Si se arriesgan a ver este filme, olvídense de la versión de la Caperucita Roja que han oído desde su infancia, puesto que esta versión es una adaptación libre del cuento clásico y redimensionada para las nuevas audiencias.
Tomando una atmósfera lúgubre y gótica, la historia se centra en la aldea de nombre Daggerhorn, cuyos habitantes han mantenido una inestable tregua con el hombre lobo que merodea cuando hay luna llena, ofreciéndole un sacrificio animal cada mes para calmar su apetito. Sin embargo la regla del lobo cambia al tomar la vida de uno de los aldeanos.
Sedientos de venganza, los aldeanos hacen traer a un cazador de hombres lobo para que mate a la bestia de una vez por todas.
Desde este momento la situación gira hacia el caos, puesto que el hombre lobo durante el día toma apariencia humana. Esto clava las dudas en toda la aldea y en sus habitantes que empiezan a sospechar de cada uno de ellos.
El filme, con ese toque gótico inicia una narrativa que se focaliza en la revisión del mismo cuento y en dibujar una historia carente de atractivo. La particularidad recae en la poca manifestación de su narrativa dejando un contexto pobre y hasta ridículo.
Catherine Hardwicke, su directora, tomando la experiencia de “Crepúsculo” intenta conformar un panorama afable para las nuevas audiencias, pero no logra el atractivo necesario para un producto como este.
Fallida versión de un cuento que hizo que muchos niños no pudieran dormir y que en este cuento cinematográfico hará el mismo efecto por su mediocridad.