ALTOS DE CHAVON, La Romana.- A las 8:30 de la noche ya estaba repleto el auditorio del complejo turístico Casa de Campo, con un público mayoritariamente procedente de Santo Domingo, aparte de los propietarios de villas que se adhirieron a la propuesta de la empresa auspiciadora del concierto de Andrea Bochelli, el sábado santo, precisamente uno de los días cuando más tranquila es la semana mayor.
Auditorio completo, rebosante de público, la Orquesta Filarmónica Nacional, y un Andrea Bocelli que entra al escenario, acompañado de su director orquestal Carlos Bernini, conjugan la promesa de una noche inolvidable. Y así fue, con un concierto que tuvo dos partes. Una primera con las obras clásicas de Bizet, Verdi, Gounod, Mascagni, Von Flotow, Puccini y Lehar, que incluían piezas de las óperas Carmen, Rigoletto, I Lombardi, Romeo y Julieta, Marta, La Bohemia y Cavalleria Rusticana.
La soprano María Aleida acompañó a Bocelli. Las piezas seleccionadas para el programa pudieron servir a los especialistas y cultores de la ópera, con éxtasis incluido, pero al mismo tiempo fueron un regalo divino en una noche estrellada, de luna llena, en un anfiteatro como el de Altos de Chavón, con una brisa fresca y con la compañía de Andrea Bocelli.
La segunda del concierto fue la más popular y emocionante. Le tocó al maestro José Antonio Molina abrir con una obra instrumental (Ya, ya ouverture) al ritmo de merengue, que levantó la emoción y los aplausos en especial con el saxofón del maestro Crispín Fernández.
Bocelli entró al escenario acompañado de su director Carlos Bernini, para interpretar una de las piezas más aplaudida de la noche, el Adagio del Concierto de Aranjuez, del maestro Joaquín Rodrigo, para luego seguir con la pieza Amapola, en la que estuvo acompañado de un niño dominicano, de padre italiano, que deseaba cantar con el más famoso de los tenores italianos.
A continuación de las interpretaciones de Granada, de Agustín Lara, Amarcord y Voglio viviré cosí, y un descanso de Bocelli, llegó la presencia y la voz de Maridalia Hernández, con el maestro Molina al frente de la orquesta, y su versión de Por Amor, del maestro Rafael Solano. El orgullo patrio a su más alto nivel de emoción artística por esta versión de una de las más bellas voces femeninas dominicanas de todos los tiempos. A esta solitaria interpretación le siguió un dúo de Bocelli (en italiano) y Maridalia (en castellano) del tema Vivo por ella, que se convirtió en la versión más celebrada de la noche. Fue uno de los momentos de mayor brillantez de Maridalia Hernández.
Andrea Bocelli, con sus descansos, luego se hizo cargo del escenario con los temas O sole mío, Bésame mucho, Quizás, quizás, quizás y Canto de la tierra.
Bocelli debió salir por lo menos en tres ocasiones para responder el reclamo del público, con más de sus interpretaciones. Un concierto de canciones clásicas y populares, con una de las voces más prestigiosas del mundo, en un escenario que sigue siendo de gran respeto para los más grandes artistas, como en este caso con Andrea Bocelli.