El II Festival de Cine Internacional de Fine Arts ha traído una interesante cartelera de películas que en términos generales ofrece una visión amplia de lo mejor que se ha realizado en los últimos dos años en el mundo y en especial en Iberoamérica.
Dentro de todas estas opciones hay una especial película que abrió este certamen y que está inspirada en la Guerra del Agua que tuvo lugar en Cochabamba en abril del 2000.
La cinta maneja un paralelismo entre un rodaje de una producción española que rueda un filme sobre Cristóbal Colón durante la época de la conquista del Nuevo Mundo.
La misma trata de Costa, un irreverente productor de cine, y Sebastián, joven e idealista realizador, quienes trabajan juntos en un proyecto ambicioso que van a rodar en Bolivia sobre la llegada de los españoles a América subrayando la brutalidad con que los españoles trataron a los indígenas.
Pero el estallido de la lucha por impedir el control del agua en Bolivia por parte de una multinacional, hace girar todos los planes de la producción.
El mismo paralelismo implica mostrar que las demandas no han cambiado: antes era el oro y el agua. Pero un detalle bastante simbólico del filme viene de la mano de un desconocido que gracias a este filme ha saltado al reconocimiento internacional.
Se trata de la participación del boliviano Juan Carlos Aduviri quien hace de Hatuey dentro de esta película dentro de la película. Aduviri pone su rostro al servicio de lo mejor de la historia.
Su personaje va creciendo poco a poco dentro de la trama para convertirse en la piedra angular del filme y que le otorga la fuerza necesaria que el mismo filme necesitaba que, junto a su importante nivel de producción, completa una calidad excepcional al mismo.
“También la lluvia”, quinto largometraje de la española Icíar Bollaín, es una película que sin ser demasiada intimista, procura hacer los personajes interesante y reales.
Recomiendo este filme junto a otros también importantes como “Hermano”, “Miel”, “Barney´s version”, “Tropa de Elite” y “Sin retorno”.