Las películas de robos y asaltos tienen una característica común: la sorpresa de los acontecimientos. La misma ha facilitado que muchas del género se hayan convertido en buenas referencias de relatos de acción.
“Robo en las alturas” sin ser un “Ocean`Eleven”, manifiesta cierta línea narrativa donde puedo hacer ciertas comparaciones, pero sin llegar a los extremos de grandes elogios.
La misma, prácticamente, copia los mismos esquemas de muchas predecesoras, aunque con el buen agrado de que está realizada en tono de comedia lo cual facilita mucho la dinámica de la película.
La historia en cuestión se centra en la acción de un multimillonario, interpretado por Alan Alda, que habita el penthouse de un condominio de lujo en el Parque Central, quien le roba los ahorros de su jubilación al personal del edificio.
Esto es lo que inicia la planificación de la venganza por parte de ellos consistente en realizarle un asalto para recuperar lo que él les quitó. Aquí interviene la experiencia en administrador de edificios del personaje de Ben Stiller para hurdir dicho plan.
Para esto, se unen los empleados, un grupo de improvisados ladrones que, a pesar de sus inexperiencias, harán lo posible por lograrlo.
Y es aquí donde la fórmula empieza a funcionar: gente sin experiencia haciendo un trabajo de expertos.
El reparto, muy ecléctico por demás, está conformado por Ben Stiller, Eddie Murphy, Matthew Broderick, Casey Affleck y Téa Leoni quienes asumen sus roles sin caer en exageraciones y haciendo un trabajo simple y directo al grano.
Brett Ratner, quien ha sacado bien la cabeza en algunas producciones como “Los hombres X”, “Rush Tour” y “Red Dragon”, no intenta intervenir mucho en la narrativa y deja que sean los mismos personajes que produzcan el buen grado de comicidad que tiene el filme.
“Robo en las alturas”, al menos divierte, aunque no salga aplaudiendo de la sala de cine.