La tan sola idea de adaptar para la pantalla grande la famosa telenovela de misterio de los años sesenta, “Sombras tenebrosas” (Dark Shadows) suponía meterle el diente (o los colmillos) a un material con interesantes motivaciones argumentales.
Puesto que el tema del vampirismo ha tenido un “revival” en el cine, la convicción de seleccionar a esta serie para su versión cinematográfica cumplía hasta con un precepto mercadológico.
Por demás esta adaptación, (aunque ya tuvo una anterior versión en 1991) y viniendo de las manos de Tim Burton, cineasta bizarro y hasta gótico, ya tenía muchas expectativas. No obstante, el resultado ha sido tan anodino y falto de ganas que me sorprende que haya venido precisamente de Burton.
Lo primero que no se establece es que si es un filme de misterio, con todo y sus características intrínsecas, o si era una versión comediada al estilo de Burton. El problema es que no llega a ser ni lo uno ni lo otro.
Al ver el filme me estaba convenciendo que veía otra versión de “Bettlejuice”, pero ahora con Johnny Depp a la cabeza.
Su inicio hace uso de lo mejor del género y sin vicios de que en algún momento podía cambiar de registro, puesto que empieza a contar la historia en 1752 cuando los Collins y su hijo Barnabas llegan a América para librarse de la misteriosa maldición que pesa sobre su familia.
Ya instalados y con una buena acumulación de riquezas el joven Barnabas se convierte en un hombre rico y poderoso. Pero en sus andanzas amorosas le romper el corazón a Angélica una bruja que lo condena a ser un vampiro enterrándolo vivo. Dos siglos después, en 1972, Barnabas sale de su encierro encontrando un mundo irreconocible.
A partir de este momento el tono del filme cambia a un extraño espectro de comedia que ni el toque Burton la salva. Los personajes se mueven por un escenario frívolo y poco llamativo.
El afán de contextualizar musicalmente con viejos éxitos de la época infiere un contrapunto musical que destruye toda posibilidad de suspender la atmósfera del filme en el lugar justo y adecuado.
Ni la presencia de Johnny Depp y compartes ayudan a levantar un filme con mucha bulla y poca sangre.