Título original: El rey de la Habana. Género: Drama. Dirección: Agustí Villaronga. Guión: Agustí Villaronga (Novela: Pedro Juan Gutiérrez). Reparto: Maykol David Tortoló, Yordanka Ariosa, Héctor Medina, Ileana Wilson, Chanel Terrero, Jazz Vila. Duración: 2 horas 5 minutos. Clasificación: + 16 años. País: España

El cine de Agustí Villaronga siempre ha estado navegando entre aguas turbulentas. Su expresión siempre lo compele a mirar hacia los márgenes de la existencia pura y simple, de la búsqueda del afecto y de las maneras en que la vida se ajusta a las conveniencias.

Desde su “Tras el cristal” (1986), “99.9” (1997) hasta “Pa Negre” (2010), Villaronga ha tenido la visión de hacer retratos viscerales de la cotidianidad circundante a un contexto de pocas oportunidades.

Ahora su inquietud se remite a explorar La Habana del período especial, una ciudad caribeña donde todo ha sucedido y todo se ha revelado.

Tomando la novela de Pedro Juan Gutiérrez, Villaronga se sostiene de un andamiaje narrativo para perseguir las andanzas de Reinaldo (Maykol David Tortoló), un adolescente quien trata de sobrevivir en las calles de La Habana. Allí encontrará su refugio para sobrevivir a las mismas circunstancias marginales por la cual lleva su vida cada día. Violencia, sexo, hambre, amor, pasión, se entremezclan en su trajinar.

El contexto dominicano sirvió para reproducir una Habana sucia y destrozada, prestando sus espacios urbanos y geográficos para contar esta fábula existencialista. Para esto, el equipo de producción se obligó a reproducir zonas con similitudes, pero sin violentar su estructura sensorial para introducir al público en la historia misma.

La fotografía de Josep M. Civit y la dirección de arte de Alain Ortiz y Lorelei Sainz luchan por conquistar el ojo del espectador valiéndose de la conjugación de la monotonía de sus espacios con la calidez caribeña.

Contada en clave tragicómica, “El rey de la Habana” trata de ser procaz, pero su envoltura no llega a mortificarme tanto como para alabar su desdichada crudeza, materializada en los vocablos y acciones de sus personajes.

Sólo la actriz Yordanka Ariosa, como Magda, puede salvar este texto cinematográfico con su impronta que cautiva en cada momento cuando está en la pantalla. Su personaje resume todo lo que el ciudadano común, habanero por naturaleza, vivió en esos tiempos y que se las arregló como pudo.

Un secundario bastante ajustado al texto es el personaje de Yunisleidy, (Héctor Medina), un transexual que se gana la vida con ciertos favores que les hace a los turistas.

Lo demás queda arrinconado a un relato disperso dentro de un mar de marginalidad como ese basurero final donde se depositan los despojos, las ilusiones y las esperanzas marchitas. Una alegoría que casi combina con el resultado de este filme.