Ahora está muy de moda hablar de psicología evolucionista, esta expresa que la conducta de los humanos y primates, pudiese ser conocida por su historia evolutiva, y explica así que expresiones de hoy de la memoria, percepción, idioma y hasta de las emociones, fueron desarrolladas por las experiencias del pasado. 

Dicha rama de la psicología  plantea ideas sumamente interesantes para conocer el por qué de las cosas del hombre de hoy, basado en el ayer. Por ejemplo: está comprobado que en los lugares donde hay áreas verdes, el humano se siente de forma placentera. Eso es un hecho.

Según la teoría de la psicología evolucionista esto proviene del hecho de que el verde era el entorno cotidiano del hombre de antaño, era su hábitat natural, fue allí donde evoluciono y de ahí viene de manera cognitiva impregnado en nuestra psiquis.

Si a todo esto le damos visos de realidad,  y lo aceptamos como bueno y valido. 

Se me ocurre entonces que por asociación de ideas,  el hecho de que nos sintamos tan bien caminando por las calles de nuestros centros históricos, tiene que ver mucho con que nuestros ancestros de donde vienen de alguna manera u otra la mayoría de nuestras familias por estos lados, estuvieron en algún momento de sus vidas merodeando y evolucionando por esas primeras callejuelas hechas en cuadriculas en nuestras ciudades amuralladas. 

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¿Quién sabe? Si esto de lo evolucionista tenga que ver con que de 20 barrios escogidos como los más bellos de América latina  por un blog de moda, y replicado por el web de más importancia en especialidades arquitectónicas: Plataforma Arquitectura, más de la mitad de esos lugares pertenezcan al casco histórico de zonas que fueron urbanizadas por la Corona Española  en la colonia. La mayoría de estos barrios mantienen edificios de aquella época, o las características de parámetros urbanos  estipulados para la fundación de esas ciudades desde el siglo XVI, pero hoy debido al paso inexorable del tiempo y el desarrollo de las urbes, de ser antes ciudades se han quedado pequeños, y hoy los consideran como barrios, y se unen al entorno moderno bajo un dialogo entre el pasado y el presente  de dos mundos que solo los desune el mar, pero no sus raíces. Por cierto, con orgullo vimos que entre todos esos barrios, esta nuestra zona colonial.

América estuvo tres siglos bajo el dominio de la colonia española, se vivía en pugnas continuas con piratas y otras potencias de la época, y de un momento a otro una región pasaba a ser de otra corona, como poco tiempo después, retornaba otra vez a ser del regente original. Fue un tiempo dilatado el de las conquistas permanentes, por lo que el modelo de asentamiento urbano fue cambiando a través del tiempo. Se añadían características distintas según se utilizara el modelo que fue una vez Ovandino, el de Antonio Mendoza, Felipe II y el de Carlos III.

El modelo Ovandino, fue el establecido por Nicolás de Ovando, quien quien hiciera nuestras primeras calles en forma de damero, o tablero de ajedrez, y  se tenían las siguientes características: “Se establecía una Plaza Mayor o de Armas como centro de la vida urbana, una Iglesia Mayor o Catedral, orientada de forma específica y exenta o separada, y un ayuntamiento situado en la Plaza de Armas”.

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Hernán Cortez también utilizó el modelo Ovandino en Coyoacán, donde finalmente  se estableció. Con este modelo se hizo la Habana, el casco histórico de Panamá, al igual que Cartagena de Indias, todos especificados como de los lugares más hermosos de Latinoamérica por el web ya  mencionado.

El modelo de creación de Antonio Mendoza quien fue primer Virrey de España variaba en que sus calles eran más anchas, se apartaba un poco del modelo de la ciudad Helénica que era el Ovandino, y se acercaba a los parámetros del modelo de Alberti, buscando más luz y más ventilación, esto lo hacía al disponer también la construcción de las edificaciones  menos altas que las que ya se realizaban en otros lados, igualmente el tamaño de las plazas era mayor. Mendoza cambia la distribución ejecutada por Cortes de Ciudad de México-Tenochtitlan y deja otras ciudades de este país con su modelo.

El modelo de Felipe II fue todo una ordenanza de parámetros bien establecidos y detallados en 148 párrafos, muchos con influencia totalitaria de los postulados de Vitruvio para la formación de las ciudades que ya se utilizaban en Europa, tardaría mucho tiempo citar todos, pero por ejemplo: disponía que de la plaza salieran cuatro calles principales destinadas al comercio. También que Las ciudades costeras debían contar con puertos o embarcaderos, en proporción a un largo y ancho determinado. Debían construirse las calles según el clima de los lugares a urbanizar. Este modelo se planteó en varias ciudades de México, Santiago de Cuba y también después en nuestra ciudad Santo Domingo.

El modelo de Carlos III fue equiparar las ciudades del imperio español al modelo europeo, estableció cambios en las reparticiones  a quienes se les otorgaba y quienes las otorgaban, como variaron en la  ampliación de la dimensión de las mismas, hubo cambios para una mejoría en la utilización del agua y la disposición de áreas para labores de cultivo.

El centro histórico de Bogotá, la ciudad vieja de Montevideo, el Barrio de San Telmo en Argentina, todos estos lugares se les considera como parte de los barrios más bonitos de este continente americano, todos se fundaron bajo los parámetros de la urbanística hispana. Pelourinho en San Salvador de Bahía Brasil escogido también entre los más bonitos, tiene su influencia ibérica por el periodo de la corona Española y Portuguesa y la influencia del modelo de Felipe II en su periodo de gobernanza de 18 años de Portugal. En Brasil se habla del “urbs hispanic”. 

Igualmente el legado de patrimonio arquitectónico de todos esos bellos edificios que aún quedan en muchos de esos barrios, se lo debemos a la colonia, pena que muchos fueron destruidos por las inclemencias del tiempo, por terremotos, o por el hombre mismo a través del tiempo.

La conquista nos dejó nuestro urbanismo primario y un valioso  número de infraestructuras con excelente arquitectura. 

Siempre he dicho que el que ha tenido la oportunidad de vivir, o simplemente visitar el viejo continente europeo, al caminar sus calles ha podido respirar cultura por todos lados. Por esas calles de Europa se inhala cultura, e historia en el mundo de hoy, y por estas pequeñas nuestras de América latina percibimos también historia, la historia de la cultura de un tiempo que nos ató con un lazo que no se puede quebrantar porque por España somos nosotros como ente, punto geográfico, conformación de ciudad, y por la arquitectura creada por sus connacionales en  nuestras tierras , aquí en Santo Domingo, hoy podemos tener una zona declarada por la Unesco Patrimonio de la humanidad, al igual que también muchas otras ciudades de América Latina.

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Sea producto de la psicología evolucionista, o no, los centros históricos de nuestras ciudades coloniales tienen una magia que se hace sentir al caminar por sus calles, y produce más que una sensación placentera el percibir la elegancia de sus edificios, o el impacto que deja ver algunas de sus ruinas, que son un lujo que nos legó la historia, y tras sus muros se encuentran enquistados la de este nuevo continente.

Que por los azahares del destino y las ambiciones propias del hombre, los excesos hayan tenido cabida y se encuentren hechos que lamentar en la conquista, son hechos indiscutibles, e imborrables, pero el tiempo transcurrió, solo restan las lamentaciones de lo que pudo haber sido y no fue.

Ya no habrá, ni debe haber nuevas conquistas. Hoy solo nos queda fortalecer el lazo de unión de nuestros pueblos en una relación siempre más fraternal.