La compañía Disney siempre está a la caza de historias que puedan conmover al público. Por eso, las historias que llevan el sello "basada en la vida real" son las que más exploran, puesto que las mismas siempre han contado con el atractivo temático.

La historia que compete en esta ocasión es la de una ama de casa que, sin contar con ninguna experiencia en crianza de caballos, se hace cargo del establo de su padre cuando este cae enfermo.

Desconociendo también el mundo de las carreras de caballos ella logra,  con la ayuda de un veterano entrenador, ganar la primera Corona en 25 años gracias a su caballo.

Sin mucho rebuscamiento y con un guión que va a lo seguro, el realizador Randall Wallace (El hombre de la máscara de hierro, Cuando éramos soldados) une sus pretensiones para poder realizar un filme que cumpla con los requisitos de un drama de superación personal.

Diane Lane y John Malcovich ofrecen unos ajustados personajes sin pretender ir más allá de los resultados. Junto a esto, una buena fotografía de Dean Semler y la música de Nick Glennie-Smith , ayudan a desarrollar los componentes esenciales de este filme.

Ajustándose a las directrices de lo que Disney busca con este tipo de filme, Wallace ha construido un producto que va directo al gusto del público, que, sabiendo su resultado final, se deleita durante todo el proceso del filme, por el buen manejo de los resortes en pos de buscar la emoción y el entretenimiento.