Título original: Judas and the Black Messiah. Género: Drama biográfico. País: USA. Dirección: Shaka King. Guion: Shaka King, Will Berson (Historia: Keith Lucas, Kenneth Lucas, Shaka King, Will Berson. Elenco: Daniel Kaluuya, Lakeith Stanfield, Jesse Plemons, Martin Sheen, Ashton Sanders. Duración: 2 horas 6 minutos

“Judas y el mesías negro”, del debutante en el cine Shaka King (venido de la televisión a través de algunas series para este medio como High Maintenance, 2016), se sostiene a través de la estructura del biopic para escarbar en la historia de la relación entre el activista y líder de los Panteras Negras Fred Hampton y su delator ante el FBI, Bill O’Neal.

Usando las amarras de la convencionalidad, de ese tono biográfico que ha surcado cientos de películas y, por demás, la crónica más o menos reiterada del traidor y el héroe, King se introduce por un terreno que no le importa repetir acentos y ritmos comunes con otros filmes pues su objetivo es transmutar esos lazos frecuentes a través de una exposición musculosa y templada por el uso correcto de la atmósfera, la contextualización social y política que vivía Estados Unidos en la década de los sesenta.

Lo que en realidad hace King es mostrar un relato sobre la injusticia, la brutalidad, el abuso de poder y el racismo, tema que se ha revitalizado en los últimos años en Estados Unidos por los hechos de violencia perpetrados contra varios afroamericanos.

La responsabilidad del tema en cuanto a las interpretaciones es bien marcada por el protagonista visceral que se muestra Daniel Kaluuya (Get Out, 2017), el cual ganó su Globo de Oro por esta interpretación como Fred Hampton y Lakeith Stanfield (Sorry to Bother You, 2018) como el informante del FBI, ese Judas que emula la convicción de la traición sobre aquel que está destinado a la revolución de la conciencia.

Stanfield como Bill, encuentra un buen equilibrio en dotar a su personaje de esas angustias por la traición, por asumir un dilema que lo coloca entre la lealtad y la supervivencia. Mientras que Kaluuya como Hampton, define inmediatamente su personaje como un factor que transita por la historia sin diferenciar mucho entre su veracidad y su adecuada posición en la interpretación, puesto que alrededor de su personaje otros también brillan dotando al filme de unos matices actorales imprescindibles para captar el pensamiento de los convulsos años 60 y de esa guerra por los derechos civiles.

También King como su coguionista Will Berson se preocupan por visibilizar el papel de la mujer afroamericana dentro de esta lucha, manifestando cuestiones fundamentales de cómo la maternidad se integra a esta disputa, quizás no tan preocupada como Spike Lee, pero deja su punto de crítica y reflexión.

“Judas y el mesías negro” goza de cierta veracidad al retratar los hechos, asume con vigorosidad las actuaciones y resume un relato con identidad propia.