En el género de la ciencia-ficción son varios los temas que se han tratado y desde distintas perspectivas. El ejemplo de este filme es cómo lograr que un tópico cotidiano se convierta en un relato interesante y emocionante.
“Sin límites” (Limitless) dirigida por Neil Burger quien había realizado filmes convincentes como “The Illusionist” (2006) y “Interview with the Assassin” (2002), toma un guión de Leslie Dixon, adaptación de la novela de Alan Glynn titulada “The Dark Fields”.
El mismo narra la vida de un escritor que es incapaz de mantener una relación afectiva y que se encuentra en una sequía creativa. Frente a todo este panorama se le aparece su ex cuñado que le ofrece una especie medicina moderna contenida en una milagrosa droga.
La misma es capaz de lograr que un ser humano haga uso de toda la capacidad de raciocinio del cerebro. Lo desarrollado posteriormente por este escritor es que su vida da un cambio total, convirtiéndose en todo un gurú de Wall Street.
Pero cada vez la dependencia de esta droga lo lleva por un laberinto que coloca su vida al borde del peligro mortal.
El filme posee una dinámica narrativa que se focaliza en el suspenso que van produciendo los mismos hechos. La historia inicia con el final, donde el personaje principal está en medio de la cornisa de un edificio, donde inicia una narración en primera persona explicando al espectador si situación.
Luego todo se cuenta desde antes de los acontecimientos, colocando la situación en un nivel de evolución circunstancial de los hechos.
Bradley Cooper, el actor de relevo, hace duo con Robert De Niro dentro de un contexto fílmico que beneficia grandemente a Cooper por su buena capacidad para responder a este tema.
“Sin límites” es una película precisa que, interiorizada en un género que todavía tiene mucho que aportar.