(Ilustraciones del Dr. Odalís G. Pérez Nina)

La literatura oral, necesita ser rescatada y analizada, desde una perspectiva más planificada, asumiendo políticas académicas y/o de instituciones gubernamentales o privadas, vinculadas con la cultura o con la antropología literaria y cultural.

En específico, la oralidad que circula de patio en patio en el Sur fecundo debe ser parte de ese necesario y significativo rescate, por el fortalecimiento de la búsqueda y la consolidación de las raíces identitarias de nuestra nación.

El universo simbólico y referencial que representa el imaginario místico del pueblo dominicano, sin importar su procedencia o sus procesos de hibridez o mezclas, tiene en la región Sur, una cantera de creaciones que están sostenidas, desde el cuento, la poesía, la fábula y las narraciones de caminos.

De manera muy especial, esas producciones a las que trato de hacer referencia, en la mayoría de los casos, son activadas de manera cotidiana por nuestros "cuentacuentos", ya sea desde un espacio de la vecindad o desde encuentros fortuitos surgidos en los barrios, para espantar la noche, para divertirnos o para acrecentar nuestros miedos, como me pasaba a mí, con los "monstruos de dos cabezas" o con aquellos "fantasmas" de la infinita oscuridad… habitando en los rincones de mi imaginación.

En esta ocasión, las creencias, amuletos y resguardos, los vamos a encontrar en una obra titulada 13 cuentos supersticiosos del Sur, (Editora de Colores, calle Juan Tomás Mejía y Cotes, #8, Arroyo Hondo. Santo Domingo, R.D, 1998, primera edición. Y en junio del 2000, fue la segunda edición. Autor, Marino Berigüete, -1962-).

Desde la antropología literaria, en este libro se consigna una forma de pensar y de vivir del sujeto que acuña el paisaje de naturaleza seca, árida y ardiente y que, en el fondo, en su entrañable intimidad, es afable, "buena gente" y cabalítico.

He aquí al sujeto de la superstición, inmerso en su otra realidad, rodeada por la mirada ficcional de quien se propuso salir a encontrarse consigo mismo, y preguntar y preguntarse por la existencia de las ciguapas, el cómo soy y cómo es nuestra gente? Y aquello de los bebedizos milagrosos, los milagros y los amores embrujados.

He aquí la narrativa convertida en rebuscamientos de aquellos mitos que ya conviven con nosotros, como la existencia de mefistófeles; la cura del amor; las botijas o el dinero enterrado; las casas embrujadas; los espíritus que salen y las posibles salidas del diablo; los pañuelos encantados y el misterio envolvente del número trece (13) y su relicario de viejas leyendas de brujas y "vacases".

El sujeto autor se cuidó de no intervenir en la publicación de ningún texto en la página trece (13) de esta obra, ni en la página 113, como quien le huye al maleficio que este número puede arrastrar, según el pensamiento cabalítico y supersticioso.

Es una obra que no se queda circunscrita en el tratamiento folclórico de nuestra realidad cultural e identitaria regional. Se puede percibir que el sujeto-autor ha procedido a una investigación previa del fenómeno sociocultural y del imaginario del Sur de la República Dominicana.

Cada narración recogida aquí responde a un cateo investigativo sobre nuestra realidad mágico-religiosa, en procura de aquella oralidad que va de boca en boca, marcando el espectro de un imaginario situado en el sentido espiritual de lo popular, como argumentación o excusa, para organizar esta obra.

Al leer estos cuentos, recuerdo mi niñez de barrio de sueños y rituales sin fronteras. Y veo…y escucho al cuentacuentos, narrando y viviendo con tonos y ademanes, al narrar las hazañas de "Buquí y Malí", porque en esta coleccion de cuentos se estampa, también, la mezcla y la influencia de los cuentos orales o del folklore negro-africano y haitiano.

Hay aquí un proceso de interrelación cultural que no es extraño en nuestra literatura oral. Y es ahí donde encontramos el valor de esta obra, en su abordaje hacia la construcción y el fortalecimiento del mestizaje identitario, muy propio de nuestra oralidad regional literaria.