Título original: Darkest Hour. Género: Drama. Dirección: Joe Wright. Guión: Anthony McCarten. Reparto: Gary Oldman, Ben Mendelsohn, Kristin Scott Thomas, Lily James, Stephen Dillane. Duración: 2 horas 5 minutos. Clasificación: + 14 años. País: UK
El nuevo filme de Joe Wright, un excelente ambientador de época quien lo ha demostrado en cintas como “Expiación, deseo y pecado” (2007) y “Orgullo y prejuicio” (2005), trae como justificación la figura del primer ministro de Inglaterra Winston Churchill para explorar un hombre controversial y una época de convulsión política y social.
“Las horas más oscuras” (Darkest Hour) se centra en 1940, plena Segunda Guerra Mundial cuando Churchill se convierte en primer ministro británico dentro de este momento crucial para Inglaterra.
Con el avance inminente de las tropas nazis, el territorio inglés se ve amenazando con una invasión. Entonces, el recién nombrado primer ministro, debe explorar la posibilidad de mantener firme a Inglaterra y poder evitar la presencia del nazismo en su territorio.
Más que una película biográfica, las intenciones de Wright y de su guionista Anthony McCarten (La teoría del todo), es abrazar una figura, de manera intencional, y colocarlo dentro de un espacio político específico para explorar todas las posibilidades psicológicas de Churchill y la mentalidad de un político que supo jugar las cartas dentro de un terreno poco favorable para él.
Por más que se aproximen los personajes secundarios en torno a su sombra, como los femeninos interpretados por Kristin Scott Thomas (su esposa) y Lily James (su secretaria), nunca deja de brillar la portentosa mirada de este singular protagonista. Y todo esto se debe a la soberbia interpretación que Gary Oldman hace de Churchill.
Escondido entre las capas de maquillaje, Oldman logra ocultarse para dejar que su personaje fluya de la manera más orgánica posible, en los tonos de drama y humor, sin dejar rastros de complicidad y fortaleciendo una actuación que será recordada dentro de sus mejores interpretaciones, quizás la mejor.
Él es el filme, independiente del lienzo bélico en que se construye, cuando el relato tiende a despejarse por ratos y se presenta la elaboración del plan para rescatar a los miles de soldados ingleses varados en la playa de Dunkerque, episodio ya expuesto magníficamente por Chistopher Nolan en “Dunkirk” (2017).
Independiente de algunos pasajes que muestran las intrigas palaciegas y los entretelones del poder monárquico y parlamentario con cierto viso de cine informativo, este filme ofrece una recreación suficiente de una figura histórica de gran trascendencia.