Los archivos del Pentágono

Título original: The Post. Género: Drama. Dirección: Steven Spielberg. Guión: Liz Hannah, Josh Singer. Reparto: Meryl Streep, Tom Hanks, Bruce Greenwood, Bob Odenkirk, Tracy Letts. Duración: 1 hora 56 minutos. Clasificación: + 14 años. País: USA

Tengo que decir que la filmografía de Steven Spielberg cada vez se hace compleja y ambigua, por los motivos que él quiera darle a la mirada de un Estados Unidos distinto a las condiciones sociales cuando inició su carrera.

Y no es que su posición política está cambiando hacia un retrato más acomodado al ambiente de una industria que lo apunta como un miembro más de ese “stablishment” corporativo que maneja las tuercas de Hollywood.

Spielberg ha madurado como realizador y eso se ha visto en sus más recientes filmes. Aunque parece extraño que de los tantos temas que ha toca su filmografía como la esclavitud, el espionaje, la Segunda Guerra Mundial, las visitas extraterrestres, no se había decidido a abordar el tema de la prensa.

Presumo que su instinto le ha señalado que ya era tiempo de buscar un tema adecuado para plantear y lo encontró en “The Post”, un tema peliagudo por las implicaciones sobre la libertad de prensa, los pecados gubernamentales ocultos y la presión del poder político.

Spielberg vuelve a los 70´s, una época que le ofreció un excelente panorama exploratorio para desarrollar “Munich” (2005), ahora concentrado en una sala de redacción, una nueva trinchera donde sus personajes tienen que sobrevivir a las presiones políticas de un Estado y de una administración que no tolera la incidencia de la prensa en sus asuntos.

Lo que se aborda en esta historia es la posición valiente que tomaron dos de los más importantes medios escritos de los Estados Unidos cuando en 1971 The New York Times y The Washington Post decidieron favorecer la libertad de expresión, ante todo, informando sobre los documentos del Pentágono y el encubrimiento masivo de secretos por parte del gobierno sobre la guerra de Vietnam.

Dichas publicaciones generaron un enorme debate sobre la libertad de expresión y acabó en una dura batalla legal ante el Tribunal Supremo favoreciendo a los periódicos involucrados.

Aquí, Spielberg busca todas las razones posibles para plantear su posición como realizador y colocarse al lado del mismo sujeto que filtró los documentos para que se hicieran público. Su tratamiento es casi de un héroe nacional por las posiciones morales que asume.

Aunque hay poco de maniqueísmo, el realizador no tarda en demostrar a ese gobernante (Nixon) irascible, iracundo que solo es presentado de espalda y a la distancia en su oficina oval, despachando epítetos contra los involucrados de la prensa.

Esa imagen describe muy bien las intencionalidades del director de mantenerlo alejado mientras muestra con todo rigor a sus protagonistas esenciales como Ben Bradlee, el editor del The Washington Post y Kay Graham, su dueña.

Tom Hanks como Bradlee y Streep como Graham son determinantes en la cohesión de sus personajes los cuales ofrecen sólidas y ajustadas interpretaciones a la altura de sus propias interpretaciones.

Hanks, quizás entre sus mejores interpretaciones, deja visos de su madurez como actor a no tratar de sobrepasar los límites de lo que su personaje debe detallar, siendo un equilibrio esencial para que Streep toque las miradas subjetivas de su personaje y se muestre como un personaje real, con sus indecisiones y certezas moviéndose por los distintos espacios dramáticos del relato.

Para esto, Spielberg busca los ángulos adecuados y una narrativa clásica para retratar todo este panorama lleno de tensión donde sus angulaciones en picado determinan la pesada carga histórica que sus personajes llevan a cuestas.

De esta manera se presencia un filme con cierto sobrepeso argumental, aunque manejado robustamente por un realizador que ha puesto su talento en un tema que siempre tendrá vigencia.