“La sociedad ha ido cambiando pero el sistema educativo no se ha movido al mismo ritmo. Está obsoleta. Llegaron los computadores, Internet, los teléfonos móviles, la Web 2.0 y tantas tecnologías y quienes se dieron cuenta y entendieron fueron los niños y los jóvenes, sobre todo los llamados nativos digitales, aprendieron muy rápido que estas cosas eran parte de su mundo y se lanzaron a utilizarlas sin ningún recato, al punto que hemos llegado hoy de que los chicos van por un lado y la educación por otro”
Andrés Merejo (A.M): En el texto “La filosofía en el aula” (2002), escrito por el filósofo Lipman, et al; se dice que la innovación filosófica conocida como filosofía para niños, las perplejidades son bastantes corrientes. Esta se dan entre los que pretende que la filosofía siga siendo un disciplina que no tome en cuenta la edad entre los estudiantes y entre los que afirman que los niños necesitan ser más reflexivos y crítico en su contacto con el lenguaje, la historia, la matemática, la política, en fin con la sociedad y el universo. ¿Ambos enfoques filosóficos se puede complementar desde una visión filosófica compleja?
José Manuel Gutiérrez Fernández (J.M.G.F): Filosofía para Niños (FpN) como propuesta que fundamenta su acción pedagógica en los valores ofrece un modelo pedagógico humanista. Es una importante oportunidad, no solo para iniciar al estudiante en habilidades de pensamiento de tipo filosófico sino también en la aplicación de los mismos hacia la búsqueda de soluciones a conflictos que forman parte de la cotidianidad, de la misma manera al desarrollar en el docente habilidades para su implementación, se está obteniendo una ganancia reflejada en aprendizaje y soluciones efectivas que le aportan a la pedagogía institucional y le permiten incorporarla dentro de sus buenas prácticas, convirtiéndola en un elemento significativo de retroalimentación y renovación permanente.
El ejercicio de revisar planes de estudio, de incorporar nuevos temas, en este caso particular para la inclusión de la FpN, más de forma vivencial que conceptual, se convierte en un verdadero reto al trasladar las propuestas que desde Lipman se hacen; la aplicación de las estrategias metodológicas que integran el programa deben ser apropiadas por el docente, pues por él pasa la responsabilidad de verificar el cumplimiento del proyecto al que se le hace el seguimiento para identificar los resultados, retroalimentarlos y fortalecer o corregir lo que el estudiante demuestra en su cotidianidad.
(A.M): ¿Cómo abordar a Sócrates, a Platón o Aristóteles sin caer en filosofar enmarcado en disciplina lógica y de puro racionalismo o empirismo?
La formación del pensamiento crítico es en la actualidad una meta en educación, a pesar de ser un concepto que se ha mencionado desde la antigüedad, resulta vigente para una mejor formación académica. Sócrates siendo un filósofo ancestral, ya lo reconocía y en su didáctica como profesor empleaba el diálogo que le permitía indagar en el pensamiento de los demás, compartir ideas y encontrarla importancia de conocer, esto ha permitido desde ese entonces construir conceptos y teorías que nunca terminan de renovarse.
El pensar es una cualidad que todas las personas poseen pero se ha creído que es una actividad propia de los adultos, que sólo ellos tienen el conocimiento adecuado para pensar, pero ellos fueron niños alguna vez y si se les hubiera fomentado la reflexión desde ese entonces tal vez su pensar sería mejor. De forma natural el niño tiene las ganas de conocer y la curiosidad de descubrir el mundo que le rodea, si se aprovechan estas características, el niño puede también aprender a pensar, a indagar y a reflexionar desde este período de su vida. Lo anterior puede lograrse empleando la educación pues ésta es un medio fundamental para adquirir, transmitir y acrecentar la cultura; es un proceso permanente que contribuye al desarrollo del individuo y a la transformación de la sociedad, y es factor determinante para la adquisición de conocimientos y formación de personas con sentido de solidaridad social.
