Título original: The 33. Género: Drama. Dirección: Patricia Riggen. Guión: Mikko Alanne, Craig Borten, Jose Rivera, Michael Thomas (Libro: Hector Tobar). Reparto: Antonio Banderas, Rodrigo Santoro, Lou Diamond Phillips, Juliette Binoche, Gabriel Byrne. Duración: 1 hora 42 minutos. Clasificación: + 12 años. País: USA

Muchas veces es, o es impreciso determinar, las cualidades que pueda tener una producción cuando se mira desde otros ojos.

Es poco objetivo analizar una película hollywoodense como “Los 33” sobre una historia chilena expuesta por actores extranjeros y en idioma inglés. Esta visión expuesta tiene más de apuro comercial que de tratar de contar una historia humana e importante para el Chile moderno.

El suceso acontecido en agosto del 2010, cuando el derrumbe de la mina San José dejó atrapados a 33 mineros a unos 720 metros de profundidad durante 70 días, es su base fundamental, apoyada en el libro del periodista ganador del premio Pulitzer Héctor Tobar.

Este suceso también inspiró algunas producciones como el telefilme español de Antonio Recio “Los 33 de Atacama (2010) o la versión chilena de Mario Velasco “Los 33” (2012).

Dirigida por la mexicana Patricia Riggen (La misma luna, 2007), el filme trata de solventar todas las aristas posibles dentro de un drama que deja poco entusiasmo por los hilos visibles que deja tras su paso.

Como es basado en un hecho real y todos conocen su final, es decir, el rescate de los 33 mineros, su narración tiende desesperadamente a lograr momentos de tensión, ya sea personal como del contexto del peligro en que se mantenían, para motivar cierta empatía con el público.

Un elenco internacional se hace cargo de un relato donde los actores chilenos son los ausentes. Solo se puede visualizar a Paulina García (Gloria, 2013), una actriz totalmente desaprovechada.

Mientras que Antonio Banderas, Kate del Castillo y Juliette Binoche toman la mejor parte para hacer sentir a sus personajes creíbles dentro de esta tragedia. La misma que se mueve bajo tres pivotes principales: La supervivencia de los mineros, el drama de sus familiares y la conveniencia política del gobierno por rescatar a los mineros.

Esta situación crea un ritmo impreciso, la que se pierde también entre sueños idílicos, pues todo tiende a converger dentro de un pozo tan profundo como el mismo en quedaron atrapados los trabajadores.

De esta manera las piezas tratan de recomponerse bajo un contexto de frío dramatismo, de cliché programado y de telenovela con alto nivel de producción.

Lo único que queda de este filme es visualizar una historia determinada a explotar su valor dramático de un hecho que de por sí ya es una película.