camino quedó interrumpido. Yo creo que Hegel es un verdadero materialista. Si tomamos el comienzo de la Fenomenología nos situamos en la cosa y sus propiedades, no en el espíritu abstracto. Y desde la cosa vamos avanzando hacia una mejor y más adecuada comprensión del mundo. Lo que Hegel dice es que esa cosa no es materia burda, cerrada, sino que esa materia se halla impregnada de espíritu, de idea que la hace avanzar hacia su desarrollo. El camino de la Fenomenología es el camino hacia la realización del mundo, de la historia. Y esa realización tiene un solo sentido. Para Hegel el capitalismo nunca puede ser la última palabra. Es un error aferrarse a él, porque las consecuencias de ir contra el espíritu del mundo siempre se pagan caro.  Debemos llevar adelante lo que hemos heredado y para ello necesitamos más filosofía que nunca. Dice Gadamer que debemos volver a “deletrear” (Hegel Buchstabieren) a Hegel. Debemos leer despacio a Hegel. Se han dicho tantas sinsorgerías, tantas estupideces de Hegel que ya nadie sabe exactamente lo que dijo. Yo creo que en Hegel se puede aprender todavía mucho. Hegel no es un perro muerto ni mucho menos. Hoy más que nunca podemos decir con Kant que sólo el camino crítico se halla abierto, sólo él es transitable. 

Notas relacionadas:

Andrés Merejo: Diálogo filosófico con Xavier Insausti (1-4)
Andrés Merejo: Diálogo filosófico con Xabier Insausti (2-4)
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