La educación debe ser ese medio para mejorar a la humanidad. Volviendo a la importancia del pensamiento crítico, éste debe enseñarse en la infancia para un mejor futuro; se ha demostrado que los alumnos/as no reflexionan, prefieren escuchar y repetir antes de comprender. A lo largo de la historia, han existido programas que buscan formar estudiantes críticos y comprometidos con su sociedad, siendo la infancia la etapa clave para el aprendizaje, el programa de Filosofía para niños que propone Lipman resulta una opción factible para que esto suceda. Vale la pena aclarar que la filosofía siendo la disciplina ancestral del conocimiento, implica un pensamiento crítico, que se le atribuye al filósofo que no se llega sino venciendo grandes dificultades (Aristóteles, 1980). Un pensador crítico debe cumplir con estas características, pues el pensar es llegar a poner en contacto lo que se sabe con lo que se siente, lo que se piensa con lo que se hace, es desconfiar de las explicaciones que satisfacen; es arriesgarse a menudo a ver más o menos, de lo que se quisiera ver.
El pensamiento crítico y el programa de Filosofía para niños se relacionan directamente con la imaginación, el diálogo y la indagación. En primera porque “El crítico ama la duda, no para instalarse en ella, sino como catapulta, como voluntad de verdad, nunca alcanzable y siempre a perseguir” (Fullat, 1991:14). La imaginación enriquece los procesos de reflexión y de pensamiento crítico ya que puede actuar como una propulsora de la razón. El diálogo permite al pensamiento crítico debatir ideas y la indagación nos lleva a ese cuestionamiento vital para cualquier proceso de enseñanza aprendizaje. Las tres características mencionadas anteriormente, son pieza clave en le metodología del programa de Filosofía para niños, sus principales herramientas son novelas en forma de diálogo que le permiten al niño imaginar la historia en su interior y manuales para el profesor que le servirán como guía y para indagar y dialogar más a fondo con sus alumnos.
(A.M): ¿Cuál es el papel del profesor/a en una comunidad de indagación?
El papel del profesor/a es indispensable en cualquier aula educativa, en el programa, el profesor/a debe ser un guía y un facilitador, se debe romper con la idea del profesor como única fuente de conocimiento y único expositor. La falta de reflexión, la rutina en los salones de clases, la falta de interés de los alumnos/as y la poca preparación docente son los problemas que Lipman buscaba eliminar, en la actualidad ya se han creado didácticas para fomentar el pensar y romper con la cotidianeidad de las aulas, existen cursos de preparación docente y se espera que el alumno tenga más interés en su educación. En términos de educación no se puede generalizar pues el contexto es de vital importancia, pero con un programa de Filosofía para niños se pueden aspirar a nuevos ideales, a personas reflexivas, críticas y dispuestas a transformar el mundo que han visto, que han sentido y que han conocido desde que nacieron.
No basta con exponer contenidos y esperar que el alumno aprenda, no es tan fácil entender a la primera sino se relacionan con un ejemplo significativo, el niño quiere y debe conocer, imaginar y dialogar sus opiniones para ser escuchado y así adquirir el pensamiento que esperan que tenga.
(A.M): En esta era del cibermundo, de navegaciones por los confines del ciberespacio, caracterizado por generaciones de nativos digitales, que crece y se desarrollan en los entornos digitales y de que en este momentos ha estado naciendo y que Howard Gardner y Katie Davis (2014) la bautizaron como “La generación de AAP” o sea de aplicación, de vivir por y para las aplicaciones en los entornos virtuales.
¿Qué importancia tiene este cibermundo en el ámbito de la Filosofía para Niños? ¿Contribuye el mundo digital, cibernético a la creatividad y el empoderamiento y el aprendizaje en el niño?
Aunque casi nadie puede dejar de reconocer los grandes beneficios que aporta la tecnología a casi todas las actividades de su vida cotidiana, todavía no están seguros y muchos no saben cómo incorporar todas esas ventajas en la educación de niños y jóvenes.
