“La noche del diablo” (Insidious), en su estructura narrativa más modélica, se decanta por un estilo de terror asumido con ciertas buenas garantías por los filmes de los años ochenta como “Poltersgeist” o “La casa embrujada”.

En esta ocasión se cuenta la historia de  una pareja de esposos  quienes han formado una familia con sus tres pequeños hijos. Pero un accidente sume a uno de ellos en un profundo coma sin aparente explicación.

Desesperadamente buscan ayuda para sanarlo, sin darse cuenta de que, su estado depende más de las cuestiones del mundo espiritual que de las cuestiones meramente biológicas.

Esto hace que intervenga la presencia de una vidente, explicándole lo delicado de la situación que implica la cercanía de unos espíritus malignos que quieren apoderarse del cuerpo de su hijo.

El guión escrito por Leigh Whannell y dirigida por James Wan, el mismo que sorprendió a muchos fanáticos con el filme “Saw”, revela muchas claves de lo más emblemático del cine de terror. La utilización de la banda sonora con los fuertes scratch, ruidos y demás efectos, logran someter al público a una atmósfera significativa dentro de este relato.

El filme cumple con su objetivo dejando espacios para manejarse con ciertos parámetros adecuados donde la conclusión final siempre deja en estado de sorpresa a los espectadores.