Título original: Rogue One: A Star Wars Story. Género: Ciencia Ficción. Dirección: Gareth Edwards. Guión: Eric Johnson, Casey Sherman, Paul Tamasy, Michael J. Tougias. Reparto: Felicity Jones, Mads Mikkelsen, Diego Luna, Ben Mendelsohn, Donnie Yen, Jiang Wen, Forest Whitaker. Duración: 2 horas 13 minutos. Clasificación: + 12 años. País: USA
No es de dudar que la mítica historia de “La Guerra de las Galaxias” haya tenido un proceso de reinvención constante.
Cuando George Lucas decidió contar los tres capítulos a modo de precuela, ya se veía el alto interés de que la saga no quedará olvidada en las memorias de aquellos fanáticos que la disfrutaron por primera vez en los años setenta y posteriormente en los ochenta.
Había que procurar que las nuevas generaciones tuvieran una conexión emocional con el producto, prevaleciendo ciertos brotes nostálgicos, pero siempre enfocado a proseguir la tradición fílmica para su permanencia en el futuro.
Este derivado o “spin-off” trata de equilibrar los presupuestos argumentales que la han sustentado durante todos estos años, redimensionando su poder de conquista hacia las masas de espectadores que la pueden apreciar como un filme bélico con muchas referencias a aquellas películas de los años 50 con igual temática.
Ambientado entre los episodios III y IV, “Rogue One: Una historia de Star Wars” es un filme que cumple su misión. Está determinado a hurgar en las características de la serie y centrarse en cierta profundidad argumental para darles nuevas vidas a los personajes, y donde el poderoso Lord Sith conocido como Darth Vader, discípulo del despiadado Emperador Palpatine, todavía sigue siendo una figura importante.
Esta nuevamente coloca en el tapete argumental la destrucción de la Estrella de la Muerte, arma mortífera que el Imperio Galáctico está construyendo para eliminar definitivamente a la rebelión.
Con toda y su espectacularidad, el filme irremediablemente cae en la repetición, quizás, un círculo vicioso del cual nunca escapará este producto fílmico. Por esto las ideas están marcadas por la misión a cumplir, sin importar si es un arsenal, un arma o una nave; todo se concentra en objetivos definidos.
Junto a la misión manifiesta por los personajes, ellos también cumplen objetivos en la medida que avanza la historia. Este universo consigue, por ejemplo, empujar la obstinación del capitán Cassian Andor, la rebeldía de Jyn Erso, la utopía de Saw Gerrera o la redención de Galen Erso.
De esta manera todos cumplen con los objetivos que tienen dentro de esta trama, supliendo los elementos necesarios para hacer entendible sus propósitos y responsabilidades y siendo Felicity Jones, Mads Mikkelsen, Diego Luna y Forest Whitaker los que solidifican el espectro actoral.
En el plano estético, el filme trata de rememorar los sonidos, ambientación y color de los demás episodios, dejando claro que esto también es parte del sello industrial que le ha dado el éxito que posee.
Las viejas tonalidades musicales orquestadas originalmente por John Williams son ahora relevadas por el trabajo de Michael Giacchino quien compone la partitura.
Todo esto, a pesar de ciertas omisiones, -como los créditos de resumen argumental del inicio, – puede resultar un buen filme, atractivo y particular, si lo observa dentro de su propio universo galáctico.