En mi condición de secretario de la Academia Dominicana de la Lengua, por invitación de la Real Academia Española, tuve la oportunidad de participar en dos congresos de la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española). El primero en la ciudad de México y el segundo en la ciudad de Sevilla.

En los dos, la República Dominicana, representada por su Academia, fue objeto de atención especial y me explico: En México, dentro de las actividades centrales, se destacaron la puesta en circulación de la versión del Quijote, autoría del narrador y académico Arturo Pérez Reverte. Y la segunda fue la entrega del II Premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña, que otorgaba la Academia Mexicana de la Lengua, correspondiente a su segunda convocatoria. El premio fue otorgado al crítico chileno, Pedro Lastra. La primera versión del mismo lo obtuvo el filósofo español, don Emilio Lledó, autor de Memoria del Logos, El surco del tiempo, entre otros.

Jaime Labastida, presidente de la Academia Mexicana de ese momento, subrayó que tenía la esperanza de que los libros premiados siguieran el rastro del primer libro, es decir, correspondiente a Emilio Lledó y así honrar la memoria de don Pedro Henríquez Ureña. Pedro Lastra, autor del Cuento hispanoamericano del siglo XIX (1972), Muestra de la poesía hispanoamericana actual (1973), sumamente emocionado dijo, reproduzco de memoria: Que su carrera literaria se la debía a Pedro Henríquez Ureña, que había leído algo de él que lo marcó definitivamente, que más o menos decía de este modo: “Cuando usted enfrente una tarea, haga el esfuerzo de hacerla lo más acabada posible. Todo lo que soy se lo debo a Pedro Henríquez Ureña”.

De modo que esos estatutos, hasta hoy, no han sido modificados, y todas las elecciones y selecciones son válidas.

Aquel lunes 23 de noviembre, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, de la ciudad de México, el nombre de la República Dominicana se pronunció con exaltación y júbilo.

En Sevilla, el segundo Congreso al que asistimos, hubo un hecho de alta significación para la lengua, nos referimos al convenio que firmaron las distintas empresas que conforman el mundo digital y la Real Academia Española para promover el uso adecuado el uso adecuado de la palabra en las redes sociales.

Nuestra Academia tuvo una participación significativa, tanto en el campo de la creación como en el área lingüística, especialmente en la parte lexicográfica. Cabe destacar que presentaron los diferentes diccionarios publicados por la Academia Dominicana de la Lengua.

Dentro del ámbito del mundo de las Academias, la nuestra ocupa uno de los primeros cinco lugares más importantes, por ese hecho don Santiago Muñoz Machado, director actual de la Real Academia Española, dentro de su recorrido por América, visita la República Dominicana y se demora en el conocimiento de la Institución.

Este preámbulo viene a cuento a propósito de un texto publicado en el periódico Acento y reproducido por las redes sociales, donde se cuestionan aspectos en lo relativo a la administración de la Academia Dominicana de la Lengua, específicamente a lo relativo a legalidad o no legalidad de elecciones

En relación a la modificación de los Estatutos que se articulan directamente con la elección de nuevos miembros de la Academia, es necesario precisar lo siguiente: Cierto, los estatutos fueron modificados en el año 2006, como se consigna en el Boletín No. 20 del año 2007, donde se modificaron los artículos 3 y 22.  Reproducimos íntegramente el siguiente texto:

Segundo, abolir la condición de perpetuidad en los cargos de Secretario y Bibliotecario de la institución. En lo adelante en el Art. 22 se consignará: “La dirección y administración de la Academia Dominicana de la Lengua estará a cargo de una Junta Directiva compuesta por un Director, un Subdirector, un Secretario, un Tesorero, un Bibliotecario y dos vocales”. (Queda suprimida la palabra perpetuo de dichos cargos). Igualmente se consigna que el secretario debe contar con la anuencia del director para convocar reuniones.

De modo que la introducción del inciso con la anuencia del director es válida y la celebración de las elecciones, en la que se escogieron los siguientes académicos, todos con suficientes méritos para serlo y que todavía no han presentado su discurso de ingreso: Cayo Claudio Espinal, Geovanny Cruz Durán y José Mármol.

Para estas modificaciones de estatutos y ampliación de membresía, firmaron los siguientes académicos de número: Dr. Federico Henríquez Gratereaux, Dr.  Mariano Lebrón Saviñón, Dr. Rafael González Tirado, Dr. Ramón Emilio Reyes, Dr. Marcio Veloz Maggiolo, Dr. Lupo Hernández Rueda, S. E. Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, Dr. Ricardo Miniño Gómez, Dr. Andrés L. Mateo, Dr. Manuel Núñez Asencio y Dr. Bruno Rosario Candelier.

De modo que esos estatutos, hasta hoy, no han sido modificados, y todas las elecciones y selecciones son válidas.

José Enrique García.