En una reunión entre dos familias para compartir un buen rato, se produce la desaparición de las dos hijas menores de ambos matrimonios.

Esto desata una búsqueda desesperante que se extiende por todo el vecindario y zonas colindantes.

Este hecho pone a prueba las cuestiones morales y religiosas de uno de los padres que, al sospechar todo el tiempo de un joven con problemas mentales, lo obliga a confesar lo que pudo haber hecho.

Denis Villeneuve (Incendies, 2010) busca plantear un filme claustrofóbico donde los personajes se mueven dentro de un panorama confuso.

Por eso su ritmo narrativo se hace de paso lento, tocando varias aristas del problema planteado y dejando lagunas por explicar que, al final, se tratan de resolver.

Una rivalidad progresiva que se va desarrollando, coloca al padre de una de las niñas desaparecidas y al detective que se pone a la cabeza de la investigación, en un terreno fangoso donde las intrigas y la desconfianza salen a relucir.

El filme es funcional más por las actuaciones que por su manejo del suspenso. Hugh Jackman se encuentra insuperable dentro de su personaje que, aunque no se puede justificar algunas cosas de lo que hace, se entiende por su desesperación.

Junto a él, Viola Davis, Jake Gyllenhaal, Melisa Leo y Paul Dano, desarrollan adecuadamente sus personajes.

La vuelta de tuerca que posee este filme, aunque no original, se sostiene por su impacto y por las recompensas que le ofrece al espectador por esperar su larga trayectoria y llegar hasta el clímax resolutivo.