En septiembre de 1973 Chile se clavó como una espada fría en el corazón de América. Un hermoso experimento democrático, humano, era cercenado de un zarpazo por aquellos cuyo bienestar dependía del sufrimiento y la miseria de los mineros del cobre y del salitre, los obreros y campesinos, en fin, de los pobres. Salvador Allende era derrocado por un golpe militar y moriría en La Moneda defendiendo su dignidad, rodeado de sus más íntimos colaboradores en un acto heroico, sublime.

Reseña del diario El Sol, del Concierto ofrecido por la agrupación Nueva Forma en Santiago

Justo un año después, el Comité Dominicano de Solidaridad con la Democracia Chilena organizó una semana de recordación de lo perdido, denunciando a la vez los crímenes y atropellos de la dictadura de Pinochet. Mesas redondas, charlas, testimonios se sucedieron con la participación de dominicanos sensibles al drama chileno. Era una forma de reciprocar la solidaridad que ese hermano pueblo de Latinoamérica nos había brindado nueve años antes, en 1965, solidaridad materializada de hermosa manera en poema "Versainograma a Santo Domingo", de Pablo Neruda.

En esa ocasión, la música no podía faltar.

A menos de un año de su formación, el Grupo Experimental Nueva Forma integrado por Sonia Silvestre, Víctor Víctor, Claudio Cohén y Luis Tomás Oviedo participaría en la semana de solidaridad con el pueblo chileno, para lo cual se dio forma a un recital al que se tituló "¡Chile Vive!". Derramamos un torrente de canciones alusivas al heroísmo histórica del pueblo chileno, de sus hombres y sus mujeres, denunciando el horror y la barbarie que siguió al golpe de 11 de septiembre. 

Canciones originales del grupo, como "Compañero Presidente", "Canción a la madre de Víctor Jara", o "¡Chile Vive!", la que dio nombre al concierto,  resonaron junto a fragmentos de la "Cantata Suramericana", "Me gusta la democracia" y "Tonada a Manuel Rodríguez", entre otras. Las canciones iban entrelazadas con textos alusivos al tema del recital, escritos por Otto Fernández, Carlos Francisco -Cuchi- Elías, Miguel Cohn y José Thomas, leídos con voz clara y enérgica por Orlando Herrera y engarzados con destreza a elementos audiovisuales por Juan Tomás -Tommy- García. Como en conciertos anteriores, el entusiasmo del público sobrepasó todas nuestras expectativas.

El país vivía los doce años de Balaguer y la represión política a que su gobierno sometía el país, expresada en deportaciones, encarcelamientos, desapariciones e intolerancia a cualquier expresión popular individual o masiva, todo lo cual llevaba al pueblo a expresar con vehemencia su rebeldía; Nueva Forma le dio a la multitud que presenció el recital aquella noche del viernes 13 de septiembre de 1974, la oportunidad de gritar "¡Chile Vive!".

Ya antes, también dentro de esa semana de solidaridad con la democracia y el pueblo chileno, Nueva Forma había presentado el recital "Neruda: Raíz y Geografía" que se integró con poemas de Pablo Neruda musicalizados por Nueva Forma, específicamente por Víctor Víctor y Claudio Cohén. Verdaderas joyas en el difícil arte de musicalizar poemas.

Dudo que en Latinoamérica haya un pueblo con una vocación de solidaridad hacia sus hermanos latinoamericanos como el dominicano; aún cuarenta y cinco años después, Chile lo sabe.