El ilusionismo en el cine se ha vislumbrado en tantos títulos como personajes emblemáticos retratados. Algunos como “Houdini” (1953) con Tony Curtis, “The Illusionist” (2006) con Edward Norton o “Death Defying Acts” (2007), son algunos que han ofrecido materiales interesantes.
Aunque el cine ya de por sí es una ilusión refractaria venida desde esa gran pantalla y eso ya lo supo George Mèlies en 1895, cuando se puso a auscultar las posibilidades del nuevo invento.
Lo que se ve en este filme nos es nada fuera de lo común, a pesar de su artificioso uso de los resortes, cumple con un buen cometido.
La idea es crear una trama de suspenso donde la magia sea su soporte esencial, pues si le quitamos este factor esencial se puede pensar que se está frente a un filme al estilo de Atrápame si puedes (2002) o Ocean´s Eleven (2001).
Louis Leterrier (Transporter, The Incredible Hulk) toma esta trama y la construye escena por escena para ofrecer un filme entretenido y lleno de giros.
La trama se enfoca en un equipo del FBI que debe enfrentarse a una banda de expertos en magia que se dedican a asaltar bancos. Estos ilusionistas autollamados “los cuatro jinetes”, enfocan sus números de magia para robarles dinero a personas adineradas que han cometido, de alguna manera, estafa contra otras personas.
El sentido del relato se enfoca en seguir las pistas a las acciones de este singular grupo, con la salvedad de que el público será retado a adivinar cómo terminará el mismo filme.
Lo que se maneja es un juego narrativo que por lo menos entretiene y la hace disfrutable.