El verano cinematográfico es como una ola gigante que arrasa con todo tras su paso. Y esta metáfora puede servir para lo que se siente al ver uno de los productos de esta temporada tan anunciado a través de esas millonarias campañas publicitarias.

Los Transformers, franquicia auspiciada por Steven Spielberg, viene a colarse dentro de un panorama saturado de malos productos con el único fin de entretener a una masa sedienta de refrescos y palomitas de maíz.

Después de dos entregas medianamente aceptables, regresa la historia de los Autobots y los Decepticons en su eterna lucha por la supremacía de su raza, teniendo a la Tierra como su nuevo hogar.

En esta ocasión, la historia inicia con un sustento que me pareció interesante puesto que se apoya en los famosos 21 minutos en que el centro espacial norteamericano pierde contacto con la misión Apollo 11 cuando estaba precisamente en lado oscuro de la Luna.

La especulación que se realiza en el filme es que, en ese preciso momento, la comunicación es cortada a propósito para que los astronautas cumplieran con la misión de investigar una nave caída en ese astro.

Luego el filme se convierte en un largo y tedioso resumen de ruidosas peleas. Aquí Optimus Prime y los Autobots descubren la antigua nave espacial en la que viajaban sus precursores. Después resurge el peligro cuando los Decepticons se disponen a invadir la Tierra por tercera vez.

Michael Bay, responsable nuevamente de su dirección, asume este trabajo como un compendio publicitario de efectos especiales y relato insulso.

El filme se torna ruidoso y extenuante visualmente y deja poco espacio para separarse del mismo ritmo trepidante que somete al público.

Shia LaBeouf vuelve a protagonizar este filme veraniego con una justa capacidad para correr de un lado para otro. El se hace acompañar esta vez de la modelo Rosie Huntington-Whiteley, quien tan solo aporta su buena figura.

Algunos rumores se han expandido sobre el futuro de esta serie. El propio director Michael Bay ha afirmado  que podría se la última que realice, pero no implica que sea el final de la franquicia por sus grandes beneficios que ha aportado.

“Los Transformers: el lado oscuro de la Luna” es solo un filme industrial de temporada vacío y decepcionante.