SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Amanece en la Plaza de la Bandera y en el levante comienzan los destellos del radiante sol caribeño que bañan de luz aquel inmenso espacio proyectado al infinito, símbolo de la post-modernidad y baluarte de los valores cívicos mas enraizados de la dominicanidad.

Junto con este paisaje urbano empiezan a aglomerarse de manera sistemática un volúmen inusitado de vehículos con diferentes direcciones, hacia y desde el Municipio de Santo Domingo Oeste, del Distrito Nacional, de la conexión hacia y desde el Sur Profundo por la Autopista 6 de Noviembre, así como hacia la zona comercial que representa en su mayoría las tiendas dedicadas a la comercialización de piezas y respuestos de carros , como lo es la Av. Isabel Aguiar.

Y es que, desde hace un buen tiempo, se ha dejado que esta intersección  con la Av. 27 de Febrero se genere todo tipo de desorden mayúsculo en el desenvolvimiento cotidiano del tránsito , sin que a la fecha se tomen acciones para resolver este gran conflicto que incide de manera puntual y general en el entramado urbano de Santo Domingo.

El irrespeto a la señalización horizontal y vertical, desde pisar las divisiones de carriles, el inmenso mercado informal cada vez más creciente alrededor de los vehículos y la pobre y deficiente gerencia en el manejo del tráfico -desde la colocación de agentes de tránsito debajo de semáforos que funcionan correctamente, sin ningún criterio técnico que lo avale, hasta no tomar acciones frente a las violaciones constantes de la ley- hacen de esta zona un pandemonium a cualquier hora del día o de la noche los siete días de la semana.

Todo esto se traduce en un entaponamiento constante en la propia Avenida 27 de Febrero hasta la calle Caonabo, y la Av. Luperón hasta mas allá de la propia calle Caonabo. La distorsión es palpable a varios kilómetros a la redonda.

La ciudad, por otro lado, y en discusiones con colegas al respecto, ha de abordarse como un todo, no como una parte. Por lo que no es lo mismo urbanismo que diseño urbano. Este último concepto va a las raíces del problema mismo y aboga desde la fase más primaria que es el habitat, pasando por la importancia de la acera y la preminencia del peatón sobre el automóvil, de modo que todas sus necesidades más inmediatas y perentorias se realicen dentro de un radio de acción que prescinda de un medio de transporte y se incentive el caminar a pie.

Sin embargo, la realidad es otra, promovemos cada año la venta de vehículos de gran cilindrada para su adquisición en ferias, con atractivas tasas de interés, que posteriormente pasarán a formar del gran parque vehicular, y que solo transportarán una persona a la vez, complicando cada vez más el problema. Frente a esto, la solución puntual requiere de una cirugía urbana urgente, en lo que se aplican los criterios del Plan de Ordenamiento Territorial de la Alcaldia del Distrito Nacional.

Mucho se ha escrito sobre las posibles soluciones al respecto. Durante la pasada administración se llegó a proponer un largo túnel desde antes de la Plaza de la Bandera, pasando debajo de esta y conectando con la Autopista 6 de Noviembre.

Esta solución que es a simple vista muy costosa en su ejecución , lo es de igual manera en su mantenimiento, además que dejaba sin resolver los giros a la izquierda en una intersección en la que convergen cinco esquinas: La salida y entrada al barrio Altagracia, la Av. Isabel Aguiar, la Av. 27 de Febrero, la salida y entrada de la Autopista 6 de Noviembre, así como el acceso al Campus Universitario de la Universidad de Utesa, Terminal de Autobuses Interurbano, la Iglesia en la propia esquina y varios centros comerciales en la periferia.

Es de vital importancia la reorganización de todos estos accesos, así como la demolición o traslado de instalaciones que por su actividad y complejidad, complican el libre desenvolvimiento de la zona.

En un artículo escrito por nosotros el año pasado sobre la recuperación y uso de la Plaza de la Bandera, proponíamos la construcción de un estacionamiento soterrado de bajo del área verde de la Plaza para dar facilidades al visitante de la misma, pero obviamente que todo esta ha de realizarse en conjunto con la propuesta general de la zona, si no no tendría sentido el uso para la gente de este gran espacio.

Parece ser que, a grandes rasgos, se impone una solución combinada, es decir, un túnel de ida y un túnel de vuelta que pase debajo y tangencialmente por la Plaza, para luego convertirse en uno a cielo abierto.

El mismo pasaría debajo de la rasante de la Av. Isabel Aguiar para bifurcarse en su dirección este-oeste y tomar la Autopista 6 de Noviembre o la Prolongación de la Av. 27 de Febrero , hacia el  Municipio de Santo Domingo-Oeste.

En el sentido contrario, es decir Oeste-Este, una vez el giro a la derecha que se produce en la citada autopista para adentrarse hacia Santo Domingo-Centro, mantiene su rasante intacta para pasar de igual forma debajo de la Isabel Aguiar. Los giros hacia esta última calle  a la izquierda y a la derecha procedente desde la propia 27 de Febrero, quedará supeditado al tipo trébol por las calles interiores circundantes.

Todas estas intervenciones deberán estar debidamente auxiliadas de automatización y monitoreo mediante centros de control de circuito cerrado de TV , de modo que se puedan ir haciendo los ajustes necesarios hasta llegar a un punto óptimo de funcionamiento que permitan minimizar los conflictos.

Acorde con el artículo escrito que le precede a éste, sobre la Av. 27 de Febrero, el cómo abordar el problema será lo básico a tomar en cuenta . Mencionábamos la necesidad de implementar el proyecto por etapas de desarrollo. Esto, si partimos de la premisa mencionada de visualizar la ciudad como un todo , no como una parte.

Hacer que la ciudad funcione es responsabilidad de muchas instituciones, no de una. Nos remontamos primero a las Alcaldías de los diferentes Municipios del Gran Santo Domingo, recalcando la cooperación inter-institucional, pero trabajando de la mano con el Intrant, e involucrando de manera sistemática a la Digesset, y a otras instituciones oficiales.

Las instituciones adicionales que intervienen decisivamente en estas propuestas son los Ministerios de Obras Públicas, Turismo, Medio Ambiente, y hasta Cultura, con un peso específico diverso que repercutirá en todo el entramado urbano, proyectandólo de diversas maneras.

La estrategia nacional para El Desarrollo del Gran Santo Domingo, del Area Metropolitana completa de Santiago, así como de las principales ciudades del país deberá ser objeto de una minuciosa planificación urbana que deberá partir desde el Gobierno Central de la República Dominicana, creando los lineamientos básicos para la Organización del Territorio y de los Usos Urbanos.

Relanzar Santo Domingo como capital del país y desarrollar las diferentes ciudades de manera organizada y lógica es un objetivo primordial a corto, mediano y largo plazo.

Santo Domingo, Capital Primada de las Américas, Cuna de la Civilización del Nuevo Mundo, deberá ser el Centro Estratégico del Gran Caribe Insular, como un faro de luz permanente , que irradia un inmenso porvenir a todas estas tierras de Nuestra América Morena.

***El autor es Arquitecto, egresado de la Facultad de Arquitectura y Artes, Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional Pedro Henriquez Ureña, Santo Domingo, Rep. Dominicana. Miembro del CODIA y de la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana (SARD)