Isla de perros

Título original: Isle of Dogs. Género: Animado. Dirección: Wes Andreson. Guión: Wes Anderson (Historia: Wes Anderson, Roman Coppola, Kunichi Nomura, Jason Schwartzman). Reparto: Personajes animados. Duración: 1 hora 41 minutos. Clasificación: + 12 años. País: USA

Después de su primera incursión en el animado de ´stop motion´ con “El fantástico Sr. Zorro” (2009), el cineasta Wes Anderson vuelve introducirse en el universo infinito de variantes que ofrece este estilo.

Con “Isla de perros” (Isle of Dogs), Anderson se introduce por un espacio que intenta aplicar las mismas reglas que ha ofrecido en sus películas con personajes reales como han sido “Rushmore” (1998), “Los excéntricos Tenenbaum” (2001) o “El Gran Hotel Budapest” (2014). Aquí no existe mucha distancia en la concepción de los personajes animados con relación a lo que él mismo ha determinado en otras de sus películas.

La excentricidad y la inclinación argumental por los sucesos fuera de lo común ha sido su sello preferido en la cual ha desarrollado toda su creatividad para dejar establecido que él posee un estilo muy particular al momento de abordar los temas que le interesan.

“Isla de perros” es una atenta fábula canina que tiene justificación en el suceso de la gran urbe Megasaki City cuando todos los perros son exiliados a una isla vertedero por una sociedad intolerante contra estos animales. Esto hace que un niño de 12 años emprenda un viaje para buscar a su perro extraviado.

En esta historia existe dos ejes argumentales en lo que Anderson pretende dejar establecido su discurso: Japón y los perros. Así, con ciertas aristas políticas, el realizador descubre un relato donde los canes se manifiestan con todo el sentido humanístico posible, dentro de un panorama japonés retro futurista y con un pasado ambiguo.

Aquí Anderson hace una apología a la tolerancia doméstica y va en contra de todo control oficial sobre los destinos de cualquier tipo de convivencia, en este caso, hombre-animal. Por eso la villanía del alcalde y su plan de exterminio que es presentado como un válido estereotipo a utilizar.

Su ambientación ofrece múltiples contextos desarrollados a través de los colores y el diseño de la ciudad y de los distintos contornos que define la isla basura donde los perros tienen que sobrevivir. También le permite hacer una interpretación sobre muchos elementos de la cultura japonesa como los luchadores de sumo, sushi, kimonos, teatro Kabuki, y hasta los haikus.

Aunque no sea de lo mejor de este director, pues se nota un tanto mecánica en cuanto a los diálogos y carece de la espontaneidad de sus historias con personajes reales, “Isla de perros” es un relato oportuno que permite verificar su analogía con la situación social que está viviendo este mundo contemporáneo.