¿Cambiará realmente la educación en el siglo XXI? Para mí, la respuesta es un rotundo sí. Todo cambiará de una manera tan abismal y radical que hoy no tenemos ni remota idea de la revolución que estamos presenciando. Hoy tan solo vemos la punta de un enorme iceberg que está haciendo de las suyas en el mundo de la educación. ¿Para bien o para mal? yo considero que todos estos cambios serán para bien. Pondrá a la educación en su justo tiempo y lugar. Ni los colegios, ni las universidades, ni los profesores serán necesarios de la manera como existen hoy.
La educación como está concebida y como se ha mantenido desde hace más de 100 años, ya no es la educación que requieren los chicos de hoy. Ni las escuelas ni la función de los maestros, como están concebidos hoy, son necesarios y cada vez lo serán menos. En un futuro, no muy lejano, ya no habrá colegios como los que conocemos hoy, ni el papel del profesor será el mismo. Muchos se escandalizarán con esto que digo, pero es verdad. Cada día más, los niños y los jóvenes lo que tendrán que aprender es a buscar, a buscar bien, a ser orientados para buscar su propio conocimiento, de acuerdo con sus gustos y necesidades.
¿Por qué me atrevo a afirmar algo tan drástico?
Hace más de un siglo se crearon las escuelas de la manera como las conocemos hoy, obedeciendo a una necesidad de la sociedad industrial que resolvió que así como había descubierto que la producción en línea y en serie era uno de los mejores y más eficientes descubrimientos para la sociedad del momento, ideó que la educación se debería hacerse de la misma manera e inventó los sitios de enseñanza (colegios y universidades), con las características, restricciones y condiciones que prevalecen hasta hoy. Los niños deben estar agrupados por edades, todos deben entrar a la misma hora, aprender lo mismo, al mismo ritmo y producir los mismos resultados. Al cabo de un tiempo, todos conseguirían unos certificados que dirían que cuentan con los conocimientos, es decir con la calidad suficiente para salir al mercado laboral y con esto se había conseguido fabricar el producto que la sociedad necesitaba: burócratas en serie producidos en línea, listos a ser incorporados a la cadena social.
(A.M): En el cibermundo, el hipextexto, el wikilibro y la Wikipedia están transformando los procesos de lectura y escritura tal como los hemos conocido en el mundo físico. Además del aprendizaje en los entornos virtuales es interactivos y de no sincronización del tiempo y el espacio entre docente y discente. ¿La escuela ha evolucionado al mismo ritmo que la sociedad?
(J.M.G.F): La sociedad ha ido cambiando pero el sistema educativo no se ha movido al mismo ritmo. Está obsoleta. Llegaron los computadores, Internet, los teléfonos móviles, la Web 2.0 y tantas tecnologías y quienes se dieron cuenta y entendieron fueron los niños y los jóvenes, sobre todo los llamados nativos digitales, aprendieron muy rápido que estas cosas eran parte de su mundo y se lanzaron a utilizarlas sin ningún recato, al punto que hemos llegado hoy de que los chicos van por un lado y la educación por otro. ¿Quién les ha enseñado? curiosamente, nadie. Ellos aprenden solos. La tecnología tiene el milagro de que los chicos se vuelven autodidactas. Pregúntenles quién les enseñó las reglas de este o aquel juego con el que se pasan hora tras hora jugando. Lo aprendieron solos, probando, equivocándose y volviendo a probar.
En el uso que los chicos de todas las edades dan a estos adelantos tecnológicos pueden estar las claves de cómo incorporarlos a la educación. Hay que averiguar qué hacen con sus equipos, para qué los usan, por qué les gustan y los disfrutan tanto. Cada día se descubren nuevas tendencias y nuevos usos para la tecnología, pero hasta ahora el más atrasado para incorporarlas es el sector de la educación. Hay motivos diversos, como el coste, la dificultad de capacitar a los docentes en las nuevas TICs y sobre todo la gran resistencia al cambio y a reconocer que la educación, como está concebida hoy, ya no es necesaria.
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